jueves, 25 de enero de 2007

¿Pol qué no habla má fuelte así nos leímos tolos? ¿O quiele que le palta la tlompa?

Un grupo de japoneses autodenominados expertos en educación han recomendado que se vuelva a imponer el castigo físico a los alumnos hinchapelotas en los colegios nipones. Además sugirieron incrementar los horarios de clases.
Sin embargo, aclaran que no se tolerarían los castigos con varas de mimbre y que ellos se refieren a palmaditas correctivas como medios disuasivos para que los estudiantes no se hagan los pistolas y presten más atención a las clases.
¡Ah, bueno! Menos mal que un premio Nobel en química forma parte del grupo, que si hubiera sido premiado en sicología capaz que pedían rapar a todos los pibes y darles de patadas en el culo hasta que los zapatos se achiquen por lo menos un número por el desgaste.
Y no es joda, en esta nota del diario Clarín lo pueden ver en detalle.
Ya veo que dentro de poco los japoneses saldrán a golpear sus cacelolas en las calles, reclamando por el fin de la violencia escolar y exigiendo que los profesores no concurran armados a los colegios ni con manrikigusaris ni con hanbos.
No sería improbable que luego los inspectores de escuela concurran a las mismas con katanas y estrellitas ninja (shuriken, bah) y le hagan vasectomía gratis a los profesores demasiado indulgentes y por ello contrarios a las nuevas políticas educativas.
No descartaría tampoco la rehabilitación de mazmorras en los sótanos del ministerio de educación, donde los inspectores poco audaces serían molidos a palos para delicia del emperador.
Nuestro país, en donde sólo los alumnos concurren armados, está a años luz de la cultura milenaria de Japón.
No hay caso, seguimos siendo del tercer mundo.

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