viernes, 17 de noviembre de 2006

Mi fiel amigo, el auto

Dicen que los perros se parecen a sus amos.Pienso que lo mismo ocurre con los autos. Lo peor es que si mi razonamiento es correcto, mi auto me debe odiar.Yo lo veo y para mí es como si fuera una persona. Una persona senil.Es que el pobre ya pasó por dos añitos sus veinte veranos. Lo que en años-auto serían alrededor de 82 años de edad, ya que estudios recientes sugieren que un año-hombre equivale a 3,82 años-auto.Y mi tutú, pasados los ochenta pirulos es un viejo hecho y derecho.No surcan su opaca superficie surcos y arrugas, pero un sinfín de grietas, dobleces y lunares de óxido cuartean y descascaran la pintura y ondulan las chapas, ya flojas y laxas, como corresponde.El piso está lleno de caries y sus años de chupar polvo y barro le confieren una áspera catarrera en el andar. Sus cristales, otrora límpidos y sin mácula, hoy muestran un pergamino de patas de gallo y estrías provocadas por el subir y bajar de las ventanillas y el derecha-izquerda de los limpiaparabrisas, que aunque sea doloroso reconocerlo, funcionan con una acentuada arritmia y falta de motricidad fina.Los faros, que antes exploraban ávidos de conocimiento los caminos de nuestro suelo patrio, hoy tienen un velo que ciega en parte su mirada. Estrabismo, miopía y un brillo apagado impide diferenciar la luz alta de la mínima luz de posición. Efecto del cruzar continuo por la vida, o tal vez emulando a nuestro actual presidente, le quedó un ojo para un lado y el otro para el otro, como ofendido, siempre mirando para veredas opuestas. Faros K, que le dicen.Y todo esto a pesar de que el modelo original contemplaba a cada lado del vehículo un único faro rectangular, robusto y macizo. En algún momento de su vida se reformó a dos faros redondos (alta y baja) en cada uno de los costados. Cómo todo viejo, terminó cayendo tarde o temprano en los bifocales.La artrosis en sus puertas lo tienen a mal traer: le crujen las articulaciones y perdió mucho de su elasticidad. Dos no cierran bien, dos no abren desde adentro, y la quinta -la de la baulera- no traba y se abre a cada rato. No es ni más ni menos que la consabida incontinencia que todos sufriremos algún día. La estantería se le está viniendo abajo, a mi pobre auto.Lo único que tiene en buen estado son las ruedas, pero renovar los zapatos no hace necesariamente a la edad.Camina de lado, se va para la derecha si uno no muñequea el andar forzando el volante, da pena verlo esforzarse para avanzar como un perro herido.Cada dos por tres se me achancha en el camino, se queda sin gas, o se le obturan las arterias que alimentan el motor. Cálculos en el carburador, o fiebre artrósica en el radiador, afectado por una ya cirrosis crónica. La mala calidad de lo que carga en el garguero y años de drogas duras (¿y que sino es la inhalación permanente de vapores de alto octanaje?) anticiparon su vejez.Es cierto que ni lo lavo ni lo cuido, absolutamente nunca.Pero ya es grande y mi auto tiene su dignidad. Quiere hacer las cosas solito. Y si no puede, se la aguanta.A pesar de los golpes de la vida y de otros autos siempre le dio para adelante y literalmente se cansó de darse la cabeza conta las paredes tozudamente.Hoy, mi senil R12, está grave, y aquí estoy, desahogando mi pesar.Hace dos días que no come, que no se quiere mover.Intentamos darle ánimos, de acelerarlo un poco, de calentarle el motorcito.Yo creo que él está entregado. Que ya no quiere más, que quiere dejarse estar.Hace dos días que está conectado al cargador de baterías, sobrevive artificialmente, con carga asistida. El alternador no lo alimenta, pobre santo.No se cuanto tiempo más pueda soportar verlo sufrir así, inconciente.Todavía no se como decírselo a mi esposa y a mi hija. Duele, pero creo que hay que sacrificarlo.

¡Esto sí que es diversión grantizada! Miren una página en donde les explicará con lujo de detalles porqué se estresan las ratas y cómo se organiza el complejo motor de la carpa dorada y qué consecuencias tiene los encuentros agresivos entre las lagartijas serranas. He aquí las respuestas a todas las pregutnas que usted nunca se hizo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amo mi carro, .. pero nunca lo vi desde este excelente punto tuyo.. me encanto.. Muy interesante. Saludos.