domingo, 29 de abril de 2007

Vísteme despacio Sancho, que ya van tres veces que me agarrás con el cierre relámpago

Acabo de enterarme que Humphrey Bogart jamás dijo "Tócala de nuevo, Sam" durante la película Casablanca.
Ya sabía desde hace un tiempo que los tripulantes del Apollo 13 nunca dijeron "Houston, tenemos un problema" y que en ninguno de los libros de Arthur Conan Doyle el personaje Sherlock Holmes dice la célebre frase "Elemental, mi querido Watson"
Pero no me esperaba lo de Bogart (confieso que nunca vi la película completa).
No voy a poner acá todos los vínculos a través de los cuales puedan corroborar estas falsedades (seguramente una o dos de las falsedades que nombro ya las tengan conocidas) porque tienen que aprender a no ser tan vagos y buscar por ustedes mismos.
¿Es ésta nuestra memoria colectiva?
¿Qué está pasando con nuestra tradición oral?
¿Qué pasaría si no tuviéramos estas películas, libros o personajes al alcance de la mano para que puedan desdecir estas frases inventadas por el ingenio popular, por la mala memoria o por el cholulismo chupamedias?
¿Cómo podemos saber que cuando no había películas, ni grabaciones de audio, ni teléfonos los poetas, juglares e historiadores que nos legaron frases, leyendas, biografías e historias no padecían este síndrome de adaptar las cosas según les venía en gana?
En este punto es donde se me cae la estantería.
Ya no creeré en las antiguas leyendas de la antigua Grecia, en las colosales campañas de los mongoles ni en las hazañas amatorias del zorzal criollo.
Desde ahora instauraré mi propio patrón de verdades históricas.
He aquí algunas de mis nuevas verdades.

El talón de Aquiles
Homero no podía parar de inventar cosas con tal que la gente le diese bola cuando recitaba y le tirase algún mendrugo con el cual pasar el hambre.
Sus sucesores siguieron su tradición oral (es decir mentir a diestra y siniestra) y con el correr de los siglos nos ha llegado un relato entretenido pero falaz.
Según lo que creo, Aquiles no sólo no tenía el punto débil en el talón, sino que jamás existió la flecha arrojada por Paris, quien sólo era un comerciante troyano que sirvió de testigo en el juicio que precedió al asesinato del héroe griego y no es más que una referencia metafórica. Aparentemente Aquiles fue ejecutado luego de comprobarse que había recibido una cuantiosa coima en concepto de hacerse el boludo y dejar entrar el famoso caballo de Troya a la ciudadela.

Sócrates y la cicuta
Mientras que la historia tradicional da por sentado que Sócrates fue condenado en juicio público a la muerte mediante la ingestión de Cicuta, fuentes menos ortodoxas me han convencido recientemente que en realidad el viejo filósofo cayó fulminado por mezclar sandía con vino en una orgiástica cena llevaba a cabo para celebrar la indiscreción del oráculo de Delfos, que comentó al pasar los diez números que saldrían en la lotería oficial ateniense al día siguiente.

Hay muchos más ejemplos y cuestiones que pongo en tela de juicio, pero no quiero llevarlos a un excepticismo extremo.
Ustedes ya tendrán sus propios medios para destrozar sin remordimiento

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por algo a la cicuta se la conoce también como "La sidra de los galpones en Carupá".

Fla-q dijo...

"La vieja ve los colores" tampoco existió.

Anónimo dijo...

Menos mal que no pusiste más ejemplos, porque nos habrías llevado a todos a un exceptisismo muy grande, y a nadie le gustaría ser un exceptico, ni un epcéntrico, ni un opsceno, ni un pisicologo, ni un ecstraño. ^^



http://piso-99.blogspot.com

click!!

betty dijo...

poco a poco, se nos caen los idolos