viernes, 3 de abril de 2009

Rebelión en la granja

Joselo dice que no quiere venir a trabajar otra vez al restaurante. Que no da para más cagarse a trompadas entre tres mozos para ver quien atiende la única mesa que se ocupa y obtener la propina.
Los otros dos mozos no podrían estar más de acuerdo, cansados de que Joselo invariablemente los muela a golpes noche tras noche, pasando semanas sin poder atender una sola mesa y recibiendo más agresiones si insinúan turnarse para atender.
Lo cierto es que luego del robo de todo el mobiliario del bar, pasando por la instalación de almohadones en el suelo -supletorios de las sillas-, sugerido por Ajenjo, hasta la situación actual donde contamos nuevamente con todos los muebles, han pasado meses durante los cuales perdimos prácticamente toda la clientela.
Un desastre.
Por suerte el Rata, hablando para el costadito por culpa del último trompadón de Joselo, tiró una idea muy buena.
-¿Y si subalquilamos las mesas? Digo, porque por ahí levantamos unas chirolas, desde afuera parece que hay más gente y todos contentos. A medida que se renueva la clientela vamos liberando las mesas, que se yo, alquilándolas sólo por una semana y si no es necesario no renovamos.
¿No es una idea brillante?
Joselo le pegó un castañazo por las dudas.
-Por las dudas… -aclaró- pero si, parece una buena idea.
Nos pusimos en campaña enseguida y ya negociamos un buen espacio del total disponible.
Dos mesas las alquilamos a una demostradora de Tupperware que le da fiaca preparar su propia casa para las reuniones.
Una tercera la cedimos al Tano Schwartz, que en vez de pagarnos una suma fija nos participará con el 5% de lo que recaude levantando quiniela.
Un par más terminaron en manos del Dr. Chevita, el cirujano plástico del barrio, que tiene el consultorio clausurado temporalmente por la presencia de ratas.
Todavía queda un buen lote de mesas disponibles.
Por favor, si alguno de ustedes puede colaborar reservando una mesa, o dos, o tres, lo que dicte su corazón, me lo avisa por comentario que después arreglamos.
Sean claros con la actividad que desarrollarán sobre nuestro espacio.
Por ejemplo, ciertos rubros como el tráfico de órganos, la reducción de autopartes robadas y la organización de la distribución de estupefacientes están expresamente prohibidos.
Obviamente, prohibidos en ciertos horarios, se entiende.

5 comentarios:

Mafa dijo...

Quisiera una mesita junto a la ventana para venta de linyerí descartable.Solicito aprobación.
Atentamente,
M.

The Bug dijo...

La ubicación está concedida, Mafa.
Después arreglamos el precio, pero le aseguro que será tarifa de amigo.
Saludos.

unServidor dijo...

Solicito por la presente una mesa contra la pared, en lo posible, doble (la mesa) para venta de antigüedades. Es para cosas que exigen ser apoyadas o colgadas (la pared). Habrán artículos de todo tipo, desde expendedoras de boleto oxidadas a sables de Cepeda, cestería (vinilos de Camilo Sesto), escupideras coloniales, quijadas de vaca o almanaques de gomería viejos y además usados... Pero prometo nunca pasar las fronteras de la mesa otorgada y arreglarme con ese espacio.

Jorge Mux dijo...

Si le alquilo una mesa para hacer un café filosófico, ¿Joselo me molerá a trompadas? (Aclaro: me lo merecería)

The Bug dijo...

Jorge, unServ: sus mesas están cedidas.
Los problemas inherentes a la actividad que va a desarrollar son suyos, no míos.
Lo digo por la falta de espacio o las trompadas de Joselo.