viernes, 29 de septiembre de 2006

Nuevas tendencias en el mercado laboral

La forma en que están cambiando desde hace años las costumbres consumistas de los pueblos, el auge de las nuevas tecnologías y los profundos giros en las relaciones humanas (sobre todo en los conceptos de familia, sexualidad y confort) han traido aparejado un quiebre importante en la oferta y demanda laboral.
Los trabajadores cada vez más van mutando (no me animo a escribir evolucionando) desde la dependencia patronal hacia proyectos freelance o independientes.
Incluso muchos de los que ahora están "bajo patrón" lo están en forma indirecta: es común que los trabajadores facturen por sus servicios o bien se encuentren bajo régimen de contratos eventuales y transitorios.
Para decirlo explícitamente: los clásicos oficios y profesiones se están yendo al carajo.
¿Qué quedó de aquel puesto honroso de Diseñador de Boletos de Colectivo?
El arte de diseñar los viejos boletos de colectivo, con sus franjas de colores y tonalidades, que uno apreciaba aún cuando lo que importaba fuera la obtención del codiciado boleto capicúa, murió a manos de los cospeles y las tarjetas magnéticas sin tener aunque más no sea un partido homenaje.
Incluso oficios relativamente nuevos caducaron y tuvieron un ocaso prematuro, como niños internados en un geriátrico.
Es el caso del Rebobinador de Cintas VHS, que supieron ver su gloria durante el auge de las tiendas de videos pero que fueron masacrados a mano del Pulidor de Superficie, con esta nueva moda de los DVD.
Innumerables oficios decantaron en el olvido y vieron la luz nuevas modalidades, mal que pese reconocerlo rayano a lo supérfluo (no tengo la menor idea si es correcta la utilización de los términos anteriores, pero tienen buena cadencia, así que opté por dejarlos).
A modo de ejemplo enumeraré algunos casos, con la esperanza de que alguno de ustedes me ayude a ampliar la lista. Como verán, parte de los nuevos estudios y profesiones deben ser expresadas en inglés, en un vacuo intento por darle a las mismas mayor durabilidad, lo cual dudo íntimamente.

RTDJ (er-ti-di-yei)
Como una evolución de los viejos diskjockeys o menos viejos pero no tanto DJs actuales, aparece el RTDJ (ringtones DJ) que no es más ni menos que un musicalizador de tonos para celulares. Trabajador anónimo, de difícil trascendencia en los personal, se comporta como un voyeur musical, alimentando su amor propio en secreto cuando escucha uno de sus éxitos sonar en el celular ajeno.
Locker traseure searcher (buscador de tesoros de lockers)
El la mayoría de los supermercados se ha reemplazado el clásico bolsero, lugar donde las viejas del barrio dejaban en custodia sus bolsos de hacer los mandados y sus changuitos domésticos (si esos que se parecen a las mochilas con rueditas que ahora llevan los chicos a las escuelas en vez del añejo portafolios), por cajas metálicas con puertas que funcionan si uno les coloca una moneda de un peso en la ranura.
Este nuevo oficio, pariente cercano de los buscadores de metales en las playas, se basa en técnicas de búsqueda y distracción que apuntan a que la gente olvide retirar su moneda cuando retira su bolso y de esta forma hacerse del redondo trofeo.
Cyber Copilot (copiloto de cyber)
Este puesto se emparenta con los copilotos de carreras de rally y otras donde el conductor principal no puede estar atentos a los detalles y debe delegar en alguien de confianza la concentración en ciertas partes inherentes a la conducción.
En los cyber actuales, con toda esta moda de la competencia, todo jugador que se precie tarde o temprano debe caer en la contratación de un cyber copilot profesional. La función de este es clara: en los momentos de mayor tensión del juego, alguien con la cabeza fría debe estar siempre atento a detectar enemigos, puntos de vida, bonus, trampas tendidas y demás particularidades que al jugador principal, dominado por la adrenalina en las grandes maniobras, puedan pasarles desapercibidas.
No hablaremos de otro oficio creciente como es el Editor de Blogs por dos razones: por un lado no quiero alentar la competencia; y dos, no hago aportes jubilatorios por esta actividad y temo un feroz despliegue de los inspectores recaudadores.

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