Buenos días y bienvenidos a la inauguración.
Hoy abrimos esta especie de comedor comunitario. Pueden ir acomodándose que en breve irán marchando los platos. Frente a ustedes encontrarán los cubiertos, el vaso y más a la derecha los antiácidos y pastillas efervescentes.
Los platos irán circulando, despacito, sin apuros. Por allí verán salir a los mozos de la cocina. Allí, justo frente a la entrada de las ambulancias.
Hace muchos años abrí un restaurante parecido, pero lo cerré por cansancio. Tal vez el nombre no ayudó ("A otro perro con ese hueso"). La comida que elaborábamos se echaba a perder (aún más) por la falta de clientela. La soledad del comedor era tal que a pesar de haber estado abierto durante más de un año no llegamos a estrenar todas las mesas.
Pero la cocina tira ¡y cómo!.
Así que hoy reabrimos, después de varios meses de ausencia.
Cómo hay ciertas recetas que no han perdido su encanto, a menudo van a encontrar aquí textos que conservo de aquel viejo negocio. Como mis clientes anteriores eran tres (si, tres, ¿y qué?) más algún que otro perdido que entraba por error para solicitar un turno con el oftalmólogo, seguramente no van notar la repetición. Pero me parece una cuestión de honor aclararlo, sobre todo por si notan un gusto agriado en esos platos (juro no haber cortado la cadena de frío).
Están invitados a pasar por la cocina y agregar el condimento que prefieran a los platos. Eso no sólo será gratificante para mí, sino que servirá para poder echarle la culpa a alguien ante una inspección de bromatología.
Buen provecho y lleguen con las manos limpias.
3 comentarios:
Efectivamente volveré a visitarte.
Con mis abogados
que tira la cocina?
el vaso es para compartir?
a los bogas les servirán mejor?
estoy seguro de que volvere
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