Pasen y siéntense. Servilletas al cuello. Vasos Durax y mantel de plástico floreado. No esperen comida chatarra ni tampoco platos elaborados. A cambio, pueden meter la cuchara en la olla tantas veces como quieran. Hoy, polenta con pajaritos.
domingo, 17 de septiembre de 2006
Todo pasado fue mejor
Leía el diario de hoy, por internet nomás, mirá que vamos a desembolsar unas moneditas en metálico, y me encontré con una interesante carta de un lector.En la misma, el lectoescriba se queja de una propuesta (no confirmada por mis medios, sin objeciones a su veracidad) mediante la cual se busca cambiar la fisonomía del barrio Pichincha, arrasando con la historia edilicia de dicho enclave rosarino.Visto de esa forma, aplaudo su postura y la comparto.He hecho hace muchos años una recorrida guiada por el barrio y hay lugares históricos, invisibles para el ciudadano desprevenido, donde se respiran aires de 1900. Rincones fabulosos, historias impregnadas de conventillo, tango y trasnoches asaltan a todo aquel que se anime a caminar despreocupada pero atentamente sus calles.Propone una muy buena idea: restaurar una línea de tranvía que ayude a rememorar aquellas épocas, entre otras buenas sugerencias.Conozco muy superficialmente San Telmo, en Capital, y me encantó. No veo motivos por los que Pichincha no pueda ser nuestra San Telmo rosarina.Sin embargo -y quizás saque las cosas de contexto, por lo que les dejo el vínculo a la carta original para que la consulten y todos contentos- no comparto algunos de los motivos por los que hace público su reclamo.Propone que "mediante la participación ciudadana, se pueda rememorar la época de la mafia y la prostitución". ¿Cómo sería eso?. No es que no me lo imagine, pero quiero primero saber que papelito me toca, parece un reparto medio jodido.También propone una redada policial al estilo de la época, pero gracias, yo paso.Si vamos a rescatar algo de Pichincha, no comparto venerar esa faceta.Además de los muchos que gozaron de la sana diversión de aquel entonces en Pichincha, hubo muchos para los que no fue ni tan sana ni tan divertida. Mujeres cautivas, explotadas, sin futuro eran moneda corriente. Asesinatos y ajustes de cuentas fueron el pan nuestro de cada noche.Policias, políticos, empresarios: la corrupción no nacío en Rosario, pero tomaba la mamadera en Pichincha.¿Por qué vanagloriarse de eso? Y no la voy de moralista ni de pacato, simplemente me parece que son muchos los límites que se excedieron por esos años.Si vamos a aprovechar el patrimonio histórico para recrear teatros, cabarets inclusive, tanguerías y museos-conventillo, me parece bien. Pero rememorar la prostitución (muchas veces no consentida) y la mafia... veo mucha diferencia.No obstante, les dejo unas propuestas para las décadas venideras. ¿Por qué esperar un siglo antes de ponerse a reflotar las cosas?. Aprovechemos ahora y habrá menos que reconstruir después.Propondríamos en el 2095:Corriditas por barrio Las FloresReflotemos aquellos años en los que nacía el siglo, épocas gloriosas de bufosos y navajas, años donde las zapatillas nunca llegaban a gastar su suela en el pie de su dueño, cambiando de mano en mano al ritmo de un arma blanca. Salidas grupales los fines de semana desde las 20 horas. Entrada libre y gratuita, salida sólo con peaje.Safari en la jungla de cemento¿Es amante de los deportes de riesgo? El safari urbano es para usted, deporte que llega de memorables tiempos que desgraciadamente ya no volverán.Disfrute de la adrenalina con la caza mayor. Esté atento a los mayores peligros que acechan ocultos detrás de árboles y tapiales. Alquile un taxi y recorra las calles de la ciudad.Le brindamos el único safari donde la presa es usted.La plaza rojaNo se deje engañar por las luces de Pichincha, con sus fast-food, cines y salones de spá que el gobierno consiguió instalar recientemente.Venga a la plaza seca, la clásica, la de Mitre e Ituzaingo.Acá si que se vive la noche.Los vecinos nos regalan con su esfuerzo una de las más gloriosas épocas de la ciudad, evitando de esta forma que se pierda para siempre el contorno de lo que fue la más famosa zona roja de Rosario.En una labor actoral de antología, verá como los frentistas de ese barrio alternan con los turistas que llegan desde todas partes del mundo para conocer esta maravillosa recreación.Venga, no sea tímido, bombón, que acá mi amigo, el de la ochava, le va a enseñar.Hablando de todo un poco, imperdible esta página donde nos enseñan como curar el mal de ojo.
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