viernes, 28 de diciembre de 2007

¡Ah, no loco!, ¡ahora bancatelá, che!

Claaaaaro, el señorito me manda un mail reclamando un posteo.
¡Pero qué memoria frágil que tenés, eh?
¿No te acordás que el posteo de hoy, 28 de diciembre, ya te lo publiqué el día 5 de diciembre?
Así estamos: uno te da algo por anticipado -más de tres semanas, señor- y vos "dame, dame, dame, dame, dame, dame, dame, dame, dame".
¿Vos sabés cuantos comentarios de interés me hubiese dejado ese posteo si en vez de subirlo al blog lo hubiera depositado a plazo fijo?
¡Cómo diez comentarios ya tendría?
Y si no fijate, por ahora tiene 14 comentarios que están para compartir, y no escondidos en mi caja fuerte si no lo hubiese subido sino hasta hoy.
Vergüenza te debería dar reclamar lo que ya obtuviste.
Pero dejá, no te hagás problemas.
¿Sabés qué?
Tengo listo el post del 28 de abril del 2008 pero ahora me calenté.
¡Tomá!, no lo subo nada.
Que te garúe finito.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Comunicado número uno

¡Gracias, gracias a todos por el apoyo!
Lamentablemente la campaña ha despertado algunos intereses y ha herido muchas más susceptibilidades.
Por segunda vez en la corta vida de este blog, ha tenido que pasar a la clandestinidad. Claro que esta vez por razones diametralmente opuestas.
Evidentemente ha aguijoneado al poder de turno en sus partes nobles.
El día 23 de octubre, ventilé todo lo que sabía sobre la conspiración de los Sueiros, organización que fue desmantelada apenas unos días después (¿casualidad o causalidad?). Evidentemente, más allá del respeto que me merecen cada uno de los clones de Sueiro, algún interés sensible he tocado.
Pero ahora, con la campaña de adopción de un blogger, hemos -y digo hemos porque incluyo a todos quienes apoyaron este emprendimiento- traspasado los límites.
Mi familia, el propio restaurante y los lugares que frecuento (incluso el kiosquito donde compro cospeles para el colectivo, una granja donde la semana pasada pregunté si conocían un calle y una peluquería a cuyo dueño al que desconozco por completo dije al pasar "qué lindo perrito tiene") han sufrido brutales allanamientos y victimizados en grotescas campañas mediáticas.
He tenido que volver a escaparme, pero no cejaré en la lucha ni en la reivindicación de los "Derechos de adopción de un blogger", carta documental y constitutiva por ahora sólo escrita a lo largo y ancho de tres servilletas del restaurante.
Temo, y mucho, por la salud física, mental y bloguística de luchadores incansables como Fla-q, Baterflai, Ajenjo, Amperio, Jorge Mux y Podeti (meritorio es reconocer el compromiso de este último incluso cuando ya fue adoptado), que han tenido el suficiente espíritu combativo como para hacerse cargo de la realidad.
Muchos otros también han dado muestras de su apoyo, algunos bloggers que quieren adoptar bloggers (bloggerofilia, que le dicen) y otros directamente se han sumado a la campaña y no me enteré.
¡No se dejen atrapar, muchachos!.
Baterflai tomó contacto con un viejo escuadrón combativo, que en sus épocas de gloria supo ser visionario y publicó este post: "Adoptar un blog", que sin tener muchos puntos de contacto en lo ideológico (a ellos le importaba la libertad y a mí la necesidad económica de los bloggers) podría considerarse la semilla primigenia del movimiento.
Y que sirva de ejemplo el saber que los autores han dejado de postear menos de un año después de tirarse el sistema en contra.
(Bater, por Dios, le pedimos un poco más de precaución por su bien)
Les escribo esto como advertencia, pero también como aliciente.
Ya verán que triunfaremos.
Ya verán que el puño opresor del amateurismo forzado no podrá jamás doblegar la necesidad de carne y alimentos perecederos a diario.
Por lo pronto el Comando de Operaciones ya está instalado.
Daremos batalla, daremos pelea, daremos lástima, pero daremos.

¡Abajo el amateurismo apátrida!
¡Fuera las empresas no benefactoras!
¡Arriba las manos!
¡Síganme los buenos! (que no los voy a defraudar)

miércoles, 19 de diciembre de 2007

¡Sumate a la campaña!, ¡adoptá un blogger!

Querido amigo empresario:
Un blogger es en líneas generales un ser simpático, de perfil bajo, reducido en gastos y que por un par de comentarios y dos o tres palabras condescendientes es capaz de viajar al Polo Norte en camiseta.
¿Cómo podés seguir sin adoptar uno para tu negocio?
El lema de esta campaña es: "una empresa, un blogger".
Los bloggers en estado natural son una especie en extinción. Si ya le diste algunas chirolas a Natalia Oreiro y a Ricardo Darín para que salven los montes y la fauna, ¿cómo no vas a aportar para preservar la fauna blogosferística?
Y no olvides que de ella dependen muchas otras especies, como los comentaristas y los moderadores.
¿Qué más necesitás para convencerte? Fidelidad y publicidad eterna por dos monedas.
¡Dale, sé bueno! Adoptá un blogger para estas fiestas.

Sufridos colegas bloggers: plegaos a esta campaña de bienestar público.
Les dejo unas imágenes a modo de ejemplo.


Si quieren peguenlán en sus blogs, y si quieren hagan otras, serán bienvenidos los aportes e ideas.

¡Salvemos a los blogs!
¡Preserven a los bloggers! ¡Liberen a Willie! ¿Dónde está Wally?

lunes, 17 de diciembre de 2007

Arte urbano: Segunda entrega

Todos los días camino por delante de la obra que se expone debajo.
Rosario está plagada de muestras de talento que se hacen invisibles en las paredes para el ojo poco atento y urbanizado.
Los dibujos que ven abajo pertenecen a Osmi, un gran dibujante rosarino que ha publicado en las principales revistas gráficas de humor de nuestro país.
A veces es irritante percibir que el ritmo de vida actual nos lleva a desvalorizar lo que tenemos enfrente.
El mural que ven debajo está pintado junto al frente de un locutorio por calle Sante Fé entre Balcarce y Oroño. Este estilo sesentoso y yellowsubmarineado no sólo ilustra el frente del negocio sino además las cabinas telefónicas, dando un aspecto tuneadamente artístico a un tipo de comercio generalmente frío e impersonal.
Realmente es un lujo encontrar estas cosas de camino al trabajo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La importancia de llamarse Ernesto

¿Qué sabe el señor Oscar Wilde sobre la importancia de llamarse Ernesto?
¡Nada sabe!, eso sabe, ¡nada!
Es cómo si un gourmand viniera a hablarte del hambre que hay en el mundo o si Macri se pusiera a disertar sobre el aumento de la mortadela.
Pero yo sí que puedo explicarte la importancia de llamarse Ernesto o Macri u Oscar Wilde u Oscar Ernesto Wilde.
Yo, que me llamo Fernando Martínez, que no conozco el placer de que me digan "¿me lo deletreas?" como si uno fuera un duque Europeo o un intrigante cosmopolita danés, yo, que para votar voy a una mesa donde sólo hay personas con mi apellido y el chistosito del fiscal de mesa te dice "huy, huy, huy, mirá quién llegó: ¿será Martínez?", yo en persona, y los doscientos treinta tipos que caminan a mi lado en la peatonal se dan vuelta cuando alguien atrás pega el grito "Eh! Martínez!".
¡Mirá si no voy a conocer la importancia de llamarse Ernesto!
Ayer quise darme de alta una cuenta en Arnet y probé con fernandomartinez, martinezfernando, fmartinez, martinezf, f-martinez, martinez-f, fmartinez1 hasta fmartinez10, f_martinez, fermar, fernandmar, martifer, fermartinando y diez mil boludeces más @arnet.com.ar y todas igual: el usuario ya existe, el usuario ya existe, el usuario ya existe, el usuario ya existe.
¿Sabés lo que es presentarte en todos lados y que te digan "ah, ¿vos sos algo del Chanchi Martínez?", "mirá vos que coincidencia, yo conozco a otro Fernando Martínez". No es coincidencia, tarambana, los fernandosmartinez somos los chinos de los nombres y apellidos.
Si, si, ya se que siempre hay un roto para un descosido, pero no me importa que haya un Juan Perez o una Paula Rodriguez igual o peor que yo. ¿Entendés la importancia de llamarse Ernesto?
Encima acá en el blog -algún día tenía que explotar- me cruzo con gente con nombres y apellidos de lo más variados, como Jorge Mux, Elizabeth Auster, Julio Fuks, Malena Oxum, Pablo Tossi, Juan Nadalino y muchos otros que me da envidia recordar y yo como un boludo: "ah, si, yo soy Fernando Martínez, ¿te lo deletreo?".
Hay que sobrevivir la adolescencia en estas condiciones, ¿eh?
Porque pensalo: te ves obligado a usar un seudónimo, como para que te diferencien, ¿entendés?
Pero fijate lo que pasa, por ejemplo con la mención el otro día en el diario El País.
Si hubieran puesto mi nombre, ¿quién no pensaría que se trata de otro Fernando Martínez?
Pero como pusieron The Bug, la pregunta en realidad es: "ah, ¿y quién es este Bug?, ah, ¿sos vos?, ¿y cómo se que sos vos?". Y tienen razón.
Yo quiero deletrear mi nombre, quiero mis cinco minutos de fama.
Eso sí, lo del seudónimo ya es problema mío, ahí no le puedo echar la culpa a nadie.
Pero mi nombre. ¡Dios, soy el primogénito!, ¿no se podrían haber esmerado un poco, caracho?
Que se yo, dejemos el apellido, pero por lo menos un Daltónico Martínez o un Celebérrimo Martínez, a lo sumo. ¿pero Fernando?
Al final, mi nombre en sí mismo es una generalización, emparentándose con mis primos Zutano, Mengano y Fulano, que incluso hasta ellos son famosos. Y si no me creés, googlea mi nombre y sentate a leer dos billones de páginas antes de llegar a la mía.
Por lo menos puedo enorgullecerme de pertenecer a la minoría zurda, sensación que actúa como un místico placebo.
Así que yo te digo, Ernesto, Damián, Pironcho o cómo te llames: reflexioná. Reflexioná porque tu nombre vale oro, oro en polvo.
Me cache en dié.
Soy un ignorado nominal, un NN virtual.

Aaaah... ahora estoy mejor.
Supongo que cuando pueda completar el alta de una casilla de Arnet me voy a sentir bien del todo.

Y les aviso: un poco de respeto, no se pasen de listos en los comentarios .

lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Extra, extra! ¡Reaparece humano adbucido por extraterrestres!

Sí, sí, sí, sí.
Para los que no se creyeron lo de Cuba, les traigo hoy una posta-posta de a de veras.
El día viernes por la noche me abducieron como treinta o cuarenta extraterrestres que venían de una galaxia muy muy lejana.
Me hicieron oscuros experimentos, sobre todo porque como les contaba antes era de noche, y me sonsacaron todos los secretos que conozco y son inherentes a la perpetuación de la raza humana en la tierra.
No me han torturado ni nada, pero ¿quién se resiste a una charla pizza y cerveza mediante?
En total, la abdución habrá durado unos diez a quince minutos y me largaron en pleno centro y con un mareo padre.
En fin, no pude escribir debido a ésto.
No tanto por la duración del encuentro del treinta o cuarenta tipo, sino porque como efecto secundario (vaya a saber con qué ingredientes preparan la pizza estos individuos) me quedó una cagadera con vómitos y fiebre que me duró hasta el día de hoy. Eso y otras cosas que prefiero no recordar.
Y tampoco es que no pudiera escribir en esas condiciones, pero para llevar la PC al baño me faltaban cables y la verdad es que el inodoro está amurado al piso.
Sepan disculpar la crudeza del relato pero con los extraterrestres no se jode, o se es blanco o es negro, hay que batir la justa.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

¡Y díganme si ustedes no hubieran dejado también el blog de lado!

Si me dicen que ustedes no hubieran hecho lo mismo, no voy a creerles.
Esta sequía de posteos, una de mis ausencias más larga en el blog, tiene una explicación: estuve de viaje.
Ya sé que podría haberme encerrado en un telecentro con internet (casetas telefónica, como le dicen allá) para escribir algo y subirlo, pero la verdad es que anduve con cero ganas de perder tiempo en ello.
Si me buscan bien, me van a encontrar en la foto de arriba (si me conocen, claro) y si no pueden empezar las apuestas para adivinar quien soy (si no tienen algo más interesante que hacer, claro).
La foto fue tomada en Herreras, un pequeño pueblo sumergido en la espesura de un monte cubano que no recuerdo. La verdad es que es lo más parecido que vi a la imagen que te dan de Vietnam en las películas de guerra yankies, pero mucho más pacífico (es decir, sin yankies).
¿Cómo fui a parar a Cuba?
Simple: me invitaron. Lástima que no pude ir con mi esposa e hija, pero no había forma. Supongo que ellas hubieran hecho lo mismo, aunque ya están reclamando sus respectivas compensaciones.
Resulta que mi hermano tenía que ir a Cuba por razones de trabajo (trabaja en una de esas multinacionales que compran pequeñas empresas nacionales para aprovechar la mano de obra especializada del país, que les sale regalada). Un viaje corto: cuatro o cinco días.
De cualquier manera, tenía pasajes y alojamiento para ir con mi cuñada, ya que venía de otro viaje al exterior (que terminó durando dos meses) y para compensar su predisposición a que no arriesgarse a que lo echen por negarse le habían dado vuelos y estadías a los dos.
Hasta ahí, no entro en la historia ni como maletero.
Pero, mi cuñada -que está embarazada- tuvo un problema menor que no impidió sin embargo que el médico le prohibiera hacer el viaje.
Y no se cómo lo arregló pero mi hermano consiguió que igual le permitieran ir con alguien (supongo que se debe a que los chantas que manejan la filial argentina siguen siendo chantas y argentinos a pesar de trabajar ahora para una empresa "seria").
Y mi hermano me invitó.
Y yo acepté.
Decí que tengo todos los pelpas en regla (en algún momento pienso viajar a España para visitar a mi ahijada) y no tuve mayor problema al respecto, más que negociar los días en el trabajo.
La cuestión es que dos días después aterricé en el aeropuerto José Martí, a pocos kilómetros de La Habana.
Y bueno, el que tenía que laburar era mi hermano.
Yo me dediqué a pasear.
De casualidad enganché con un contingente de chilenos de vacaciones (los de la foto, menos los tres o cuatro cubanos del pueblo y yo) y hablando con el guía me pude sumar -sumando algunos pesos cubanos a su bolsillo- en alguna de las excursiones.
La verdad es que fue un viaje fantástico y del cual vengo cargado de pintorescas anécdotas y que darán para muchos textos posteriores.
Lo único de lo que debo lamentarme, es que todo lo anterior sea sólo fruto de mi imaginación y en realidad haya estado todos estos días laburando como una hormiga agachando el lomo cada vez un poquito más.
¡Felíz día de los inocentes!
Ya sé que es el 28 de diciembre pero: 1) este blog siempre se caracterizó por ser adelantado a su época, así que adelantarnos algunos días es cosa corriente y 2) cómo no se si voy a poder liberarme del yugo antes de esa fecha, les dejo un posteo alusivo por si las moscas.
Ah, y con respecto a la foto no tengo la menor idea de quien es esa gente ni donde está, yo no ando consultando a Google de donde saca las cosas. Eso sí, pertenece a www.elperiodicodelasierrasur.es
, no me vengan después con que no cito a las fuentes.
Saludos desde Cuba (virtualmente)

martes, 27 de noviembre de 2007

Señores científicos de nuestro querido y sufrido país: sepan que estoy cansado a un grado tal que mis párpados parecen cortinas de hierro y para escribir ésto estoy usando un solo dedo que ayudo a mover con la otra mano.
Mientras tanto, ustedes, ¿qué esperan para descubrir la cafeína inyectable?

sábado, 24 de noviembre de 2007

La conspiración de los Sueyros

Hoy conocí a Ismael Prioti, tal vez el último integrante de la no muy difundida secta Adoradores de Víctor Sueyro.
Ismael, quien hoy vive en el anonimato y la clandestinidad, vino a comerse unos canelones y clavarse un tinto a nuestro restaurante, al cual gusta concurrir debido al escaso público que ocupa las mesas (que hoy se reduce a él y un borracho que está desde anoche y no pudimos despertar).
Hace unos meses la secta estaba formada por un nutrido grupo humano que auguraban al hombre nuevo que regresaba del túnel, que no se iba sin volver y no consumía sin pagar.
Creían firmemente en las enseñanzas del sublime -tal como llamaban a Sueyro- y cada vez que él regresaba del más allá se confirmaba aún más la teoría de que el hombre no muere sino porque no pone el suficiente empeño en vivir.
Ismael me contó que para demostrarse a si mismos esta filosofía los seguidores de la secta han empleado distintos métodos empíricos para comprobarla.
Las personas que entre ellos han demostrado y esgrimido una férrea voluntad de vida, voluntariamente y sin ningún tipo de temor, han procedido a pegarse un tiro en la cabeza, arrojarse a las vías del tren, alimentarse solamente de lo que una magro presupuesto de jubilado ferroviario le permitió comprar o bien haciendo todas estas cosas a la vez (con la complejidad que implica pegarse un tiro mientras se está en el aire y por caer sobre las vías con un sánguche de cartón a medio masticar).
Una vez que la persona se daba oficialmente por muerta, la secta a pleno se reunía en un concilio a esperar que el suicidado volviese a la vida y se presentara ante ellos.
Lamentablemente, o bien estas personas no tenían todo el apego a la vida con el que se vanagloriaban o bien alguien había olvidado pasarles la dirección donde el concilio se llevaba a cabo.
La cuestión es que nunca nadie logró volver de la muerte como lo hace el sublime cuando se le antoja.
Ismael se lamenta porque empieza a mermar la cantidad de adeptos al grupo, no tanto por la descreencia de sus verdades sino más bien por la cantidad de muertos que hay entre sus filas y las molestias que les ocasiona la policía con sus investigaciones ante la ola de suicidios que los rodea.
Así y todo, cuando ya no eran más que un despojo de secta con apenas cinco miembros, tuvieron su momento de revelación: Víctor Sueyro en persona los visitó para agradecerles el apoyo incondicional y la devoción con que lo honraban.
Al momento de retirarse Sueyro, ya en su auto, ocurrió lo imprevisto: un camión cisterna con combustible que venía a toda velocidad por la calle perdió el control y lo embistió.
Arrastró al auto dando tumbos por unas quince o veinte cuadras antes de prenderse fuego y explotar, despidiendo en la onda expansiva y parabólicamente al auto de Sueyro hecho una bola de fuego hasta el puerto, que se encuentra a otras quince cuadras de distancia, sobrepasando el muelle y cayendo al agua. Luego de hacer tres o cuatro sapitos, el fuego se apagó y el auto se hundió en las oscuras y barrosas aguas del Paraná.
Los integrantes de la secta lograron con mucho esfuerzo recuperar el cuerpo inerte de su mártir gracias a que uno de ellos había sido buzo táctico en una agrupación cristiana Scout.
Lo llevaron a un lugar seguro, para esperar el momento en que Sueyro despertara y volviera a la vida, con un seguro acceso de cefalea.
Pero lo que pasó los sorprendió: en ese momento alguien encendió el televisor y en un canal de noticias estaba Víctor Sueyro, contando el accidente y perjurando, una vez más, haber vuelto del túnel de la muerte.
Ismael y sus compañeros no podían creerlo: si Víctor Sueyro estaba en la televisión, ¿cómo podían ellos tener el cuerpo allí?
Ahí comprendieron la terrible verdad: no hay un solo Sueyro, ni dos ni tres. Cuál un ejército de Droopys, había un sinfín de Víctor Sueyros dando vueltas por ahí.
Sueyro los había engañado: cada vez que uno se iba, un clon lo reemplazaba sin más, tomando su lugar.
Qué oscuras razones hay para mantener esto bajo el más críptico de los secretos Ismael lo desconoce, pero lo cierto es que al menos una docena de Víctor Sueyros tomaron por asalto la casa donde alojaban el cadáver para recuperarlo y limpiar todo vestigio o prueba que los delatara.
Los seguidores de la secta fueron diezmados, a excepción de Ismael que justo en ese momento se había metido atrás de una cortina para lijar un descascarado en la pintura de la pared.
Al irse el escuadrón de Sueyros quedó un panorama desolador: todos sus amigos habían sido asesinados.
En ese último instante, Ismael comprendió la verdad: ¿para qué los Víctor Sueyros iban a asesinar a nadie si era cierto que iban a volver de la muerte y los iban a delatar y acusar?
La respuesta se hizo evidente: nadie vuelve de la muerte y cuando un Sueyro se va otro ocupa su lugar.
Ismael Prioti jamás regresó a los lugares que frecuentaba y nunca más pudo volver a su vida normal.
En algún momento, se darán las condiciones propicias para contraatacar y contar su verdad al mundo.
Por ahora, sólo se dedica a esperar y comer en lugares desolados y de mala muerte.
Mientras me contaba esta historia, Ismael no dejó un solo instante de mirar de reojo hacia los costados, temeroso de que uno de los tantísimos Víctor Sueyros que están tras sus pasos lo descubra y lo obligue a caminar, inexorable y fatídicamente, hasta el final del túnel.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dato absolutamente irrelevante

El sábado próximo se va a dar un hecho curioso, inédito y simpático.
Los tres integrantes de la familia habremos pisado un escenario en el transcurso del año.
Cómo ya les había contado anteriormente, yo debutando en la actuación, mi esposa como locutora y presentadora en un evento y mi hija como actriz por un lado y bailarina por otro (mucho más consolidada que sus padres, realmente).
Ninguna de las presentaciones han sido descollantes ni tenido repercusión más que en círculo más íntimo, pero no deja de ser curioso que en el transcurso de pocos meses todos en la familia hayamos tenido algo para transmitir frente al público en vivo, después de un evidente período de latencia de muchísimos años.
En fin, fue una reflexión en voz alta (y además una excusa para subir algo ya que no posteaba desde el sábado).
Desechen el post y continúen viendo la programación.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Guías Colman para personas verdaderamente estúpidas: Hoy, cómo hacer cola en la panadería

¿Eres lo suficientemente estúpido para que le roben una y otra vez el lugar en la cola de la panadería?
No se preocupe, las Guías Colman le traen la solución.
Ya no demorará horas y horas hasta que lo atienden. Ya no habrá viejitas con apariencia inofensiva colándose en la fila.
Porque, seamos sinceros, nunca se forma una fila. Siempre la irresponsabilidad hace que la gente se apiñe al azar en todos los rincones, sin respetar un orden y forzando la memoria al límite. ¿Es de los que al ir renovándose la clientela nunca sabe si el rubio entró después que usted o si estaba antes, al igual que la colorada, o la colorada entro después?.
Entonces es usted una de las personas verdaderamente estúpidas que se beneficiaran con esta lectura.
Comencemos la lección.

Para poder llevar a cabo la difícil tarea de mantener el lugar correcto en una fila de atención al público son necesarias las siguientes cosas:
  • Atendedor o dependiente del negocio: al menos uno.
  • Clientes: a gusto.
  • Post-it®: cantidad necesaria.
  • Rotulador: uno.
Para no perder la ubicación, lo primero que se debe hacer es ubicar cuál es la persona que está primero en la fila. Una vez ubicada (no es necesario que sea realmente la primer persona, pero es bueno verlo de esta manera por cuestiones organizativas).
En un Post-it®, dibuje un número 1 con el rotulador y con el mayor disimulo posible pegue el papelito en la espalda del cliente.
Repitiendo este procedimiento para cada persona que está esperando, sumando una unidad al número escrito en el papel (2, 3, 4, 5, etc. no se complique siguiendo otra lista más compleja, como los números primor, la serie de Fibonacci® o numerando los Post-it® con números hexadecimales).
Una vez que estén todos los clientes numerados, al último de ellos pídale que le pegue a usted su propio Post-it®, siendo al final usted el último de la fila®.
Entonces, debe impedir o tener cuidado que no sea atendido nadie que no tenga pegado un papel en la espalda, cuestión que podrá controlar permaneciendo siempre sobre el fondo del local o cerca de la puerta, manteniendo a la vista las espaldas de sus eventuales co-compradores.
Quéjese con justificada razón cuando algún cliente se de vuelta para hablar con otro, dejando su Post-it® oculto para usted (y no crea que esto lo hace involuntariamente).
Obviamente, si un cliente por cortesía retira el papel de otro, éste último pierde su lugar en la fila, así que indíquele que por favor se retire hacia atrás. Es probable que el cliente se resista, pero confiamos en que usted encontrará un método para hacerlo entrar en razones.
Cuando vea que ya no queda nadie con papelito, acérquese a paso firme y con actitud decidida al mostrador y haga su compra.
Antes de retirarse, pídale al dependiente que le quite el Post-it® de la espalda, pues la numeración puede ser incorrecta para el próximo negocio en el que ingrese.

Una vez más, las "Guías Colman® para gente verdaderamente estúpida" acude en auxilio del que más lo necesita.

®Post-it es una marca registrada de 3M. Las Guías Colman recomiendan Post-it para no perder la cola en la panadería. No acepte imitaciones.
® Fibonacci es una marca registrada de Fibonacci Enterprises. Se ruega no utilizar los números que la componen sin previa autorización del propietario de los derechos.
® Fila es una marca registrada. Utilice ropa deportiva Fila.
® Guías Colman es una marca a registrar por Polenta con Pajaritos. Se aceptan ofertas por la cesión de derechos.

jueves, 15 de noviembre de 2007

¿Soy sólo yo o...

... la palabra que corresponde para describir este accionar no debería ser precisamente "imprudente"?


miércoles, 14 de noviembre de 2007

Maldita informática

En días como hoy, en los que obligatoriamente paso tooodo el día frente a un monitor y luego ya sin obligación sigo frente a uno, siento que la computadora es incluso más que un vicio.
Lamentablemente, el cansancio me impide hacer un uso productivo de la misma y escribir algo medianamente pasable.
En momentos como este, tengo la sensación de que estoy terriblemente influenciado por la informática.
Y me enferma tanto darme cuenta que sería capaz de llegar hasta las últimas consecuencias para evitar esta sensación.
Y cuando digo "las últimas consecuencias" me refiero a las últimas consecuencias.
Sí, en cualquier momento le mando un mail al Señor Juez y me hago un Ctrl+Alt+Supr.

martes, 13 de noviembre de 2007

El gato de Mariano Mores

Vengo con una semana bien agitadita, así que dudo mucho que el cuerpo me aguante el ponerme a escribir después de más de doce horas fuera de casa.
Por ejemplo, hoy, mientras iba en el auto a buscar a mi esposa, se me ocurrió una hermosa y divertida historia sobre el gato que Mariano Mores tiene en la cabeza.
En realidad, la historia giraba en torno a que -por la edad del peluquín primigenio- el bisoñé de Mariano Mores ¡tenía también su propio gato arriba, tapando las rendijas!
El gato del gato de Mariano Mores nos contaba su historia de vida como suplemento pelandroso en esa estructura jerárquica que es el arduo escalafón de tapar peladas.
Gato conectado si los hay (más de una partuza y canita al aire se tiró junto al también famoso gato de Silvio Soldán), nido arrabalero de pasiones tangueriles... ¡imagínense por Dios que relato!.
Sí, imagínense nomás; el cansancio me puede. Tal vez algún día tome coraje y lo escriba.

Update: una lectora, a quien no voy a nombrar porque aún no decido si debo decirle Gab o Gabrielaa, acota con precisión suiza que donde decía "cañita al aire" debería haber dicho desde un principio "canita al aire".
Efectivamente, donde decía eso ahora dice otra cosa más mejormente correcta, así que ni se gasten en buscar la palabra "cañita".

domingo, 11 de noviembre de 2007

Buenos padres

No puede decirse que los padres de Cuerno hayan sido malos padres, a pesar de que no fue un hijo deseado.
Es cierto, nunca fueron efusivos y amorosos con él. Sin embargo, a pesar de que a veces reflejaran que Cuerno era como un intruso de la familia o un polizonte en la casa, lo criaron de la mejor manera.
Alberto, el padre, nunca le perdonó nacer en la flor de su juventud de casines y carreras de caballo. Antonia, la madre, jamás olvidó que por él tuvo que cambiar sus ajustados vestidos de fiesta por ropas más holgadas y amplias. Y además casarse bajo la deshonra de toda su familia.
Pero nunca le hicieron faltar nada a Cuerno. Al contrario.
Cuerno le decimos los amigos, ya que lo anotaron en el registro civil como Cornelio Hipólito Cristóbal.
En una época de marcelos, gustavos, carlos y fabianes, los nombres elegidos para Cuerno no le sentaron bien al juez de paz del registro.
"¿Por qué?", preguntó Alberto, "¿acaso no puedo ponerle el nombre de próceres de nuestro país?, ¿tiene usted algo contra nuestra historia?".
Incómodo, el juez, un hombre de padres alemanes, le aclaró que Cristóbal no era ningún prócer argentino, sino genovés.
"Ni genovés ni argentino", replicó Alberto ofuscado, "Cristóbal es un santo de la santa iglesia católica. ¿Va a oponerse también a mi religión?".
Sin más argumentos o ganas con los que el juez pudiera haberse opuesto por lo extemporáneo y ridículo del nombre, Cuerno fue bautizado Cornelio Hipólito Cristóbal para su propio disgusto en la adolecencia y para delicia de sus compañeros de primaria.
Los padres lo enviaron a la mejor y renombrada escuela técnica de la ciudad, sin escatimar en recursos. Doble escolaridad, actividades adicionales, absolutamente todo lo necesario para que Cuerno estudie y se forje un futuro.
En conclusión, Cuerno nunca pudo ser el contador o abogado con los que soñaba convertirse algún día.
Los padres, siempre en pos de conseguir lo mejor para Cuerno, le impedían salir a jugar con sus amigos del colegio, para preservarlo de las malas compañías. Siempre estaba encerrado, por su bien, ya sea en el aula o en su cuarto.
Por las mismas razones, no le permitieron concurrir al viaje de egresados de la escuela secundaria y tampoco le dejaban frecuentar chicas hasta edad muy avanzada, es decir, cuando ya no podían impedírselo.
Todas estas cuestiones marcaron a Cuerno de por vida y cualquiera en su lugar hubiera hecho florecer en su interior el más amargo de los resentimientos.
Sin embargo, no puede decirse que Cuerno fuera un mal hijo.
Cuando se dieron las condiciones, sin escatimar un solo centavo ni fijarse en ningún tipo de gastos, internó a sus padres en el mejor y más renombrado geriátrico que pudo conseguir en la ciudad.

martes, 6 de noviembre de 2007

Pelea de fondo

Se miraron el uno al otro como si toda la furia del mundo estuviera pujando por salir, contenida apenas por la fina córnea de sus ojos.
Ambos, con un leve contoneo del cuerpo y tensando cada uno de los músculos -prestos como resortes de una maquinaria destructiva a punto de salirse de control- mostraban en su actitud nervios, ansiedad y temor en partes iguales.
Quien iba a arbitrar la contienda, hablaba mitad con la boca y mitad con las manos, explicando reglas y brindando consejos que de cualquier manera nadie escuchaba.
A pesar de lo que cada uno de los contrincantes hubiera deseado, no se permitía la competencia a puño desnudo. Cada uno llevaba brillantes guantes de boxeo.
Solos, a excepción del árbitro, bailoteando bajo la luz de las farolas y los reflectores que enceguecían con sólo mirar los focos y soportar durante unos segundos la embestida feroz de langostas, cascarudos y otros perdigones voladores.
El club estaba lleno. Las tribunas de la cancha de basket -en cuyo centro habían improvisado el cuadrilátero que no era ni ring ni escenario- rebosaban de hombres y mujeres; éstas alcanzando a aquellos los vasos de acero con bebidas y los familiares de milanesa.
Cada espectador tenía a su favorito, aunque hubiera cambiado de bando una y mil veces, a medida que los elegidos fueron cayendo en las elimitarorias.
Ahora, en la final, sólo era el uno o el otro, sin medias tintas.
El murmullo crecía y un pequeño sarpullido de sudor molestaba en la nuca de los acalorados contendientes.
Uno de ellos golpeaba nerviosamente los guantes entre sí, moviéndose de izquierda a derecha y, sin parpadear siquiera, los ojos fijos en el otro par de ojos que lo estudiaban con el mismo afán de conquista.
El calor subía desde el piso, donde mugrientos chiquitos se arrastraban indiferentes a todo lo que no fuera buscar chapitas de gaseosa o de cerveza en el embaldosado deslucido.
Apenas unos segundos distaban del sonido deshipnotizante de la campana, apenas unos golpes de aguja en el reloj los separaban de la vorágine.
El árbitro se apartó un poco y levantó una de sus manos. Se quedó esperando que los combatientes cruzaran caballerosamente sus guantes pero pronto se resignó a que el gesto nunca iba a hacerse realidad. Dejó al fin desplomar su brazo.
Gong.
Sin demora, como percutores de revólver, ambos deportistas se entregaron en cuerpo y alma y - sin usar las manos invalidadas por aquellos guantes- sumergieron impiadosamente sus rostros en las fuentes con harina, buceando ahogados entre el polvo blanco, rastreando con sus bocas el caramelo esquivo que desde el fondo del recipiente los ascendería a la victoria.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Menú del día

Nada mejor para iniciar una buena cena o almuerzo que sentarse frente a una mesa bien preparada. A mí, particularmente, siempre me atrajeron la presentación de las servilletas, cuando están plegadas casi mágicamente formando alguna asombrosa figura. Para aquellos a los que les gustaría aprender la forma de sorprender a los invitados de esta forma, les dejo una página donde se explican paso a paso y mediante fotos muchos de estos secretos: Napkin Folding Guide. Ahora, sí, estamos en condiciones de empezar con el menú.

Entrada
Aperitivo liviano de viñetas, como para ir picando mientras van desfilando los platos. Una delicattessen creada por Juano.

Primer Plato
Minestrón peronista, un plato clásico y populacho de Amperio, elaborado con condimentos únicos
y ásperos como un buen borgoña.

Segundo Plato
Para jugar con todos los sentidos y darle un giro distinto al menú, tenemos para terminar con los platos fuertes a En La Radio, un sitio que sea tal vez la mayor compilación de accesos para escuchar las radios argentinas en vivo.
Por ejemplo, nunca pude escuchar la Rock & Pop accediendo desde su propia homepage, pero sí lo puedo hacer desde aquí. Una pinturita.

Postre
Creo que alguna vez ya mencioné este vínculo, pero igual vale la pena repetirlo: Morning Sunshine, de Orisinal, es la mejor colección de juegos infantiles que encontré en internet. La cuidada estética, la música que es una joya y la inocencia puesta en juego son francamente recomendables. No se pierdan de visitar este sitio.

Buen provecho.

martes, 30 de octubre de 2007

Guías Colman para personas verdaderamente estúpidas: Hoy, cómo rascarse una oreja

Gracias a un convenio que logramos en este blog con las Academias Colman, pioneras en el arte de educar, podemos acercar a nuestros lectores fragmentos de su más ambicioso y reciente proyecto: las "Guías Colman para personas verdaderamente estúpidas".
Estos instructivos ("para la vida", aclaran nuestros invitados) sólo requieren que el destinatario sepa leer. Aclaramos esto porque el aprendizaje está garantizado en la medida en que se cumpla este requisito. Si no es su caso, permítannos decirle dos cosas: 1) en breve saldrá una edición multimedia rica en imágenes y sonido y 2) ¿qué demonios hace aquí?
En fin, los dejo en compañía de la primer entrega de las Guías Colman.

Cómo rascarse la oreja

Para aprender esta simple lección, estimados y queridos estúpidos, sólo hacen falta tres elementos: una oreja, un dedo y un picor.



En las imágenes vemos un dedo (preferentemente debe utilizarse uno de la mano que está situada en el mismo lateral del cuerpo que la oreja en cuestión), una oreja y a falta de una imagen del picor les dejamos una foto de un velerito muy simpático.
Es menester considerar que socialmente está ampliamente difundido el criterio de que tanto el dedo como la oreja deben pertenecer al mismo individuo, causando un efecto negativo el mal llamado "rascado de oreja ajena".
Considerando que el común de la gente posee tanto dedo como orejas, para llevar a la práctica esta guía sólo basta esperar la aparición del deseado picor.
Puede atraer el picor untándose las manos con grasa y simplemente esperar, acarreando una cantidad considerable de platos o bien tomándose con ambas manos de un cable suspendido a 30 mts. de altura. En estas condiciones, la aparición del picor es casi instantánea.
Una vez reunidos los tres elementos, proceda de la siguiente manera:
  1. Una vez determinada la picazón, levante a la altura de los ojos la mano correspondiente al lado de la oreja afectada.
  2. Determine si la picazón es externa o interna. Note que en la mano cuenta con cinco dedos, es decir cinco herramientas de distintos calibres y propiedades. De cualquier modo puede probar sucesivamente con cada dedo para determinar cual es el acorde a sus necesidades.
  3. Cierre la mano en un puño, manteniendo extendido el dedo seleccionado. Tenga en cuenta que según el dedo de su elección, este paso puede incurrir en señas que posibles espectadores puedan malinterpretar como mensajes agresivos u ofensivos. Sea sumamente cuidadoso en este aspecto.
  4. Dirija el dedo extendido hacia la zona afectada. Si es necesario puede recurrir a la ayuda de un espejo (tenga en cuenta el efecto de inversión de la imagen para alcanzar su objetivo) o puede contar con la ayuda de la otra mano. Si el acercamiento falla, la experiencia indica que puede optar por dejar el dedo inmóvil y acercar la oreja al mismo, como cuando quiere escuchar si la uña tiene algo para decirle.
  5. Una vez establecido el contacto oreja-dedo proceda a suaves movimientos (con el dedo) arriba-abajo, izquierda-derecha o adentro-afuera mientras imprime a su rostro una expresión de "metí las patas en una palangana con agua caliente y sales, luego de una caminata de tres horas". Experimente, es parte del aprendizaje.
  6. Una vez que con el dedo haya borroneado la picazón (esa es la explicación científica de porqué se va el picor) puede culminar la práctica.
  7. No olvide por ningún motivo retirar el dedo de la oreja ya que esta útil herramienta puede servirnos en cualquier momento para otras tareas interesantes.

Upgradización: el lector Alesubliminal nos informa que en su blog ya existe una lista de instrucciones para sobrevivir en la vida diaria. Véanlas, son realmente de utilidad.
Sin embargo, me veo en la necesidad de aclarar que los tips de Alesubliminal son re-avanzados, a diferencia de las verdaderas guías Colman, que están destinadas a otro tipo de personas estúpidas.
¡Si hasta incluso requieren un cierto manejo de cosas peligrosas, como tenazas, fuego y alfileres!
¿Qué sigue?, ¿sugerir que se empleen cosas aún más diabólicas y dangerosas, como enchufes de tres patas y pelapapas?
Les reitero, si las guías Coleman les resultan muy básicas recurran a las instrucciones para la vida diaria de Alesubliminal, pero ¿para qué arriesgarse?
Y ante todo, mis queridos, recuerden no intentar estas cosas en sus casas sin la supervisión de un adulto responsable.

domingo, 28 de octubre de 2007

Cierre de campaña en C.S. y D. Testosterona y Progreso

Desde mi nuevo y privilegiado escondite debajo de la mesa 8, tuve acceso a un discurso histórico.
Es que hoy son las elecciones en el Club Social y Deportivo Testosterona y Progreso, tal vez el último reducto barrial en donde los hombres de la vieja escuela pueden encontrar aún un casín, un desafío de dominó, un buen vaso de ferroquina o un plato de maní con cáscaras y aceitunas junto a la compañía de un buen tango.
Aprovechando que en el club hoy se instala, como en cada una de las elecciones, una mesa masculina, la comisión directiva tuvo la ocurrencia de aprovechar y colocar en una mesita unas boletas fotocopiadas para elegir a la nueva comisión directiva. Obviamente también dejarían una urna separada y pedirían a las autoridades de mesa y fiscales que les contaran los votos del club a cambio de algo a convenir con el Cholo, que tiene la concesión del buffet. La idea es eliminar los fraudes y darle a la elección un tinte legal que nunca tiene.
En ese contexto, hoy uno de los candidatos opositores a la presidencia del club hizo el discurso final del cierre de campaña en este restaurante (la comisión directiva actual tiro tripa de pollo en descomposición en el buffet del club para evitar con el mal olor que la oposición le haga el cierre de campaña en el propio club).
A juzgar por las alpargatas de yute que portaba y su tamaño -recordemos que es lo único que puedo ver desde abajo de la mesa- deduzco que era el Chino Alvarado quien se había postulado a la presidencia. No conozco al menos otro que calce 42 y ande por todos lados con su indumentaria bochófila.
Escuchemos parte de su discurso, precisamente las únicas partes que resultaron inteligibles y no se perdieron entre el crunchicrunch de la masticación de papitas, palitos y manices.

"... porque hoy es un día histórico, amigos. Hoy es el día en que vamos a cambiar el curso de las cosas en el club. Recuerden lo que prometió la actual comisión directiva antes de asumir: que iba a cuidar del club como si fuera propio.
"¿Y dónde está el mérito, hermanos?, ¿cual es la gracia de cuidar lo propio, dónde está el esfuerzo?. Lo difícil es cuidar lo que no es propio. Por eso, me comprometo, no sólo a sentir aprecio por lo propio, sino, con mi mayor empeño, a hacerme amigo de lo ajeno...
"... el club nos necesita. Ahora más que nunca. Dice el refrán: para saber amar primero hay que amarse a uno mismo. Es lo que yo les garantizo. Porque no puede uno puede trabajar para beneficiar al club si primero no se trabaja en beneficio propio.
"¿Cómo nos pagó la comisión directiva actual? Fomentando la vergüenza deportiva del club.
Gracias a sus supuestos esfuerzos por mejorar el deporte, dicen que lograron hacer subir al equipo de basquet dos categorías.
"¿Y para qué? Para que pierdan casi todos los partidos... ¿ustedes querían jugar con equipos buenos? No señor, ustedes querían GANAR. Yo les prometo que los haré descender tres o cuatro categorías durante mi mandato y así, podrán volver felices a sus casas después de cada partido, con el triunfo en la mano. Al igual que ustedes, prefiero festejar frente al peor que volver con la cabeza gacha porque el mejor me arruinó la noche.
"Ya saben, muchachos, por quién tiene que votar hoy. No se dejen arrastrar por las mentiras del oficialismo. No dejen que triunfe el exitismo barato. No dejen que mancillen el nombre de nuestro sagrado club.
"Porque si no me votan, dejen después que los agarre y van a ver lo que es bueno."

¡Ah!, ¡qué lindos nuestros caudillos barriales!

jueves, 25 de octubre de 2007

Yo sé que debería recurrir a la modestia, pero... ¡chiva, chiva!, ¡me hicieron un reportaje y me trataron de capo!

¡Jajajaja, mirá como me río!
¡Chivo, oooosa! jajaja, ¡me sigo riendo!
Hoy tuve unas pocas horitas de fama gracias al genial Podetti, que publicó un reportaje que le hizo a quien viste y calza.
Si quieren leer la nota entera, pueden hacerlo clickeando acá. Si todavía no la habían leido permítanme decirles que están muy errados: ¿cómo pueden estar leyendo ésto sin haber leido el blog de Podetti? A ver si se dejan de perder el tiempo y acomodan sus prioridades.
Sepan, porque tienen que saberlo, que mi humilde persona ha sido calificada como "uno de los tres o cuatro más talentosos" blogueros argentinos. ¡Ja! Y ojito que esto lo dijo el único aspirante latino al premio "Blog Salchicha" (qué está ganando por afano, además).
Pero eso no es nada, miren algunos de los comentarios que han dejado en el blog de P.:

.....

En fin, ¿quieren que les diga una cosa?, de a ratos me reconforta y de a ratos me digo ¿y?
¡Qué suerte que ahora estoy en mi rato de "reconforta"!

En una de esas, con tantas alegrías y emociones, me bajo del techo, le pongo el pecho a la situación y que don Leónidas Zacarías se arregle como pueda.

Actualización: al final saqué los comentarios porque me ponen colorado. Si quieren leerlos vayan a lo de P.
El lector Andrés Alberto en su primer comentario me acomodó los pies sobre la tierra mediante un castañazo moral. Gracias por hacerme volver a la realidad.
Gracias además por hacerme pasar de mi momento "reconforta", rápidamente al "¿y?" y luego al "snif-snif".

miércoles, 24 de octubre de 2007

Hallazgo en las alturas

Todavía no me hallaron.
Ayer Joselo entró intempestivamente al cuartito de limpieza y pensé que mi fuga estaba arruinada. Pasan meses sin que nadie entre y justo ahora a alguien se le ocurre asomar la cabeza.
Por suerte sólo echó mano al lampazo porque al parecer entre las tiras de fieltro esconde una botella de anís turco.
Sin embargo, el incidente me demostró que el lugar es inseguro.
Así que repté pegado al zócalo hacia una escalera que sube hacia una trampilla que comunica con el hueco que queda entre el cielo raso suspendido y el techo.
Con la notebook que robé a mi ex-siquiatra a cuestas, pensé en conectarme a internet para actualizar el blog (el maldito y desquiciante blog) aprovechando el servicio wi-fi del bar.
Grande fue mi sorpresa al encontrar en el techo y haciéndo gestos suplicándome silencio al gran Leónidas Zacarías, el mago que años atrás supo traer el dueño del restaurante para amenizar las sobremesas de las cenas de los viernes y sábados.
El aspecto de este hombre distaba mucho de lo que uno suele catalogar como humano.
Las decenas de meses viviendo en ese hueco de amplia superficie pero de poca altura -no más de setenta centímetros de alto- lo habían transformado en una masa de despojos.
Los pelos colgando hasta el suelo (es decir hasta el techo) y la ropa ya inexistente de tanto raspar tanto panza como espalda en las rústicas superficies que lo ensanguchan daban un aspecto mísero a su persona.
Así como escribir mucho con lapicera te provoca callos en el dedo índice, él había desarrollado unas deformaciones en las uñas que le servían para afirmarse clávandolas en el yeso o en el tejido panal de abeja de alambre.
Los ojos se le habían vuelto saltones y aptos para la oscuridad, atentos para descubrir cualquier insecto o animalito que le aportara mayores nutrientes que la mampostería descascarada o la colonia de moho que cultivaba en uno de los rincones.
¡Cuanto dolor se veía en sus ojos!
Recuerdo vívidamente la noche en que hizo un truco de escapismo fantástico que provocó el asombro de los comensales y la caida de los almanaques de la pared a causa de los aplausos.
Nunca más apareció, el show quedó trunco y jamás volvimos -hasta ahora- a tener noticias de él.
¿Qué tenebrosos pensamientos pueden acorralar el alma humana para que un hombre tome la dramática decisión de autoaislarse en forma definitiva?
¡Cuán grande es el desgarro emocional que debió haber sufrido para que esta triste vida, mísera y repugnante vida, sea preferible a convivir con sus semejantes!
¿Qué secretos y torturas oculta alguien que soporta esto?
Dame fuerzas, Señor, para entender los aciagos caminos de la humanidad.
¿Hacia donde vamos, como especie, cuando uno de sus hijos decide suicidarse socialmente como esta pobre criatura y los demás no vemos su desaparición más que como una anécdota?
Con lágrimas en los ojos y temblando de la impotencia que atenazaba mis músculos le dije, le supliqué, le gemí: "¿Qué es lo que te ha pasado, por amor del altísimo?".
Aferrándose a mis brazos, clavándome involuntariamente sus uñas sucias de yeso, acercó su cara a la mía.
Con una gris expresión en los ojos me respondió: "Gracias a Dios que me encontraste, hermano. Por escaparme, me subí al techo y me perdí".

martes, 23 de octubre de 2007

Para no sufrir un desgaste innecesario, este año no voy a anotar en una lista toooooodas las cosas que voy a hacer el que viene, porque todos los años repito y repito y me canso de escribir.
Mejor voy a anotar las pocas cosas que hice en éste, así me aseguro de no repetirlas el que viene y duplicar esfuerzos.
Mientras estuve ausente a esta parte ocurrió algo tremendo: mi hija creció de golpe.
No sé bien a que hora ocurrió, pero está entrando en esa etapa donde a veces te llena de orgullo y a veces querés estrangularla con un spaghetti al dente.

Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Me fugué.
No querían darme el alta y me fugué del siquiátrico.
No aguantaba más, sobre todo porque me siento curado, nuevo, renovado, repimporoteado.
Cuando vi ayer mi carpeta médica y el diagnóstico decía "cerebro limado" percibí que no iban a dejarme ir.
Así que por la tarde me subí a un carro de heno que había entrado al hospital, antes que los guardias revisaran la carreta pinchando el heno con las horquillas me pasé a un contenedor de ropa sucia y una vez que llegué hasta la salida de proveedores me trepé a los ductos del aire acondicionado y me descolgué en la recepción, saludé en la garita de admisiones y me fui silbando bajito.
Para cuando se dieron cuenta de la maniobra, ya estaba escondido en el restaurante.
Vinieron a buscarme pero no me hallaron. Me escondí en uno de los lugares menos frecuentados del restaurante: el cuartito de limpieza.
Pasé a la clandestinidad.
No me dejaban volver pero volví. Aún nadie sabe que estoy suelto, ni mis compañeros de trabajo ni ningún otro.
Estando "guardado" descubrí algo terrible: los blogs son la perdición de la humanidad.
He decidido luchar para erradicarlos desde adentro del sistema: desde mi propio blog, para liquidarlos como un alien saliendo de sus tripas.
Mi estilo ha mutado en ecléctico, esclerótico, caótico, catatónico y patapúfico.
Adiós a las ligaduras formales.
Voy a postear lo que quiera, cuando y cuanto quiera y sobre lo que quiera.
Al menos hasta que me descubran e intenter encerrarme de nuevo.
Cuidensén que voy por ustedes.

lunes, 22 de octubre de 2007

¿Soy sólo yo o...

... somos varios los que percibimos que ciertos padres llevan a sus hijos a supermercados, shoppings y demás lugares con suelos amplios, lustrosos y por sobre todo lisos solamente para que los retoños puedan andar a sus anchas deslizándose impunemente en esas estúpidas zapatillas que vienen con rueditas debajo?

jueves, 18 de octubre de 2007

A ver, hagan silencio que el nono les va a contar algo

Sepan que en mis años mozos, fui a una fiesta de carnaval -ahí nomás ya se darán cuenta de que era en blanco y negro la cosa- que organizaba el Club Provincial de Rosario.
Había, además de un par de pistas de baile con disk jockey en estratégicos puntos del predio, algunos escenarios diseminados por ahí donde tocaban distintas bandas.
Digamos que era una proto-rave, pero de noche y del subdesarrollo.
Recuerdo que esa noche tocó primero un grupo de Pablo Granados -cuando no era conocido ni siquiera en la ciudad; el famoso era su padre- que se llamaba FM. Una bosta.
El cierre, estaba a cargo de Carlos Baglietto y Silvina Garré. En ese momento, eran dos de las máximas estrellas del rock nacional.
Entre un show y otro, recuerdo que tocaron unos muchachos que apenas empezaban a asomar en el ambiente.
No éramos más de 70 o 100 personas en torno a ese entarimado precario en donde se ubicaba el grupo.
Recuerdo vívidamente estar primero, sin que te empujen y apretujen, con los codos apoyados en el escenario, sin personal de seguridad mediante, a escasos uno o dos metros de los artistas.
Estaba más cerca y más cómodo que lo que estuve alguna vez de mi hija en alguno de sus actuaciones escolares o de sus participaciones en teatro.
Era como una función privada, como una de esas sesiones unplugged de MTV, un lujo.
Yo los escuchaba y me decía: "qué bien suenan estos vagos, ¿quienes carajo son?".
Estos vagos eran nada más ni nada menos que los Soda Stereo.

Actualización: pensar que en la época a la que refiere este relato todavía era utópico pensar en "una PC en cada casa", internet era algo totalmente ininventado y ni siquiera existían los CD.
En este momento estoy sentado en mi casa mirando -por internet y en vivo- el segundo recital de Soda en River.
Realmente es vertiginoso pensarlo de esta manera.

Es para Greenwich que lo mira por TV

Para darle el gusto a varios comentaristas, he accedido a corregir la configuración del huso horario que gobierna la hora de los blogs que me ocupan.
Me gustaría saber en que mejora eso la escasa calidad de lo que escribo, pero bueno, los gustos hay que dárselos en vida.
Y además yo soy más bueno que el Átomo Desinflamante.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Toco y me voy

Hoy apareció esta publicidad entre las de mi página.


Es lo que siempre digo: las mujeres serias se consiguen en Encuentro.Ofertas-Promocionales

martes, 9 de octubre de 2007

Periodo de impasse (versión unplugged)

Lo que sigue no lo escribo como The Bug, sino como Fernando, qué es más o menos lo mismo pero un poco más serio.
Es muy probable que desaparezca por unos cuantos días, supongo que dos o tres semanas.
Me han surgido demasiados inconvenientes en lo laboral que sumados a otros varios desafíos ineludibles (qué como todos los desafíos tienen su alta cuota de riesgo) hacen que mi tiempo de escribir sea más que escaso.
Por todo esto, el tiempo de dedicación a mis blogs surge de fetas de horario que le restoa mi familia, a mis otras cosas y fundamentalmente al sueño.
Cada cosa que escribo acá lleva su proceso y es raro que esté menos de una hora en publicar cualquier cosa, por más boludez que sea.
Me doy cuenta que son muchas las ideas que por tiempo no puedo plasmar en algo concreto y con tal de llenar este espacio vuelco demasiadas cosas en crudo.
La idea siempre fue que este espacio sea tan sólo una fuente de satisfacción y nunca una necesidad o una carga pesada.
Tener que muñequear entre todos estos factores es bastante agobiante.
El cúmulo de cosas, trabajos y obligaciones que ha dejado de lado para poder seguir escribiendo supera largamente el tiempo del que dispongo para hacerlas, así que ya es hora que me remangue.
Por lo tanto decidí ausentarme un tiempito o publicar algo muy esporádicamente hasta tanto reacomode mis otras cosas y me demuestre a mi mismo que hago esto porque me gusta y no porque lo necesito.
Seguramente seguiré posteando en Qué Estás Buscando porque ahí la cosa no necesita tanto tiempo de elaboración ni un proceso de sentarse a desarrollar un concepto: basta con que se prenda la lamparita en el momento justo y pueda materializar ese chispazo.
Lo que más extrañaré es entrar a leer los blogs que frecuento, pero acumularé material de lectura para cuando tenga tiempo.
Saludos.
Hasta la vuelta.

Periodo de impasse (versión Remix)

Lamentablemente voy a ausentarme un tiempito.
Escribo este post como quien se lastra el domingo un kilo de ravioles con bolognesa, antes de empezar la dieta el lunes.
Mi médico personal, luego de una meticulosa serie de análisis, determinó que soy peligrosamente adicto a los blogs.
Me dijo que así no puedo seguir, que tengo que cortar esta terrible adicción porque vaya uno a saber cuanto puede aguantar el cuerpo.
Si les cuento todo esto es porque sé que muchos de ustedes se verán reflejados.
¡Créanme, postear es un viaje de ida!
Primero uno empieza curioseando entre los blogs de amigos y conocidos. Casi sin darse cuenta ya uno se transforma en un adicto pasivo.
Después de varias idas y venidas indecisas, como de adolescente pasando mil veces frente a la puerta de la farmacia antes de decidirse a entrar a comprar profilácticos, uno toma coraje y ¡zas! escribe el primer comentario en un blog.
Luego viene el "qué bueno sería si yo también pudiera".
Ahí es cuando no tenés marcha atrás.
Abrís un blog, empezás a escribir, estás pendiente de si la gente entra o no entra, seguís visitando blogs, comentás, te preocupás porque nadie te deja comentarios, empezás a buscar si alguien deja un comentario en otro blogs sobre tus comentarios en otros blogs, te alegrás cuando alguien comenta, te pasás horas leyendo más blogs, iniciás el círculo vicioso de comentar los comentarios que alguien puso sobre tus comentarios, y así, dale que te dale, enterrándote hasta el cuello en la parafernalia de que cada vez hay más blogs yl el día te rinde cada vez menos.
Es triste la vida de un blogadicto, sépanlo.
Ya tuve mi primer período de abstinencia, durante las vacaciones, y sentía que me ahogaba.
Vendí los muebles, el auto, alquilé el perro, hipotequé la tortuga con tal de que no me corten la luz y el teléfono, para no perder internet.
Y así estamos.
No quiero un día encontrarme robando a una anciana de pelo cano y monedero flaco o haciendo malabarismos en las esquinas por "una moneda pa'l ciber, loco".
Ya ven, estoy empezando a acelerar mi escritura y tirar dedazos al teclado sin pensar.
Es que esto me da vueltas, loco.
No me saquen la internet no me saquen.
Yo voy a ser más bueno, pero no quiero que me internen en un ligar orcuro, sin guayfay, sin un enter papretar, eh.
Yo voy a cambiar, voy a ser mas bueno y me voy a dejar de esta fea adixion que es internte y los blogs.
aaaaah, los blogs....





(ffffffffffffff)
Bueno, ya está. Ya pasó.
Me tengo que internar por un tiempo.
Al menos hasta que pueda dominarme un poco más.
No vemos pronto, tal vez en una quincena.
Sé que lo voy a lograr.
Te lo juro por internet.

viernes, 5 de octubre de 2007

Mis razones

Me preguntaron varias personas por las razones por las que estuve ausente del restaurante buena parte de esta semana. Al menos mi jefe y mi esposa cuentan como "varias personas".
Estuve haciendo un curso en Buenos Aires.
Porque quería estudiar algo en serio, no como los estudios que tenía hasta ahora.
"Chef" no cuenta para mí como un título válido. Cuatro letras -y para colmo una es muda- no pueden ser una profesión decente.
"Doctor" tampoco me lo parece, ya que con solamente cinco letras no se puede aspirar a mucho. Ya lo demuestra en hecho que cuando uno dice que es doctor tiene que aclarar en qué: leyes, medicina, prepación física de planteles de fútbol, universidad de la calle, etc., etc., etc.
Por eso busqué y busqué hasta que encontré lo que anhelaba mi espíritu inconforme: una carrera con todas las letras.
Me inscribí en unas jornadas de actualización en psiconeuroinmunoendocrinología
Tomá pa'vó.
Tuve que decir que era doctor para poder anotarme. Mentí un poquito, pero tampoco les dije que era neurocirujano o traumatólogo, que son títulos que dan algo de handicap. Al fin y al cabo, como dije antes, doctor es cualquiera.
Así que una vez que terminen las jornadas les voy a pasar el trapo a los otorrinolaringólogos. ¡Les voy a sacar 10 letras de ventaja, jaja! Esta bien que ellos tienen una cierta chapa ganada de profesión más larga entre las largas, pero los que andamos en la psiconeuroinmunoendocrinología vamos a recuperar territorio enseguida (por si no lo notaron, mi nueva profesión tiene más cantidad de letras que las que tiene el abecedario completo)
La única contra es que la placa de bronce para poner bajo el timbre de mi casa me va a salir un fangote de guita.
Por ahora estoy tomando los cursillos.
Es que los tipos se las saben todas, por algo son psiconeuroinmunoendocrinólogos.
Armaron un cursillo de tres meses para que los que participen en las jornadas sepan pronunciar bien el nombre de la carrera sin trabarse y sin hablar despacito.
No obstante, para alcanzar esta meta tuvieron que mezclar cuatro disciplinas con el único objetivo de tener la más larga (al final todo en la vida se reduce al sexo).
Sabemos que hay otros grupos médicos que están dispuestos a dar pelea y están creando nuevas carreras para competir contra nosotros.
Algunas de ellas están empezando a asomar al público, así que probablemente conozcan varias de las que voy a citar acá.

Pediatrineurologerontología: la disciplina abarcará los estudios de los problemas neurológicos que hacen que un viejo siga -a pesar del ridículo- haciéndose el pendejo.

Traumatoginecoproctoandrología: comprenderá el tratamiento de las confusas y sorprendentes consecuencias que afectan a una pareja de individuos adultos que intentan seguir al pie de la letra las instrucciones del Kama Sutra.

Sicoproctoandrotorrinolaringología: en el caso de los varones, esta rama de la medicina buscará solucionar el grave trastorno sicológico que produce a un padre ver por primera vez a su hija vestida como para matar y de la mano de su primer novio. En otras palabras: el clásico "se me frunce el culo y se me fueron los huevos a la garganta".

Sé que hay más disciplinas para difundir, pero no es cuestión de andar avivando giles.

martes, 2 de octubre de 2007

Conversaciones de ¿chicos?

Hoy llevaba a mi hija a la escuela -esta en quinto grado, una tierna criatura- e iba charlando con uno de sus compañeros que viene con nosotros en el auto. Como dato necesario para el correcto entendimiento de lo que sigue, debo aclarar que el chico es unos cuantos centímetros más bajo que mi hija.
Luego de escuchar un razonamiento algo fascista de su amigo, mi hija lo reprochó:

- Al final sos jodido, como todo enano. - le espetó fastidiada.
- Sí, pero con orgullo - respondió el aludido.

No recuerdo haber tenido de niño alguna conversación de este corte con alguno de mis congéneres.
Podríamos hacer varias lecturas de esto, pero mejor dejémoslo ahí.

lunes, 1 de octubre de 2007

Háganme caso una vez, aunque sea una vez. Vayan, lean, después vuelvan y den inicio a la procesión.

Antes que nada tengo que agradecer muy especialmente a Baronsosa, quien además de atento lector es muy amable y sacó a la luz una verdad a esta altura insoslayable: soy un capo.

Sé que solamente algunos pocos (elegidos) van a seguir mi recomendación, pero qué puedo decirles: los demás se lo pierden.
Los que lo hagan, sólo los que lo hagan, comprenderán cabalmente a qué me refiero cuando digo que tras cada boludez que digo se esconde una verdad insoslayable, para el que quiera encontrarla y para quien sepa leerla. Bueno, en realidad no dije nunca esto, pero estoy pensando seriamente empezar a hacerlo.

Bien, ahí va:

Primero, lean atentamente la nota que linkeo a continuación (si no van a hacerlo, directamente salgan del blog, no distraigan a los demás), que fue el artículo que Baronsosa me alcanzó (es cortito): Los hombres que tienen la voz grave tienen más hijos.

Bueno, ¿lo leyeron?

Ahora, lean esto otro (también es cortito): ¡Hallazgo científico: se derrumba la teoría de causa-efecto!

Por último, saquen sus propias conclusiones.
¡A papá mono con bananas verdes!

sábado, 29 de septiembre de 2007

10 cosas sin las cuales crecí y así quedé

Hay cosas que usamos a diario y al transformarse en necesidad ni siquiera nos planteamos el hecho de que a todas esas cosas hace un tiempo atrás no sólo no las teníamos sino que ni siquiera existían.
Charlando el tema con mi esposa e hija -helado de por medio- empezamos con mi esposa a bucear en nuestras respectivas memorias para recordar como era nuestra infancia a la edad que tiene ahora nuestra hija (es decir a nuestros once años, que quedan exactamente un cuarto de siglo atrás). Es difícil tener que recordar qué cosas no estaban presentes en aquellos momentos, ya que normalmente uno se acuerda de las cosas que sí estaban presentes.
La lista siguiente presenta las 10 cosas más relevantes de la larga lista de cosas con las que convivimos ahora y jamás jamás tuvimos ni hubiéramos podido tener en nuestra infancia.
  1. CD/DVD. Parece mentira. En mi infancia la tecnología pasaba por tener un cassette de 90 minutos en vez de los comunardos de 60. Y tecnología de punta era un grabador con pausa o un doblecassettera. De hechola palabra digital en aquella época se aplicaba solamente para adjetivar el arte de quitarse los mocos de la nariz.
  2. GNC. Los autos eran a nafta o a gasoil. A lo sumo había colectivos eléctricos o trolebuses. Ni alcohonafta había. Los únicos autos que andaban con combustible gaseoso eran unos de juguete que se les ponía un globo inflado para sustentar la propulsión.
  3. Celulares. Por mis once, los popes de las telecomunicaciones usábamos walkies talkies con opción de clave morse. Con eso nos alcanzaba y sobraba. Estar comunicados cuando salíamos equivalía a tener monedas o cospeles para los teléfonos públicos. Caminar mientras se hablaba por teléfono sólo era posible si el aparato tenía un cable largo (es probable que otras familias hayan tenido inalámbricos para ese entonces; no fue mi caso).
  4. Cajeros automáticos. Ir al banco era entrar y pedirle al cajero la plata, no empezar a apretar botones en una maquinola. La gran ventaja debió haber sido -no retiraba plata en esas épocas- que ante la falta de fondos podías putear a alguien de carne y hueso.
  5. Internet. ¡Internet no existía! Por entonces todo eran cartas, postales, estampillas, telegramas, encomiendas. La razón de que no existiera internet es obvia: no se podía cargar en los walkies talkies.
  6. Peloteros. Las casas de peloteros, casas de fiestas para chicos y esas cosas no existían -al menos en Rosario- por lo que de mi generación para atrás no podemos concurrir a esos lugares sin fantasear y pensar "aaaah, ojalá se quedé llorando algún chico adentro así me hago el boludo y me meto con la excusa de sacarlo a chapotear entre las pelotitas", excusa usada con frecuencia por mí durante la más tierna infancia de mi hija.
  7. Radios FM. Yo crecí sin radios FM, escuchando simples y long play. Como al bebé que lo tranquiliza chupar la teta de la madre, cuando escucho el ruido a fritura de los viejos vinilos vuelvo por un instante al útero de mi infancia.
  8. Microondas. En mi época de tomar la leche antes de ir a jugar a la puerta, había que hacer guardia frente al jarrito mientras la leche se calentaba al fuego. ¿O ustedes tenían jarritos con relojes y que hacían peep-peep cuando se estaba por volcar la leche?
  9. Aberraciones lácteas. Danonino, Actimel, lactobacilos y todas esas cosas no existían. Antes las vacas eran más simples. A todo esto, ¿alguien sabe qué paso con un derivado de la leche que se llamaba leche cultivada?. Jamás volví a verlo por ningín lado.
  10. Windows. ¡Loco, no existía Windows! Ni mouse, ni webcam, ni scanners, ni nada. Las palabras minimizar, restaurar, reiniciar, resetear y uplodear estaban totalmente fuera de nuestra órbita. Lo único que hacían clic en esa época eran unas ranitas metálicas que solían regalarse como juguetito en los cumpleaños.
Podría seguir, pero necesito imperiosamente ir a llorar al rincón. Disculpen.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Piensa como un negro, avanza como un blanco

La foto que ilustra este ¿artículo? me llamó la atención apenas puse mis ojos sobre ella.
Pertenece a la tapa del suplemente El Deportivo del diario Clarín del domingo pasado, en relación al partido Argentina-Namibia por el mundial de rugby.
Sé que los conflictos interraciales son cualquier cosa menos nuevos.
También sé que la discriminación es frecuente y que tanto blancos como negros lo hacen.
Por una cuestión de poder, dinero y espacios conquistados es más frecuente ver a los blancos discriminando a los negros, así como a los ricos a los hippies y los capitalistas a los socialistas.
Pero también se da en sentido inverso. Y si no lo creen prueben de meter un alemán en Harlem, un yuppie en un recital de reggae o un macrista en una peña meta vino y empanadas.
Pero lo raro es que esta descomunión se de en una misma persona.
¿Cómo se puede ser negro de la cintura para arriba y blanco de la cintura para abajo?
El jugador que está intentando tomar a Contepomi es así: negro al norte y blanco al sur.
Me da mucha curiosidad saber que pasa con las partes intermedias que están bajo el shorcito, ¿lo tendrá a franjas?

martes, 25 de septiembre de 2007

¿Y si probamos una vez sin que me agarren para la joda?

Al final del post les dejo el resultado de la encuesta que me había dejado olvidada a la derecha de su pantalla, señora.
Y bueno, no voy a estar revisando a cada rato cada cosa que pongo.
Al mirar los resultados, no se si ustedes me están tomando de pelotudo o realmente soy un pelotudo.
¿Cómo puede ser que en las dos encuestas que llevo hasta el momento la gran parte de la gente entre al blog para saber si por acá pasa el colectivo?
Y no es solamente acá, la mitad de la gente que entra al restaurante, pide la carta, la hojea, nos usa el baño y después se nos va sin consumir nada.
Bueno, en realidad algunos consumen la carta o más bien la usan en el baño vaya a saber uno para qué.
O en mi casa, que la gente viene a visitarme sólo para manguearme plata o vaciarme la heladera.
Mierda, qué jodido es ser amable.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Desayunando con Lindsay Gutierrez: hoy, Chinchulín

Para este nuevo encuentro de nuestra diva con destacados exponentes del medio blogueril hemos contactado al señor Mantis (aunque bueno, las declaraciones del reporteado no lo dejan parado precisamente como un "señor", en todo caso como un señor feudal) para que nos preste o alquile a Chinchulín, su esclavo personal en el blog Damos Pena.
Este "simpaticón negrito", según palabras de la mismísima Lindsay, nos ofreció una charla sin desperdicios. Y realmente no tuvo desperdicios de ningún tipo, ya que hasta sorbió las migas que quedaron en el mantel después del desayuno, tanta es el hambre al que está acostumbrado por las crueldades que le depara el destino en manos de su dueño.
Dudamos en poner esta entrevista al aire, ya que puede herir susceptibilidades. Sobre todo la de Mantis, que puede atacarnos de distintas maneras e incluso tratar de cagarnos a trompadas si se le viene encima un rebaño de abogados tratando de prenderse en el reparto de dinero ante un posible juicio por abandono, maltratos y privación ilegítima de la libertad (sí, Mantis, es ilegítima aunque hayas esgrimido un comprobante fiscal por la compra de Chinchulín).
Además, no es cuestión de publicar cosas que pueden perjudicar a un colega webloguero, pero como bien dijo Lindsay: "mirá, si me sube el rating lo que opine la gente me importa tres velines; aunque el bebote este -por Chinchulín- me cae simpatiquísimo, ¿cómo no creerle que su dueño es un sátrapa?".
En fin, que sea lo que Dios quiera.
Por favor, la cortina...



Hoy, con ustedes, en Desayunando con Lindsay Gutierrez, un invitado de lujo: Chinchulín.
La mesa que compone hoy nuestro desayuno está conformada por leche de jak homogeneizada, frutos tropicales, frutas secas, huevos poché, fresco, batata, pickles surtidos y una buena bandeja de saladitos.
Pasemos ya a las preguntas:

Lindsay: ¿Cosas que más te asustan?
Chinchulín: Ufff… muchas. No sabría por cual comenzar. Meses atrás, cuando todavía vivía encadenado, una de las cosas que más me asustaba era ver que mi amo se preparaba para jugar al borracho imaginario. Porque él no bebe alcohol, pero a veces cuando esta medio, como quien dice, "al divino botón", se hace el borracho. Y es un borracho imaginario del tipo violento, recuerdo que me gritaba cosas muy feas. Lo que más me asustaría hoy en día, sería el tener que regresar a mi África natal, o ser enviado a Venezuela por error en una encomienda. Aunque el hecho de que un ratón pudiese metérseme adentro por la boca y salir comiendo mis intestinos también me asusta. Mi amo dice que puede pasar eso si dormís más de tres horas al día, y por eso a veces me da vidrio molido para comer. Dice que eso me ayuda porque el ratón que se corta el hocico y no puede morderme, y debe ser verdad, porque me sale bastante sangre por el ano. Suerte que no es mía, ¿no?

Lindsay:
¿Qué pensás ser cuando seas grande ahora que sos un niño?
Chinchulín: Llegar a ser grande es una de mis metas en la vida. Igualmente, gracias a mi amo logré crecer varios centímetros. Su teoría del "tener mucha comida en el estómago hace que uno esté más pesado y tire hacia abajo, impidiendo el crecimiento y desarrollo de las extremidades inferiores" aún no pudo ser comprobada, pero tiene mucho sentido y yo confío en ella, porque todavía soy pequeñito. Supongo que habrá que esperar a estar en esa edad en la que se pega el estirón para juzgar los resultados.

Lindsay:
Ahora que sos un niño, ¿pensás?
Chinchulín: No entiendo realmente esta pregunta. Sí, pienso. Pienso en muchas cosas. Monica Bellucci, por ejemplo, o la relación entre el desempeño sexual de una persona de acuerdo a lo cerca que vive de una zanja. Una chica que conocí durante mis días de dormir en la calle me dijo que "cuanto más cerca de una zanja vive alguien, mejor es en la cama, fijate cuando crezcas, y vas a ver que es así".

Lindsay: ¿Cuál fue tu regalo más preciado?
Chinchulín: Esta es una historia interesante. Mientras venía en el barco rumbo a la Argentina, conocí a un viejito llamado Nasimedón, quien me regaló un objeto maravilloso. Una madeja de hilo atada a un espejo. El viejito no soportó el viaje y murió durante la noche anterior a nuestro desembarco, pero antes, me lo explicó y demostró todo. Este artefacto tenía la peculiaridad de permitirle a su dueño ver cualquier cosa en cualquier parte del Universo, ya que bastaba con derramar siete lágrimas sobre su superficie para que, como por arte de magia, lo que se quisiera ver, apareciese. Conocí el mundo entero gracias a este elemento, y me gustaría decir que lo conservo, pero mi amo no estaba interesado en adquirirme junto a lo que el distribuidor supo llamar "mis accesorios", porque –dijo- "no quiero agrandar el combo una mierda y yo al celular lo uso para hablar durante una emergencia o amenazar a los números equivocados, no para sacar fotitos". Creo que quedó todo en un container cercano a la estación Retiro.
Por lo que no sé si cuenta como respuesta a tu pregunta. Digamos entonces, mejor, una revista "El Gráfico" medio vieja que me regaló mi amo para Navidad. En la tapa estaba el accidente de Oscar Aventín, ese piloto de Turismo Carretera que se mató al chocar con el auto. "Vos corré, dale –me dijo mi amo- y vas a ver que te va peor"

Lindsay: ¿Alguna vez soñaste estar en la televisión, como ahora, conmigo?
Chinchulín: No, mis sueños suelen ser horribles, al menos, para el común de las personas. Mi sueño recurrente más frecuente es así: yo voy caminando por la calle y de repente hay un montón de autos oxidados que me impiden el paso. De repente, aparece mi amo y me golpea con una pieza de panceta salada metida dentro de una botinera, pero no de las botineras de marca, sino sus imitaciones hechas con materias primas paraguayas y manos bolivianas. Fuera del sueño eso sucedía en por lo menos en por lo menos el 24% de mis tundas, aunque con fiambres de menor valor económico. Y cuando digo botinera de marca no me refiero a Wanda Nara, ya que aunque ella se ha sabido comer sus buenas piezas de fiambre de vestuario, me parece más bien un genérico, y no un ítem de lujo. Monica Bellucci… esa sí que sería una botinera de la gran puta. Perdón… pasa que de a ratos se me para, pero tengo entendido que son cosas normales en un niño de mi edad.

Lindsay: ¿Un mensaje a todos los niños del mundo?
Chinchulín: Cualquier hombre con pinta de almacenero gallego que se les acerque mientras ustedes descansan sentados en el cordón de la vereda a la vuelta de la Estación Liniers, y les diga cosas como "vení, comete estos caramelitos que te vas a sentir mejor cuando yo empiece a cuidarte", no necesariamente va a estar diciendo la verdad. Otórguense el beneficio de la duda.

Lindsay:
¿Qué harías si tuvieras, no se, un millón de dólares?
Chinchulín: Un millón de dólares es mucho dinero, pero me extraña que me hagas esta pregunta. Según la copia de la Constitución Nacional que supiera acercarme mi amo, los esclavos no tenemos derecho a la propiedad privada (y cito las palabras del autor): "Cagaste, negro. A llorar a la Iglesia. Te juro por la motuda que te parió que te llego a ver con una moneda encima y te pateo hasta transformarte en una reposera de caoba labrada". Algún día cambiarán las cosas, supongo. Quiero creer.

Lindsay: ¿Hiciste la tarea, tomaste la leche, te abrigaste bien, te lavaste los dientes, hiciste pis antes de acostarte?
Chinchulín: Quisiera decir que voy al colegio y tengo deberes, pero no es así. Mi amo dice que todo lo que necesito saber lo voy a aprender de él o –en su defecto- leyendo blogs. Me sugirió: "metete a las páginas en las que veas que las conjugaciones verbales son respetadas o por mi vida te juro que te baño con la manguera y te meto en un tacho con cal viva, negro asqueroso". No recuerdo si fue una sugerencia o una amenaza. Y creéme, al tercer sogazo en los riñones las ganas de hacer pis se te van, entre otras cosas. Y no me gusta tomar la leche... me trae recuerdos incómodos de algunas cosas que sucedieron en el container... estaba todo muy oscuro... muy oscuro...

Lindsay: ¿Te imaginás siendo presidente algún día?, ¿por qué?
Chinchulín: No, no. Los esclavos no podemos ser presidentes. Eso también está en la Constitución. Me gustaría, sí, acompañar a mi amo en su escalada de poder, porque la verdad es que él no es tan malo, y cuanto mejor le va a él, mejor me va a mí, porque sus sobras son mejores en todo el sentido de la expresión. Por ejemplo, cuando él se compra unas zapatillas me presta a mí las anteriores, o las anteriores de las anteriores.

Lindsay:
Si pudieras elegir, ¿qué elegirías?
Chinchulín: Me gustaría volver a Damos Pen@. Mi amo escribe menos que antes pero dice que la gente se cansó de mi aspecto desamparado y mi color de piel aborrecible, y por eso me echó. Dice que ser negro "ya fue", ahora que ganó Macri, pero yo creo que hay muchos lectores nuevos que no llegaron a conocerme. Además, siempre está la posibilidad de enharinarme, lisiarme y montarme sobre la "Ola Michetti", pero no sé… La verdad, no sé… Aunque confieso que algo de miedo me daría reencontrarme con él ahora, ya que esa cultura del "desarme civil" lo tiene bastante nervioso...

Llegado este punto, la entrevisto finalizó bruscamente, debido a que el señor Mantis ingresó al estudio, se metión en esa y sin preocuparse por las cámaras lo sacó de allí a Chinchulín meta patada en el culo.
Suerte que no vamos en vivo.