viernes, 30 de marzo de 2007

¡Qué clima de locos!

Mi abuela: -Bueno, si mañana llueve, traeme la nena de nuevo.
Yo: -Bueno, pero si no llueve la llevo a la escuela.
Mi abuela: -¿Vos decís que no va a llover?
Yo: -Me parece que está despejando.
Mi abuela: -¿Seguro? Mirá que escuché que hay alerta neurológico.
¡Plop!

¡Gracias Tamara!

Hace un par de post les comentaba que me molestó leer el blog de Tamara Di Tella en la edición on-line del diario Clarín.
Hoy me veo obligado a decirles que lo lean, que no se lo pierdan. Estoy tentado de ponerlo entre mis links: es re-chistosa.
La mayoría de las opiniones, comentarios y anécdotas que escribe para parecer graciosa logran su objetivo: es estúpidamente graciosa.
Creo que voy a crear una sección de este blog para rescatar sus conceptos.
He aquí una muestra gratis:

"Yo digo, la sobremesa…¿para qué sirve? ¿Para socializar? ¿Sirve para crear y consolidar los lazos fraternales entre los diferentes miembros de la familia? Me parece fantástico, pero… ¿no podemos socializar y consolidar en otro lado, que no sea la mesa del comedor?"

"Para mí, la papa y la zanahoria nacieron para estar juntas."

"Traten de no hablar mientras comen. Nadie dijo que el acto de comer debe ser divertido."

"Esta es una solución drástica: dejen los cubiertos equivocados en la mesa. Por ejemplo, si está servido un bife y ustedes tienen un cuchillo y una cuchara en vez del tenedor, van a comer menos."

"Las mejores sopas de la historia fueron inventadas por hombres chef, no por mujeres. Tomen al Gazpacho, por ejemplo. ¿Saben quén lo inventó? Yo tampoco."

¿Y los comentarios de su blog?
Lean y comprueben:

Quiero creer que este blog es una contribución ad-honorem, porque no imagino que alguien te pague para que escribas textos tan básicos, infantiles, carentes de valor alguno.
Monica


Hola tamara!! no lo tomes a mal pero me parece que sos el jorge bucay de las dietas !!!
Jorge


Ahhhh si, desasociar la comida con la diversión tal vez baje de peso pero te deje sin amigos, mujer, novia, hijos... Tamara te tomaste unos vinos o tenías que rellenar esto con alguna cosa graciosa tipo blog de Podeti? Lo de la cuchara bueh, ahí te fuiste al diablo, no sabría como hacer para pelar el huesito del asado de tira. Prefiero ser panzón antes que sufrir así!!
Adolfo


Delicioso, aunque no dietético.
En definitiva, dejen de leer un blog tan soso como el mío y váyanse de cabeza al blog de Tamara que en esto de escribir cosas graciosas me saca varios cuerpos.

jueves, 29 de marzo de 2007

Lo que mata es la humedad

Rosario, 29 de marzo de 2007, 8:45 horas.
La lluvia que cae desde hace tres días nos está haciendo salir branquias.
Malhumorado, hace unas horas, con la cabeza chorreando agua por culpa del paraguas roto, ingresé a las oficinas del SIDEAT (Sistema Integrado de Denuncias de Accidentes de Tránsito, dependiente de la Municipalidad).
Me dirijí a la Mesa de Entradas, desde donde me derivaron a otro escritorio para poder radicar una denuncia por un choque en la vía pública.
-¿Apellido y nombre? -me preguntó el empleado que oficia de escriba.
-Bug, The Bug.
-Ajá, bien. ¿Y qué fue lo que pasó?
-Bueno, es que yo venía por Dorrego y unos metros antes de llegar a Tucumán se me cruzó un tipo y nos chocamos. Bah -aclaré-, me chocó el a mí.
El empleado rió para si mismo como diciendo "seeee, es lo que dicen todos", antes de hacer la siguiente pregunta:
-¿Y qué fueron?, ¿dos autos?, ¿auto y moto?
-No, fueron dos paraguas.
El empleado enarcó las cejas y me miró perplejo.
-¿Cómo que dos paraguas?
-Y si, es que con esta lluvia uno se mete bajo el paraguas, se mira como se le van mojando los zapatos y por ahí te cruzás con otro y ¡zas! te chocás. Bah, él, porque yo iba bien derechito mirando para adelante.
-Pero... ¿iban por la vereda?
-Si, si, claro. Bueno, él venía medio como sigzagueando. Anote eso, sí, él venía sigzagueando. No digo que estuviera borracho, pero bueno, no se.
-Y bien bien, ¿cómo fue?. A ver, dibújemelo acá en este planito.
-Bueno. Yo venía dirección norte a sur, ¿despacito, eh?, velocidad normal, no vaya a creer que yo soy uno de esos locos que van a toda pata.
"Ajá", murmuró el escribiente mientras me miraba por encima de los bifocales.
-Bueno, yo venía por Dorrego, y él también, pero pegado a las paredes y en sentido contrario, o sea por su izquierda, que es mi mano.
-¿Entonces usted venía por su mano?
"Pfffffff", dije.
-¡Por supuesto!, él se me cruzó, ¿entiende?. Yo venía por mi carril. Además, anote esto, venía fuertísimo. Yo no sé que manía que tienen estos inconcientes de correr como locos. Encima bajo esta puta lluvia... perdón, lo de "puta" no lo escriba, por favor... le decía, encima bajo esta lluvia que no te deja frenar.
Puse mis pies sobre el escritorio y le mostré las suelas.
-Mire que suelas, oficial -el tipo no era ni siquiera oficial tornero, pero se me dio por llamarlo así, a ver si me daba más crédito- ¡qué suelas!, pura goma. Toque, toque. No como el otro, que venía en chancletas. ¡Ja! A los apurones con chancletas. Ahí están las consecuencias.
El empleado me seguía mirando como para tratar de sonsacarme verdad o mentira.
-Así que la culpa fue de él, ¿no?. ¿Y hubo heridos?
-No, por suerte no, agente. Diga usted que, luego del topetazo entre los paraguas, cada uno pudo más o menos maniobrar el suyo porque así de cerca estuvimos de sacarle un ojo a una señora que venía de hacer los mandados. Bueno, yo sí pude, pero él se fue contra una casa. Incrustó su paraguas contra la reja de una ventana. ¡Se fue contra la pared con paraguas y todo!, ¿usted puede creerlo?.
-Y daños: ¿que daños hubo?.
Le mostré el paraguas.
-Fíjese como me lo dejó. Le hizo un corte acá y acá. Y el fierrito este no estaba así doblado. Me lo dejó a la miseria. Mire como estoy todo mojado.
-¿Y el de él?
-¿El de él? ¡El señor me atropelló y luego se dio a la fuga! Así estamos. Pero no vi mucho. Un pedazo de la tela le quedó enganchada a la reja, así que ahí tuvo parte de su merecido. Por lo demás no sé.
-¿Qué paraguas era?, ¿tiene algún número?
-Y... era uno azul... ¡azul marino!. Plegable, mango curvo, no alcancé a verle la marca.
-¿Y el suyo?
-El mío es un Pierre Cardin modelo 2006. Nuevito lo tengo. Bah, lo tenía. El número es... a ver... ¿es este que está acá debajo del código de barras?, ¿si?, bueno, es 7794589657153.
El empleado tomó todos los datos.
-Bueno, -me dijo- vaya por ese pasillo que van a tomarle las fotos para verificar los daños. Pero si no tiene los datos del otro paraguas poco vamos a poder hacer.
-¿El seguro me reconocerá algo?
El "agente" se encogió de hombros.
-¿Y qué poliza tiene? -preguntó.
-Tengo seguro contra lluvia, pero no cubre granizo.
-¿Destrucción total o parcial?
-Ambas, excepto en caso de tornado.
-Bueno mire, -me dijo para ir cerrando la cosa- presente estos papeles en el seguro. Vea que puede hacer, nosotros llegamos hasta acá.
-¿Y me darán bola?
-No creo, -se sinceró- generalmente nunca reconocen nada.
Me levanté y me fui.
Al salir pisé una caca de perro. Sobre llovido, mojado.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Primer acto

La semana pasada empecé a concurrir a un taller de teatro.
Es algo que siempre quise hacer pero nunca me había animado a empezar.
Tantos años de demora para darme este gusto se deben en parte a mi clásica timidez, al haber priorizado simpre otras cosas o por la avaricia que todos ven en mí y me impide pagar el alto precio de la fama. La cosa es que empecé.
Todo muy lindo, la verdad.
Estuvimos haciendo algunos ejercicios para que el profesor nos fuera conociendo y me contentaron mucho los resultados.
El profe dijo que tengo una veta artística muy importante, que si bien dejo que mi expresividad se eleve hacia el cielo mantengo los pies firme sobre la tierra. Eso sí, recién empiezo y todavía estoy un poco verde con esto de las caracterizaciones. Sacando las metáforas en sus apreciaciones, me dijo que me reservaba un papel de árbol en la muestra de fin de año ya que me veía bien tronco.
Nos comentó que hay muchos estudios actorales que están buscando actores para sus elencos, que estuviéramos atentos a esas oportunidades.
-¿Y qué clase de estudio nos recomienda? - pregunté.
Me miró atentamente mientras elegía las palabras.
-Por lo que vi hoy, en tu caso particular, si tengo que recomendarte un estudio te diría que empieces con un electroencefalograma.
No entendí del todo qué quiso decirme.
-Y algunas horas de diván tampoco te vendrían mal. - añadió para terminar.

martes, 27 de marzo de 2007

Comida sana

Esto es el colmo: nos piquetearon el boliche.
Resulta que en el centro de convenciones de la vereda de enfrente hubo una convención de cirujanos plásticos y nutricionistas.
Atentos a la movida, llenamos la vereda de carteles promocionando los platos del día: todos auténticos productos dietéticos y con menos calorías que una porción de aglomerado.
Esperábamos de esta forma atrapar a la concurrencia de la disertación a la hora del almuerzo.
En cierta forma lo logramos.
Nos quemaron tres autos en la puerta del local (por suerte todos de proveedores y acreedores), bloquearon las calles que llevan hacia nuestro local y robaron las rosas que la Chola, la vecina de enfrente, tiene en su jardincito delantero.
¿Y todo por qué? En repudio a la comida sana.
Escuchamos por la televisión del comedor un reportaje en vivo a un médico quejándose con las siguientes palabras:
"Basta. Basta ya de este tipo de negocios que sólo favorece a unos pocos. ¿Qué es lo que está haciendo el gobierno para proteger nuestra fuente de trabajo?, ¡nada!. Porque tienen que saber, compañeros periodistas, que detrás de cada milanesa de soja, escondidos bajo una capa de mermelada dietética, ocultos por un atado de acelga, se encuentra un hijo de cirujano plástico que no puede engordar con salud porque su padre no tiene una mísera liposucción que llevar a cabo."
La protesta se estaba saliendo de madre.
Nos bombardearon el frente del restaurante con bombas caseras hechas con cuerito de pollo y grasa de asado.
Leyendas del estilo de "Ni yankees ni marxistas: nutricionistas" cubrieron nuestrasparedes y nuestros pizarrones de oferta.
Quise salir a la calle a calmar a las masas médicas.
No hubo forma: me corrieron como tres cuadras, pero luego me dejaron escapar por temor a que adelgace demasiado y perdiesen un potencial cliente.
Vaya uno a saber lo que ocurrió finalmente en el restaurante.
Allá los dejé a Joselo, Tony, el Rata y algunos parroquianos resistiendo el asedio. Confío en que me perdonen la huida creyendo que fui capturado por las brutales hordas.
Tal vez los médicos tuviesen razón. Tanta dieta está rompiendo el ecosistema humano que tan frágilmente se mantuvo naturalmente durante muchos años.
¿Qué sería de ellos si desaparecieran los gordos, los estéticamente disconformes?
"¡Qué buena pregunta!", me dije mientras tironeaba con dientes y uñas un trozo de carne tenazmente adherido a un hueso de asado.

lunes, 26 de marzo de 2007

La gota de agua que corre en "¿Qué estás buscando?"

Participá del concurso "La gota de agua que corre". Dale, ¡no seas gil!
Bases, historia y condiciones, aquí
(promoción no válida en las provincias de Córdoba y Mendoza, pero total, por internet, vos podés decir que escribiste desde otro lado)

domingo, 25 de marzo de 2007

Si, si, no es para alardear, pero yo en mi tiempo libre sólo me rasco la panza

Por curiosidad ingresé a un blog de la página del diario Clarín que nunca había visto: el blog de Tamara Di Tella.
A los dos minutos salí espantado porque lo que te propone esta mina es cuidarte y hacer ejercicio. ¡Vade retro, Satanás!
Si hay algo que aprendí, con el correr de los años, es a desconfiar de las mujeres que usan el apellido del marido, y sobre todo si el marido es Torcuato Di Tella: ¿falta de identidad?, ¿sumisión?, ¿conveniencia?
Pero antes de salir, le pegué una miradita a su cuadrito autobiográfico.
La última frase me pescó por sopresa.
Dice el cuadrito: "En su tiempo libre es empresaria".
¡En su tiempo libre es empresaria!
¡Cómo puede uno ser empresario en su tiempo libre?
¿Qué clase de persona usa su tiempo libre (es decir el que le sobra luego de trabajar y ocuparse de sus obligaciones básicas y que suele dedicarse a uno mismo o sus amigos o familia) en ser empresario?
Seguramente una persona muy especial, como puede verse en los dos párrafos que copio abajo y pertenecen a la primera entrada de su blog:

"Porque yo sé qué hacer para tener un cuerpo ideal, un cuerpo sano, joven, fuerte y delgado, que es lo mismo que decir que sé cómo vivir muchos años, sé como ser atractivo al sexo opuesto (o al mismo), sé como “pegar” mejor en la primera entrevista de trabajo, o en la primera cita de negocios, etc.
Lo aprendí porque hace mil años me dedico a este tema, porque escribí como ocho libros y un montón de artículos, porque
tengo una cadena de como 50 estudios pilates y tangolates y porque me gusta, porque me encanta y me divierte.
Quiero plasmar acá todo lo que yo pienso y lo que yo sé. Después ustedes, allí, acá, me dirán lo que piensan y lo que saben. Y como ustedes son más, muchos más que yo, seguramente la sabiduría va a venir más de ustedes a mí, que de mí a ustedes. (¡miren que humildad la mía!) Y no me vengan con que esto es frívolo o que no les interesa, porque a todo el mundo le interesa estar bueno y sentirse bien consigo mismo.
Los varones quieren “tener facha” y las mujeres quieren ser lindas."
Tamara, vos disculpame (sobre todo por tutearte) pero si hay algo que no vi en tu blog es esa humildad de la que hacés gala. ¿O quisiste poner falsa modestia?
Pero ahora, entre nosotros, te confieso que yo en mi tiempo libre me miro el ombligo. ¿Es muy grave?

sábado, 24 de marzo de 2007

Y bueno, anduve con fiaca

Y sí, no tenía ganas de escribir.
Mucho trabajo, el inicio de algunos proyectos nuevos, esto de las conferencias de prensa que me tiene podrido.
La semana entrante me encontrarán con las pilas recargadas.
Si me encuentran.

Para que no se aburran, les dejo un acertijo para que jueguen un ratito (para la próxima les prometo algo para colorear).

En esta multitud deben encontrar:
1) Un chupete de siliconas con gel refrigerante.
2) Un punga robando una billetera.
3) Un pedante incorregible.
4) Al culpable del gasesito.


Y no, no está Wally.

martes, 20 de marzo de 2007

Este post trata sobre los libros que lei en un catálogo y me llevé una sorpresa por como estaban resumidos en el mismo y me contaban el final. Jajaja

Ayer me llego un catálogo de libros para compra telefónicas.
¡Qué bueno!, me dije, ¡ahora voy a poder comprar libros sin que la gente me insulte por la calle, me arroje cáscaras de manzana o me pegue pataditas en los tobillos desde atrás para que me tropiece!
Pero al rato la ilusión se rompió.
Cuando recorría el catálogo leyendo las sinopsis, caí en la cuenta de que los de la distribuidora no sólo estaban resumiendo el inicio de la trama: también detallaban sin mayor remordimiento los finales y las historias paralelas.
Y si no vean este ejemplo
Una mente siniestra
Un hombre solitario pierde su trabajo en un complot misterioso, que sobre el final se descubre es instigado por su cuñado.
Durante la trama, tratará de recuperar su puesto en la multinacional donde se desempeñaba, sin saber que el no conseguir el trabajo permitirá que la persona que lo persigue durante todo el libro se descubra como agente encubierto y le ofrezca ingresar a la fuerza policial, posibilitando de esta forma que pueda investigar a su cuñado y desarticular el complot. Una genial obra de suspenso policial, con toques de humor ácido y refinado en las páginas 24, 64 y 126 a 128.

o este otro
Una fuga imposible
Cuando Genne Brown es acusado de asesinar a su esposa no sabe hasta que punto su vida corre peligro
.
Los verdaderos asesinos intentarán eliminarlo a toda costa para borrar toda posible evidencia.
Un libro fascinante acerca de lo duro de la vida carcelaria.
¿Podrá Genne sobrevivir en ese ambiente tan duro?, ¿podrá probar su inocencia a pesar de tener a la jueza en contra?
La respuesta es sí.
Por suerte la jueza, que resulta ser amante del asesino y por eso intentaba por todos los medios condenar al pobre Genne se arrepiente y se mete a si misma y a su amante en prisión.
Genne sale en libertad y su vida cobrará un nuevo sentido.
Dos párrafos antes del final, Genne se tropieza al bajar del colectivo y se desnuca.
Un verdadero final abierto, ya que no se sabe hasta el capítulo final del Volumen II de esta historia que en realidad no se tropezó sino que fue empujado por el hermano del asesino del primer libro.

Con eso basta, para muestra basta un botón.
Así, en poco menos de una hora tenía perfectamente aprendida la trama de cuarenta y ocho libros, de los cuales unos diez o doce me interesaba comprar pero ahora que se los finales me da fiaca pagar por ellos.
Mirando el lado positivo, puedo argumentar que mi stock de temas de conversación para esos momentos incómodos en donde no se sabe que decir ha crecido considerablemente.
Tan tan mal no estuvo, analizándolo desde ese ángulo.
Es más, creo que trataré de conseguir más folletos.
En una semanita lograré el equivalente a haber leído todos los volúmenes de la Biblioteca Nacional.
Si consigo algo similar para las películas en algún videoclub ya no me será necesario ir al cine.
Podría buscar incluso la posibilidad de conseguir algo para en un par de meses terminar alguna carrera universitaria estudiando desde los resúmenes, como abogacía, farmacia o ingeniería hidráulica. Total, para la práctica también deben venir resúmenes.

sábado, 17 de marzo de 2007

Un negocio inesperado

El hombre llegó al local hace cuatro días tratando de pasar desapercibido.
Claro que al ser la primer persona que ingresaba no logró hacerlo.
Vestía un pesado sobretodo marfíl con las solapas levantadas, una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo una pequeña bolsa de papel madera. Su atuendo provocaba el efecto contrario al que indudablemente se proponía, ya que causaba curiosidad verlo vestido así. Sobre todo porque completaba su atuendo con un par de contrastantes ojotas, seguramente debido al insoportable calor que empezaba a inundar las calles.
Joselo, al verlo indeciso y visiblemente incómodo, se acercó para ayudarlo.
Luego de cruzar unas palabras, Joselo volvió hacia mí y me dijo:
-Dice que quiere hablar con el encargado.
Luego de estudiarlo brevemente con la vista, me dirigí hacia él ensayando una sonrisa profesional cortés y convincente.
-Buenas tardes -saludó mientras estrechábamos nuestras manos-, vengo a ofrecerle algo que puede interesarle.
Me explicó -mientras me mostraba fugazmente que dentro de su bolsa llevaba una botella de intrigante apariencia- que vendía un producto para aderezar las comidas y todo tipo de sustancias comestibles.
Cuando empezaba a explicarle que nosotros ya tenemos nuestra cartera de proveedores establecida me interrumpió con una gesto fuerte pero respetuoso.
-Déjeme explicarle -continuó-, es que no es algo que pueda conseguir con los distribuidores habituales.
Aclaré que si bien no todos los productos que trabajámos eran lo que se dice fresquísimos, tratábamos de compensar el hecho cuidando que al menos no fueran sustancias ilegales o de dudosa procedencia.
-No, no, no. Insisto en que me deje hablar: lo que tengo para usted es un producto, ¿cómo explicarlo sin que me tome por loco?, digamos.. un producto mágico.
Francamente intrigado, lo dejé continuar.
Me contó que en un viaje que realizó recientemente por la India había adquirido allí unas botellas con un líquido que produce una especie de encantamiento en quien lo ingiere mezclado con los alimentos que come.
El encantamiento consiste en sentir en cuerpo y alma que el alimento que está probando es exquisito, con gustito a casero (tan difícil de lograr) y que remite a los mejores recuerdos que el individuo tenga en materia culinaria.
Díficil es negar que un producto así sería el as en la manga para convertir cualquier bolichón en un éxito rotundo.
No tanto por credulidad como por curiosidad le compré a esta pesona la botella a precio de oro. El caballero me agradeció infinitamente y desapareció por la puerta.
Decidí probarla ese mismo día.
Al mediodía llegó un cliente habitual y vi en él la oportunidad de comprobar la efectividad de la botella. Es menester aclarar que suele ser un comensal exigente lo cual me daría una buena medida del eventual efecto de la pócima.
Le pedí a Joselo que me dejase atenderlo a mí (tuve que jurarle que de cualquier forma le daría la eventual propina ya que estaba en una de sus mesas) y también le dije a Tony que yo cocinaría su menú.
Me acerqué al hombre y le solicité su pedido.
Me encargó una buena porción de vitel thonné para empezar y una botella de tercio de un buen vino blanco para acompañarla.
Fui a la cocina y tomé una porción de vitel de la heladera. La probé y estaba un poco fuerte. Le eché por encima un par de gotas de la botella mágica y rogué que además de darle buen sabor al plato tuviera propiedades antibióticas.
Rellené una botella de vino con vinagre y también le puse algunas gotas del líquido mágico.
Llevé el pedido a la mesa.
El cliente probó el vino y luego se devoró la entrada y acabó la botella.
De más está decir que quedé estupefacto.
Luego pidió lasaña como plato principal.
En un rapto de locura le llevé dos hojas mustias de lechuga rociadas con el líquido en cuestión.
Evidentemente no sólo estaba engañando su olfato y gusto, sino además su vista. Como si fuera poco mi asombro, además me hizo llamar a Tony para felicitarlo por su buen mano para la cocina y le dió cien pesos en la mano que de ninguna forma logramos que aceptara compartir a pesar de que nada había tenido que ver con la atención a este cliente.
De postre, ni me molesté en preparar nada: le puse dos gotas de líquido al plato vacío y se lo llevé.
El hombre le pasó la lengua al plato como si llevara meses sin probar bocado.
Al finalizar, pidió la cuenta, dejó una considerable propina y se retiró bonachonamente.
Increíblemente el líquido funcionaba.
Al día siguiente el hombre no apareció y me llamó la atención, ya que solamente los domingos no almuerza en el restaurante.
Tampoco lo hizo durante los dos próximos y comencé a asustarme. Una sensación de culpa empezó a morderme las tripas.
Hoy por la mañana me lo crucé en la calle. Me saludó como si nada.
Cobré coraje y le pregunté que tal la comida del otro día.
Me dijo que nunca había probado algo tan exquisito desde las épocas en que vivía aún con su madre. Que el postre era como los que hacía su abuela y que todo lo que degustó dicho día lo remontó a sus días de infancia, donde no era habitual el abrir latas de conserva y todo era casero. Es más, me dijo que reiterar sus felicitaciones a Tony.
Luego de agradecer sus cumplidos le pregunté por qué entonces no había regresado.
-¿Sabe lo que pasa?- me dijo-, después de comer esos fabulosos manjares me di cuenta de cuanto extrañaba la comida de mamá. Así que decidí desde ese momento hacerle compañía todos los mediodías y me voy a comer con ella. Además me sale gratis y un beso en la frente le alcanza como propina.
Menudo éxito comercial había resultado mi compra.
Apenas el hombre desapareció tras la esquina entré estupefacto al local, busqué la botella y la arrojé con odio a la basura.

jueves, 15 de marzo de 2007


100 ENTRADAS


Fah!
Esta es la entrada número cien, si es que esta cuenta, porque no pienso poner nada.
Bueno, si esta no vale será la próxima entrada.


Nota:
la imagen fue tomada de
http://os-caes-ladram-e-a-caravana-passa.weblog.com.pt/, un blog que no leí pero Altavista me dijo que ahí iba a encontrar mi torta. Me pareció honesto comentárselos.
Nota 2: Y sí, yo para buscar imágenes suelo recurrir a Altavista. Es que el Google me manda para cualquier lado, como bien he podido comprobar.

Duda existencial

Recurro a ustedes para dirimir una cuestión.
En otra nota anterior, ya les conté que tengo un R12 que ya mucho mucho no da.
Hoy lo miraba y no se si me daba lástima o vergüenza, y me veo en la necesidad imperiosa de levantar un poco mi ánimo.
Cuando llueve, le tengo que poner un diario doblado para que trabe bien la puerta del conductor porque sino me entra un chorro de agua por el burlete.
En el piso, le puse unos papeles en lugares estratégicos porque entraba agua por el piso.
Para que no se me llenen los buracos con barro, tapicé con cinta de enmascarar los pasarruedas para tapar las grietas.
Un almohadón oculto bajo el cubreasiento que oculta los agujeros en el tapizado le da mayor altura al conductor, ya que se hundió irremediablemente.
Con esmalte de uñas más o menos al tono le fui pintando algunos descascarados y lugares expuestos de la chapa.
Para sintonizar la radio, clavé una papa en la antena para ver si así puedo agarrar aunque sea algunas AM.
Además recubrimos en interior de los espejos de los faros con papel de aluminio porque ver si aunque sea un haz de luz va hacia adelante.
También tiene una hermosa calcomanía de los jeans Levis Strauss tapando una rajadura reciente en el parabrisas (ya me reservé una de "no a las papeleras" por si se agranda).
Bien, lo que quería preguntarles, para ver si así puede alegrarme la tarde:

¿podría ser que existiese la posibilidad de considerar todas estas mejoras como tunning?

Recuerdos de mis vacaciones I: Mundo Marino (un mundo de paz y amor)

Fuimos a Mundo Marino.
Llovió todo el santo día.
Y no una lluvia común, de esas que solamente cae agua de arriba. No.
Llovió como para llenar la pileta, con vientos arremolinados que hacían que te mojes de frente, de costado, de abajo y hasta te pegaba el agua en la planta de los pies, cuando los levantabas para caminar.
No quiero exagerar, pero como sería la cosa que incluso los lobos marinos no salían del agua para no mojarse.
Truenos, relámpagos, rayos y centellas adornaban el cielo y los árboles se agitaban.
En uno de los espectáculos, la orca hizo un salto fuera del agua para tocar una pelota suspendida bien alto y era tal el viento que la levantó en el aire y la hizo planear hasta la reserva de pingüinos. Un desastre, sobre todo para los pingüinos. Si los vieran a todos ellos, antes que se los devorara el cetáceo volador, soplando juntitos en contra del viento tratando de lograr que la orca acuatice en otro lado.
Comerciantes a más no poder, los encargados de la reserva tuvieron una idea colosal: colocaron en la entrada un cartel que decía: “Hoy, nuevo espectáculo: Tsunami en vivo”.

lunes, 12 de marzo de 2007

El que se va sin que lo echen...

Volví.
Ahora sólo queda desempacar las valijas y empezar a remar de nuevo.
Y no me refiero al trabajo. El descuidado de Mux me dejó la canilla de la bacha de crudos abierta y se me inundó el local completo.
Y Hernán, en su bienintencionado intento de retirar los ataudes del sótano me socavó los cimientos y se me hundió casi setenta centímetros la parte central del salón.
Igualmente, gracias muchachos. Me permitieron descansar sin tener que estar pensando en costosos sistemas de alarmas para evitar el robo si hubiera estado el restaurante cerrado.
Espero que no se hayan molestado en hacerse copias de las llaves: por un lado porque lo primero que hice al llegar fue cambiar las cerraduras y por el otro porque total, dejaron la bodega vacía, para que van a molestarse en seguir entrando.
En fin, veremos si podemos abrir mañana, si bien será martes 13. Total, será un embarque de vuelta y creo que el refrán se refiere sólo a las partidas.

jueves, 1 de marzo de 2007

¡Qué bajón! ¡Y encima en verano!

Cómo es posible que haya una ola de gripe y resfríos por toda la ciudad en el medio del verano? Se supone que es la épopca destinada a clavar la sombrilla, a comer sanguchitos en la plaza y a manguerearse los pies en el jardín trasero. Nada de estornudos, nada de estar en la cama tapado hasta el cuello mientras del otro lado de la manta hace 30 °C de temperatura!
No voy a revolear dedos inculpadores, pero me parece que fue un señor que vino el domingo... Entró, estuvo, y se fue tosiendo desenfrenadamente. Cuando me acerqué a servirle su café con leche con 3 medialunas (parece que viene seguido, porque pidió "lo de siempre" si bien luego tuvo que darme detalles), ya me la vi venir. "Éste me contagia", pensé. Dicho y hecho. Mi llegada a casa parecía una publicidad de Bayaspirina C. Nariz roja, ojos llorosos y cansados, y tosiendo casi sin ganas. Mantita sobre la espalda, tecito con humo que entra por la nariz, y... y nada, no sirvió. Desde el domingo hasta hoy, jueves, que estoy con la nariz roja, los ojos llorosos y cansados.
Hoy estoy un poco mejor, toso menos y tengo voz. Así que seguro mañana me pego una vuelta por el boliche. Estuve juntando ideas para ver qué platos servimos mañana, pero tiene que ser tranqui. No vaya a ser cosa que la clientela se espante, vio...

- Hernán

(Nota: Hernán, cambié la imagen porque la que estaba ya no existe en la web...)