lunes, 28 de septiembre de 2009

¡Si te lo cuento no me vas a creer!

Ustedes no serían capaces de adivinar por qué motivo no estuve escribiendo la semana pasada.
Ah, chiquilines, los desafío a que me dejen sus hipótesis en los comentarios.
Hoy a la noche o mañana a primera hora les cuento.

viernes, 25 de septiembre de 2009

"Educación sexual en un colegio católico" o "Cómo verle la cara a Dios"

En el colegio de mi hija, moderadamente católico, empezaron con las clases de educación y orientación sexual.
Obviamente, la cuestión sexo-iglesia muy muy muy de la mano no se llevan, así que estoy bastante intrigado por como pueden desarrollarse las cosas.
Gracias a oscuros contactos que tengo en el colegio pude acceder al temario de dichas clases.
Ahora, además de intrigado, estoy preocupado, alarmado y hasta un poquito asustado.
Y si no, veanlo por ustedes mismos:
  • Órganos sexuales masculinos y femeninos. El ángel Gabriel y el vientre materno.
  • ¿Cómo nacemos? Manejo correcto de barro y costillas.
  • El sexo seguro. Doce maneras de irse seguro seguro al infierno.
  • Visión matemática del sexo. 1+1=3.
  • La importancia de llegar virgen a la tercera edad.
  • Transmisión de enfermedades sexuales. Los flagelos de la ceguera, la castración, las hogueras y las estatuas de sal.
  • Mitos de la sexualidad. El placer y la satisfacción.
  • Reflexiones finales a cargo del padre X. ¿Cómo aconsejar sabiamente sobre sexo sin haberlo tenido nunca?

viernes, 18 de septiembre de 2009

Ventilando un poco

Volver a escribir acá es como volver a casa después de unas vacaciones prolongadas: la casa parece otra, la heladera está casi vacía, el aire huele distinto, el polvillo ya está asentado.
Che… en serio, el aire huele distinto.
¿Me dejé el gato encerrado y sin comida ni agua?
Espero que no, sería el cuarto que tengo que reemplazar.
Les decía que todo acá parece distinto. Las ideas que tenía antes de irme resultaron ser como las sobras que uno se deja olvidadas en la heladera: después de tantos días ya son restos informes, irreconocibles e inaprovechables.
Y el olor. ¿Será que me olvidé de sacar las bolsas de basura antes de salir?
¿Tiré ese pollo que había quedado en la heladera y nunca llegué a cocinar?
De cualquier modo no hay muchas novedades. Es la verdad.
Vuelvo con la cabeza fresca. Fresca y vacía, esperemos entrar en ritmo pronto.
¡Ah, me acordé de algo!
Joselo me reclamó un espacio dentro del blog. Medio que se enojó por este parate. “O me hacé un hueco o te agarro a patada y te dejo la cara como una almóndiga”, argumentó. Y con esas razones no se jode.
Así que estaba pensando que no sé, no sé que darle. Porque ustedes ya vieron como escribe, por decirlo de alguna manera.
Se me había ocurrido que podría encargarle que grabe algo, por ahí hablando zafa. Porque dando consejos es una luz. Una luz mala.
Por dios, el aire no sólo huele distinto: ¡huele espantoso!
Yo sabía que no debería haberme ido por tanto tiempo. Qué se yo, debería haberme dado una vuelta cada tanto, prender algunas luces para que los vecinos y curiosos crean que hay movimiento, alimentar al gato y sacar a pasear al pollo de la heladera.
Y también arreglé durante este tiempito que vuelva Lindsay Gutierrez, con nuevos reportajes. Negociación dura fue esa. A Lindsay no hay caché que le venga bien.
Ni el pañuelo tapando mi nariz impide que… aaaaargh, que olor tan feo.
Abramos todo, ventilemos. Así no se puede seguir.
Mejor limpio un poco, baldeo con lavandina, vuelvo a ventilar y después seguimos.
¿Y el gato?
¿Dónde está que no se escucha?
Michi, michi, michi… ¿michi?