lunes, 30 de junio de 2008

El lado oscuro de La Fuerza


"Estamos satisfechos de lo que nos ha comunicado (George) Bush", nos confió nuestro contacto en el gobierno norcoreano, "porque estábamos hartos de que nos catalogaran como los chicos malos."
"En cada reunión a la que concurríamos, por ejemplo sesiones especiales de la ONU, nos ponían en el rincón, atrás de todo, donde casi no llegan los platitos con cazuelas de salchichas, strudel o tacos de pollo, que si no los comemos ahí después en nuestra patria no se consiguen", continuó.
Según parece, el gobierno norcoreano ha empezado a desmantelar su programa nuclear por la sencilla razón de que están cansados de que los demás países lo hagan a un lado y los tilden de malos, revoltosos y fuente de malas influencias.
"Las sanciones son las que menos nos preocupan", advirtió un diplomático del país asiático, "si las sacan mejor, pero lo que en verdad queremos es que dejen de gritarnos cosas por las calles en las principales ciudades del mundo".
Aparentemente, los niños norcoreanos están sufriendo una grave crisis de identidad, ya que ven que sus padres son agredidos y catalogados como malas personas. Esto es algo que viene sucediendo con alemanes, italianos, japoneses, vietnamitas, afganos, rusos, iraquíes, iraníes y cubanos -por citar sólo algunos casos- luego de cada conflicto en el que participa Estados Unidos.
Esto le llevó a pensar a un conocido analista político de nuestro país: "Si A se lleva mal con los estadounidenses, B se lleva mal también con ellos, y C, y D, y E, y F, y entre ellos todo bien, ¿entonces los problemáticos no serían los yankees?".
La cruda realidad indica que los norcoreanos estarían interesados aunque sea en que los cambiaran del "eje del mal" a la "vicectriz de los malpensados", la "tangente de los irresponsables" o al menos que fueran incluidos en la "elipse del malaprendidos".
Parece mentira que un país grande como Estados Unidos ande catalogando por ahí a los países poníendolos unilateralmente en ejes, así como en casillas.
Como diría el conocido analista político si volviera a preguntarle: "¿los problemáticos no serán los yankees?"

Nota para los lectores atentos: me aclara Gabrielaa -mi Liquid Paper personal- que vicectriz se escribe con B. Conociendo la palabra y habiéndola empleado hasta el hartazgo en la secundaria y la facultad, no debería haberme equivocado, pero ahí esté, dejo el error plasmado en el post como símbolo de lo bruto que puedo llegar a ser aún cuando no me lo propongo.

Otra nota más: a falta de un error, dos. A ver, alguno que me corrija y me diga si aparte de esas dos burradas bisectriz se escribe sin zeta. ¡Gracias Apa!

viernes, 27 de junio de 2008

¿Soy sólo yo o...

... alguien también comparte la opinión de que el inventor de las servilletas de bar, esas que de un lado están como plastificadas, era un turro chanta hijo de puta gracias al cual en vez de limpiarnos la mayonesa de los dedos nos la untamos por toda la mano?

martes, 24 de junio de 2008

Los tiempos cambian

ANTES

-Venga, m'hija, dígame una cosa.
-Si, tatita.
-¿Fue hoy a saludar a su señora abuela?
-No, padre. Mis obligaciones no me lo han permitido.
-Vea, señorita, hay cosas que no se deben postergar. ¡Ya mismo me ensilla el burro y se me va a darle las buenas noches a su abuela, caramba!
-Pero... padre... ¡es que ya es oscuro y son como cinco leguas!
-¿Cómo es eso?, no me haga alzar la mano, ¿está desafiando la orden de su padre?
-...
-No se lo voy a repetir, malcriada impertinente, más vale que vaya yendo. ¡Y me mira cuando le hablo!, ¿entendido?
-Si, tatita, disculpemé.

AHORA

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Y tenías que ser noruego para sacar estas conclusiones?

(Clic en la imagen para acceder a la nota completa, en Clarín)

Qué bien, ché. ¿Habrán estudiado mucho para sacar estas conclusiones?
Menos mal que nos avisan que trabajar 100 horas semanales nos puede deprimir bastante.
No, dejá, no saques la cuenta, la saco yo, a ver si te cansás y después me tengo que hacer cargo de tu depresión.
Trabajar 100 horas por semana equivale a trabajar 14 horas y cuarto por día.
¿Cómo?, ¿querés descansar los domingos?
Ah, no, yo saqué la cuenta considerando que ibas a trabajar los siete días de la semana. Si querés tener un descanso de un día, ponele que lo necesites para ir al siquiatra a que te medique por tu temita de la depresión, necesitás trabajar casi 17 horas por día para llegar a 100 semanales.
¡Cómo no querés deprimirte, querido!
Y por ahí zafás, porque los científicos noruegos dicen que "puede ser" que te veas afectado y no que "con seguridad" vas a deprimirte.
Los muchachos, en el bar, nos imaginamos que los cerebritos locos bien pudieron brindar la siguiente conferencia de prensa:

Tenemos el notición del año, muñecos. Acá, en Noruega, Capital Internacional del Bacalao, luego de años y años de estudios y arduos trabajos -con casi 95 horas de labores semanales- hemos hecho un descubrimiento importante: si trabajás 100 horas por semana te pega el bajón. Decí que nosotros le metemos no más de 95, que si no para qué te cuento.
Así como lo escuchan: te ré deprimís, te da el bajón, se te estrula el corazón, nomás.
La gente que está en estas condiciones, en países lejanos como esos que están en los bordecitos del mapamundi, cruzando el océano o un río bien ancho, se deprime mucho principalmente por dos razones: un grupo lo hace por no ganar suficiente dinero a pesar del esfuerzo y otro lo hace porque a pesar de ganar guita a paladas no pudo todavía desarrollar la capacidad de gastar mientras duermen.
En estos momentos estamos trabajando en otro estudio super avanzado tecnológicamente que trata de demostrar que si trabajás más de 24 horas por días corrés serios riesgos de morirte. Así, a secas, palmás roja directa recurso del último hombre.
Cuando tengamos novedades les chiflamos, porque todavía no logramos superar la barrera de las 23 horas con 50 minutos, pero estamos en eso, por ahí faltan unos pocos ajustes, nada importante...

lunes, 16 de junio de 2008

Tomás Aníbal Arriaga, el lipogramista de Barrio Malvinas

Ayer al mediodía, mientras estaba repasando con el trapo rejilla alguna de las mesas desocupadas del restaurante (en rigor todas menos una en la que Joselo estaba tomando un café con leche durante su descanso), entro al local un cincuentón de aire distinguido.
Se dirigió a mí preguntando por el responsable del establecimiento, enterándose de mi propia boca que era yo quién estaba al frente en ese momento.
Se presentó como Filippo Mangiatutto, representante literario.
Me contó que llegó al local por recomendación especial de Rodrigo Alvarez Onorio, quien supo tener su tarde de fama (unas horas, al menos) gracias a nuestro comedor.
Estaba interesado en que uno de sus representados, Tomás Aníbal Arriaga, un novel escritor radicado en Barrio Malvinas, diera en nuestro restaurante la conferencia de prensa previa al inicio de la escritura de su primer novela. Cómo aún no había iniciado los textos, le parecía prudente hacer una conferencia sencilla en un lugar menos mediático que el centro de convenciones que tenemos ubicado enfrente; además que, ante la falta de garantías de que Arriaga venda o incluso termine su novela, era la opción más económica.
Le dije que sí, que íbamos a suspender todas las reservaciones de la fecha a fin de albergar tan magno evento. Sonrió, quizás intuyendo que no teníamos ninguna reservación pendiente.
Le pregunté por las características literarias de Arriaga, en mi caracter de asiduo lector de libros, revistas, folletos, pasacalles y graffittis.
Me dijo sin medias tintas, cómo si fuera yo el presidente de una prestigiosa editorial al que estuviera intentando convecer de que publicara los textos de Arriaga:
-"Tomás Aníbal Arriega es quizás el más elevado botón que muestra la calidad literaria del Barrio Malvinas. Su característica principal es ser un lipogramista fantástico.
"Cómo usted sabrá, un lipograma es un texto literario que fue voluntariamente escrito prescindiendo de algunas letras del alfabeto.
"La dificultad de un lipograma consiste en la elección de una letra que sea de uso frecuente. Por eso hay tan pocos textos de este tipo y los ejemplos se cuentan con los dedos de las manos y póngale, el pie izquierdo.
"Pero Arriaga trasciende las clásicas barreras de la lipografía, quitando no una, sino cinco letras del abecedario para sus textos: la i, la s, la r, la e y la p. Tanto es así que para no transgredir el lipograma ni siquiera en la tapa, ha firmado la obra con el seudónimo Tuntún Zucundún.
Le dije que me parecía maravilloso que un escritor pudiera expresarse aún con estas carencias, así que le pedí que por favor pidiera al literato que viniera unas horas antes del evento, así podíamos agasajarlo previamente y en forma privada. Me dijo que sí, que seguramente Arriaga aceptaría, pero que no me sorprenda que en su habla cotidiana respetara las reglas lipográficas autoestablecidas, como un modo de preparación para su colosal próxima obra.
Así las cosas, Tomás Aníbal Arriaga se presentó a las seis de la tarde, dos antes de la pactada para la conferencia.
Lo saludé efusivamente.
-Buenas tardes, señor Arriaga, ¿cómo está usted?
-Muy halagado, ajá. -respondió rápidamente.
Observé que no había pronunciado ni íes, ni eses, ni erres ni ées ni peces, sorprendiéndome gratamente.
-Lo felicito, tiene usted una disciplina muy fuerte.
-Thank you, -agregó con una inclinación de cabeza.
¿Cómo haría para omitir esas cinco letras durante toda una obra?
-Por favor, señor Arriaga, ¿quiere comer algo?
-Algo, olo algo.
-¿Cómo?, ¿cómo dice?
-Algo, olo algo, una immanada.
-¿Una qué?
-Una immanada, una con maza con calni adintto
Miré a su representante confundido.
-Una empanada, una con masa con carne adentro- me tradujo.
El escritor agregó:
-Y con pazaz da uva, tocanta, muy tocanta.
-Con pasas y picante, muy picante, por favor- explicó el representante.
Me fui hacia la cocina decepcionado.
El secreto del lipogramista estaba tristemente develado.

jueves, 12 de junio de 2008

Ida

Este no suele ser un blog intimista pero hoy va a ser la excepción, porque lo necesito.
Mi abuela, en cuya piel me puse el año pasado cuando actué este monólogo, hoy decidió partir hacia ese cielo hipotético en el que yo la imaginaba.
Me encuentro en este momento solo y frente a este blog que hoy siento ajeno, pero es un buen lugar para poner algunas cosas en claro.
Quiso el destino que su momento llegara más o menos como ella quería: excepto por los últimos dos o tres días, se fue sin perder conciencia de si misma, sin resignar su independencia y sobre todo con su deseo cumplido de "que Dios me conserve la cabeza y lo que me queda de vista, es lo único que le pido", cómo a ella le gustaba repetir.
Tengo encima la paz de saber que se fue sin dolor, sin darse cuenta.
Tengo la tranquilidad de saber que ella supo cuanto la quiero, a pesar de sus defectos de los que no puedo decir que hayan sido pocos.
Pero sobre todo siento la sensación de que no se fue, de que simplemente se repartió y anida ahora una parte suya dentro mío, así como otras partes vivirán dentro de cada uno de los que la amamos.
Tenía necesidad de escribir esto y este lugar es tan bueno como cualquiera.
Sé que muchos amigos que me leen desearían dejar un comentario aquí abajo, pero discúlpenme que hoy no los haya habilitado.
Es tan solo porque este post es para mí. Para mí y para ella.

Hasta el lunes.

martes, 10 de junio de 2008

El saber no ocupa lugar, pero llena bastante.

La señora se sentó en la primer mesa, junto a la vidriera.
Cuando me acerqué y le pregunté qué quería que le sirviera me respondió simplemente "un vaso de agua, querido".
Me fui mascullando que con estas viejas siempre pasa lo mismo, te ocupan la mesa y no te gastan en un sánguche aunque se lo pidas por favor mientras le pegás culatazos en la cabeza.
Cuando volví con el vaso, la mujer había desplegado un arsenal de comida que presumí había sacado de la cartera.
Azorado, me acerqué a la mesa sin saber si echarla o largarme a reir.
Había puesto sobre el mantes dos canapes de atún, una masita de hojaldre con alguna crema y decorada con una aceituna negra, cuatro o cinco sanguchitos de miga de jamón y queso, algunos daditos de queso gruyere, tres bombitas de crema, tres empanaditas de copetín, dos medialunitas rellenas con jamón y queso, seis albondiguitas, dos masitas bañadas en chocolate blanco y unas seis o siete masas finas con cereza arriba.
-Señora, -intenté explicarle amablemente- me compromete. No puede venir al restorán y traer su propia comida.
Me miró con ternura de abuela.
-Pero no, hijo, si no es comida mía. Bueno, bah, ahora sí. Pero no te preocupes que igual te dejo la propina- respondió mientras me guiñaba un ojo.
Entonces, ante mi expresión confundida, me explicó el porqué de esa comida.
-¿Sabés lo que pasa? Yo formo parte de un grupo de personas que nos fuimos conociendo en distintas exposiciones, conferencias e inauguraciones.
"Al principio nos éramos indiferentes, pero con el tiempo fuimos coincidiendo en distintos eventos. Nos fuimos aprendiendo las caras.
"Entonces nos dimos cuenta que no era casualidad que viéramos los mismos rostros tanto en una conferencia sobre epistemología, como en la presentación del nuevo disco de un grupo de cumbia colombiana o la inauguración de una muestra de arte pictórico.
"Y veíamos en los rostros de los demás que a su vez ya nuestro propio rostro resultaba conocido, familiar, cercano.
"Y nos preguntamos, ¿por qué íbamos tanta gente, en principio sin mayores intereses comunes, a los mismos lugares, a los mismos eventos?.
"La respuesta era sencilla: por la comida y los cáterin que se hacen en ellos. Reconocerlo en principio nos dio vergüenza, pero luego aceptamos la situación y fuimos entrando en confianza.
"Empezamos a saludarnos, nos fuimos conociendo, presentando, contando nuestras vidas y, ésto es lo más importante, pasándonos los datos de nuevas presentaciones, ágapes, inauguraciones, disertaciones y otros eventos en los que se puede morfar gratis.
"Ahora somos un grupo más o menos organizado, de entre cuarenta y sesenta personas, que compartimos una agenda variopinta sobre los lugares donde se puede comer de arriba. Algo así como un Solos y Solas, pero del estómago.
"A veces se complica, porque nos toca ir a dos o tres eventos distintos en una misma tarde en distintos puntos de la ciudad, pero bueno, con una sola cosa a veces no te llenás.
"O se nos hace un revuelto metabólico el comer un día a las cinco de la tarde, otro a las once de la noche, pasar el día siguiente sin comer y a lo mejor al otro comer seis veces.
"Ahora hasta incluso, para presentaciones donde no van ni los parientes, son los mismos organizadores los que nos invitan, para hacer número. Pero ellos ya saben, por comida baila el mono. Lo único que decidimos no hacer es ir a actos políticos, por más que te tiente el chori y la coca. Cuestión de principios.
"Yo, por ejemplo, hace seis años que no gasto nada en comida. Tengo mi agenda bien organizada y si no puedo concurrir a un evento tengo gente que me cubre, que va a comer por mí y luego me trae algo, no sé, una empanadita, una galletita con caviar, algo, y con eso voy tirando.
"Con el ahorro en alimentos, me compré una casa en Villa Gesell, un lugar muy lindo donde se come bien y barato en los meses de verano.
"Cuando dicen que del arte no se puede vivir me provocan risa. De la cultura y el arte no sólo se puede vivir, sino incluso comer postre y cafecito. El secreto radica en no ser el artista.
"Y tomá, hijo, tomá. Este canapé con alcaparras te lo dejo para vos, y guardate el cambio".
La señora me dejó helado. Jamás imaginé esta situación.
Y pensar que para poder comer todas las noches me deslomo doce horas en el restorán.
Pero por lo menos el resto de la semana no va a ser tan así: mañana tengo una conferencia sobre la explosión de la industria del calzado en el mercosur, pasado la presentación de un libro sobre arte helénico, más tarde el lanzamiento de una nueva línea de perfumes, el viernes la reinauguración del ala norte del hospital provincial y según me han dicho, el sábado hay probabilidades de una avant premier con pochoclo gratis en el cine del shopping.

sábado, 7 de junio de 2008

¡Odio cuando preparo estofado y la salsa de tomate borbotea y mancha toda la cocina!

Tomate triturado, enterate: ¡sos un fastidio!

miércoles, 4 de junio de 2008

Tips para una buena higiene dental

En esta época donde se puso de moda que sean los odontólogos o los fabricantes de pasta dental quienes te dan consejos sobre como cuidar la higiene de los dientes, es hora que hablen los que saben: los que cocinamos las cosas que te llevás a la boca.
Porque seamos sinceros, ¿quiénes mejor que nosotros para decirte como cuidarte de la corrosividad de los ingredientes que ponemos en los alimentos?
No te dejes engañar por caracoles que se convierten en supercaparazones cuando los frotás con dentífrico o cepillos de dientes que hablan y se pelean dentro del baño.
Acá, los que verdaderamente la sabemos lunga, te batimos la posta.

Ni antes ni después
El cepillado de dientes no se debe hacer ni antes ni después de las comidas.
¡Se debe hacer durante las comidas!
Los alimentos dañan el esmalte dental en forma constante debido al contacto. La comida espera quince minutos a que te laves los dientes para empezar a actuar.
Por eso, lo ideal es minimizar el tiempo de permanencia de los restos alimenticios en la boca.
La mejor alternativa es: un bocado, una cepillada, otro bocado, otra cepillada.
La excesiva masticación aumenta el tiempo de cada bocado, por lo que recomendamos que quienes sean de lenta masticación, opten por colocar una pequeña porción de dentífrico sobre cada bocado, para ir ganando tiempo de proceso.

Carnes y verduras dañan por igual
Los fabricantes de comidas sanas elogian sus productos pensando en su aporte vitamínico, proteico y aliméntico, pero esconden celosamente el hecho de que sus sanos productos acaban destruyendo nuestros dientes.
Dejémonos de cumplir esas pamplinas como la pirámide alimenticia.
Por la salud de nuestras piezas dentales debemos siempre inclinarnos por comer cosas menos agresivas para el esmalte y de contenido químico inocuo o neutro, tales como algodón, corcho, bandejitas de telgopor, gomapluma y enduido plástico.

El hilo dental, ¿un mito?
Cuando los hombres ven una chica bonita por la playa y son sorprendidos por sus esposas, escuchan de éstas el comentario "claro, mirá, si tiene puesto un hilo dental en el culo", mientras ellos localizan el lugar dónde es que se pierde dicho hilo dental.
Entonces, si un bello trasero puede relacionarse intuitivamente con un hilo dental, ¿podemos transpolar esto al tema de la dentadura?
¡Por supuesto!
Hay que dar sólo un par de pasos lógicos hasta concluir lo siguiente: para limpiar los espacios interdentales no hay nada mejor que la parte inferior de una bikini o bien una bombacha.
Así que deje el hilo dental para las adolescentes descocadas del verano y dedíquese mejor a higienizar su boca con el elástico de un finísimo culotte.

¿Son buenos los dentífricos?
Es sabido que los fabricantes de dentífricos viven de fabricarlos.
Es por eso que no es de su conveniencia que los problemas bucales acaben definitivamente.
Los dentífricos son más malos que buenos, aunque cueste creerlo y duela saberlo.
Por cada una de esas cositas plateadas que les ponen a algunas pastas y que te venden como frescura instantánea -y que no es otra cosas que confetti de papel picado- meten cuatro o cinco caries listas para invadir tu boca.
Cuanto más se "limpia" uno los dientes, más caries se introducen en la cavidad bucal.
No aprietes el pomo de dentífrico aunque ellos te digan que es hora del carnaval dentario.
Lo mejor para evitar este flagelo: un buche con cloro, masticar un rato virulana para pulir las piezas y un enjuague con Lysoform para pisos.
De esta manera, adiós caries, adios bacterias, adios encías y adios lengua, sabiendo que en estos dos últimos lugares es donde se concentra la mayor cantidad de pequeños organismos. Por lo menos que escarmienten.

Para ser la primera vez, con esto pueden ir arreglándose.
Por ejemplo, pueden arreglarse ese tercer molar, que desde acá ya estoy viendo que se les está cayendo a pedazos.

lunes, 2 de junio de 2008

Por culpa de tantos premios ya no tengo donde guardar el arroz y los fideos para mi hija

Es así, tengo las vitrinas llenas de premios, en casa mezclamos los dados para la generala en alguno de los trofeos que gané.
No es por desmerecer al resto, pero en la puerta de casa tengo tres contenedores para tirar cosas: uno para materias orgánicas, otro para materias inorgánicas y el tercero para premios que no me entran en la despensa.
Copas, medallas, plaquetas, platos decorados, banderines, monedas conmemorativas, souvenires, trofeos, diplomas, cuadritos, estatuillas y cocardas.
Es más, hace poco me entregaron un premio que es una plaqueta en donde se ve una estatuilla que sostiene una copa que tiene grabado un cuadrito donde se ve un banderín en el que se despliega un diploma que tiene abajo una cocarda que dice en letras góticas: "Siga participando".
¡Premios a mí, ja!
¿A mí?
¿En serio, para mí?
Huy, no te hubieras molestado, che... mirá que lindo, parece un vidrio... ah, no, che, pero sí, mirá, es un diamante.
Genial.
¿Y quién me dió este premio?
El amigo unServidor. Muchas gracias, unServidor.
Ahora, ¿cómo se abre?, ¿la plata está adentro?, ¿es canjeable por efectivo?
Cuantas incógnitas, cuantas.
No voy a obedecer toooooodas las consignas que había que cumplir para ser merecedor del premio, pero a ver quien es el que se anima a venir a sacarme la astilla facetada esta.
Lo único que voy a hacer es linkear a siete blogs que creo que se merecen el premio más que yo (o algo así leí).
Pero no entren en estos siete links, no.
Entren al de arriba, al de unServidor. Un blog de los grandes.
Estos son los links a quienes paso el premio (a ver si se ponen las pilas y me agradecen, che):
  1. Hillary's Blog
  2. El blog de Osama Bin Laden
  3. Honorable Senado de La Nación (no es un blog, pero bueno, es parecido, es un blooper)
  4. El blog de Jorge Rial
  5. El super blog para aprender ruso
  6. Rocky Balboa Blog
  7. El blog de Gladys Florimonte
Tomá, ¡estos son blogs y no pavadas!

PD: En serio, gracias unServ.