Hay verdades que permanecen veladas por más que las tengamos a un palmo de la nariz.
A veces, tanto nos resistimos a creerlas que nos tragamos cualquier sapo con tal de no reconocerlas.
Pero deberíamos cortar con esa práctica oscurantista.
Incluso (o mejor dicho, más aún) si se han esforzado desde nuestra infancia en hacernos creer lo contrario.
Por eso hoy le digo basta a los falsos mitos, empezando por éste.
El caballo blanco de San Martín, no es ni blanco ni negro ni marrón. Basta de controversia.
Es verde.
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