Perdonen que los haya abandonado por casi una semana pero es que lo que descubrí tuvo tal impacto en mí que el shock de saberme estafado me duró hasta hace pocas horas.
Yo no sé si ustedes ya lo saben, pero por las dudas se los digo. Eso sí, asegúrense estar bien sentados y si son impresionables mejor saltéense este texto.
(piensen bien si desean seguir leyendo)
¿Todavía están ahí?
(Bueno, yo les advertí)
Lo que descubrí es que... ¡internet básicamente está manejada por computadoras y casi no hay intervención humana!
Si, así como lo oyen: son ma-qui-ni-tas.
¡Qué ingenuo fui!
Me dejé estafar por tanto tiempo...
Me engañaron vilmente, abusando de mi confianza con el fin de cobrarme los tres mil quinientos pesos que pagaba mensualmente por el abono a internet.
Si, ya sé, fui un tonto. Ahora me enteré que hay abonos más baratos, pero, ¿yo qué sabía?
Lo que pasa es que la farsa estaba bien montada.
Yo jamás había tocado una computadora y cuando quise averiguar por un acceso me encontré con estos tránsfugas que me engatuzaron como a un zonzo.
Es que no sabía que se necesitaban computadoras para mantener este sitio. Ni siquiera sabía que ustedes usan máqinas para leerme.
Yo escribía en mi cuaderno Gloria lo que quería que ustedes leyeran y por la tarde alguien que ellos enviaban venía a retirar los manuscritos. Me decían que le sacaban fotocopias y personalmente se las llevaban a cada uno de ustedes.
Al principio era barato, a pesar de los traslados.
Pero cuando empezó a crecer la cantidad de lectores, la cosa se puso difícil.
Encima con el tema de los comentarios la situación empeoró.
Me explicaban que no sólo tenían que traerme los comentarios de ustedes hasta mi -multiplicándose los costos- sino que además tenían que distribuirlos entre ustedes, para que todos lean a todos.
Claro, ¡cómo no iba a salir caro si algunos incluso llegan acá hasta desde otros países.
Encima yo suelo poner fotitos y gráficos que los tipos me cobraban para reproducir a mano, porque en la fotocopia salen mal.
¡Fortunas gasté en ustedes!
Por suerte un amigo bien intencionado me abrió los ojos.
Me dijo que internet es otra cosa, que ahora no hace falta llevar los textos personalmente.
Dice que ahora puede hacerse por fax, sin hacer el viaje.
Menos mal que todavía hay gente gaucha que no busca aprovecharse.
Le contraté a mi amigazo un abono.
Ahora me cuesta casi la mitad que antes, ¿no es grandioso?
10 comentarios:
¡Qué suerte tiene usted! Yo tuve que pedirle a mi amanuense que escriba este comentario y se lo mande por correo argentino, para lo cual me cobró nada menos que $5000.
Y usted, don Mux, ni se imagina como se me llena el felpudo de spam.
como que por computadoras??? y el chavon que me cobraba todas las semanas por traerme sus post tambien esta en esta estafa???
no puede ser si me maté en mi máquina de escribir Lettera, para que la fotocopia salga bien.-.
que barbaridad ya no se puede confiar en nadie, me siento indignadisimo casi ultrajado.-
un abrazo y disculpe que me largue a llorar......
pd: no sabe donde epuedo conseguir una de esas máquinas de "fax" que le recomendó su buen amigo.-.
Pay: ¿a usted también le cobran $ 8 cada fotocopia?
Ahora me siento culpable por la tira de asado que nos envió por Andreani!!
Y yo que lo hacía de vacaciones!!
(Menos mal que no le pedí la foto de la arena)
Se lo extrañó mucho!!!
Me imagino el enchastre que se le habrá hecho con todo eso de la chorimancia... Tanta papeleta engrasada...
Pero usted recicla el papel que le envían con tanto comentario después???
No se si ya alguien lo premió con esto pero lo seleccioné para un premio blogueril.
Si quiere pase a retirarlo cuando pueda.
¡Gracias renegado! Me enorgullece.
A todos los demás también les doy las gracias. Es que mal de muchos...
BRILLANTE!!!!!!!!GENIAL!!!!!!
UD. MI BLOGCINERO FAVORITO!!!
Pensaba salir del anonimato, de espiar blogs y sumarme a este mundo, pero mi admiracion hacia ud. me inhibe!
Anonymus, anímese nomás.
Ya verá que bien le va.
No se olvide que ser webloguero es además una de las actividades mejor remuneradas de la historia de la humanidad.
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