jueves, 23 de noviembre de 2006

¡Qué piola!, y si le pongo tres horitas en cruzar a nado el Atlántico con las manos atadas a la espalda te regalo todos mis sueldos

Acabo de leerlo en Clarín (si quieren, les dejo el vínculo a la nota completa).
Copio textual el copete de la nota:

El mago David Blaine busca completar una nueva hazaña
Está girando desde hace dos días a quince metros de altura sobre el Times Square de Nueva York. Desde esta tarde intentará liberarse de las cadenas que lo sujetan. Si lo logra en menos de dieciséis horas, repartirá dinero a niños necesitados.

Así cualquiera.
La fanfarronada sería decir que si no puede salir, tiene que repartir dinero a los necesitados (o por lo menos el doble de lo que repartiría si no se soltara).
¿Cuál es su incentivo para salir, entonces, eh?
Si se escapa, no sólo tiene que garpar como un duque sino que seguramente se estrola contra el pavimento. Puestas así las cosas, el tipo debe estar haciéndose el dolobu, silbando bajito y sin mover un dedo mientras mata el tiempo salivando a los peatones. Dieciséis horas pasan volando (o colgando, bah).
No obstante, acá estamos pensando en proponer un desafío a nuestros clientes.
Si antes del día veinticinco de diciembre un camión cargado de lingotes de oro se estampa contra nuestra vidriera y al menos la mitad de los áureos ladrillos caen sobre el piso del restaurante formando de manera inequívoca la Esfinge de Giza, entonces con gusto haremos chocolate con churros para todo el barrio (ya sé que hace calor para chocolate por esos días, pero es preferible a la bañacauda que se me había ocurrido previamente)

Como pueden ver en la nota que les dejo, hay gente que come cualquier cosa. A ellos les decimos que aquí se van a sentir como en casa.

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