domingo, 18 de enero de 2009

Parecidos pero no iguales

Hay ciertos límites que no deben romperse.
Precisamente eso es lo que intentamos hacerle entender todo el tiempo a Joselo.
Cada día que pasa, aumenta su presencia y relevancia dentro del grupo de personas que componen el personal del comedor.
Permanentemente estamos en la lucha de ponerle un coto a su personalidad como parte de un ejercicio para no espantar la clientela.
Una de las cosas que él no identifica, es la delgada línea que separa a una broma de una maldad.
Las maldades que hace las lleva a cabo ingenuamente, sin intención.
Didácticamente, mientras él se rie descontroladamente de su última diablura, nosotros lo arrastramos a la cocina para explicarle qué es lo que hizo mal, conceptos que él escucha con la expresión confundida de un cachorro de perro al que se reprende por haber mordisqueado una zapatilla.
Por ejemplo, es una broma entregar sobrecitos de sal en vez de edulcorante cuando se le lleva café a un cliente.
Sin embargo, sorprendimos a Joselo haciendo la siguiente maldad: darle a un cliente un sobrecito de sal, diciéndole que es sal y obligándolo a echarlo en el café y no dejar de pegarle con un repasador mojado hasta que se lo tome.
Nunca entendió que aunque el resultado es el mismo (que el cliente lleve a su boca café salado) no es igual la intención con la que se hace.
O a veces, es frecuente ante un cliente molesto chocar al paso su silla para volcarle un poco de líquido encima cuando está tomando algo.
Joselo no entiende que eso no es lo mismo que ir al mostrador, preparar un cortado liviano, cargarlo en una bandeja y llevarlo hasta el cliente para volcárselo descaradamente en la cabeza.
En este mismo momento me veo obligado a dejar de escribir, para seguirlo porque acabo de ver a Joselo salir de la cocina con una sonrisa en los labios y un cuchillo con sierra en su mano izquierda.
Y uno nunca sabe.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo en tu lugar, evitaría que conozca el viejo chiste que rima con Joselo, eso de "agachate y conocelo".

En manos de este tipo, ese inocente chascarrillo puede transformarse en un resonante caso de abuso a la vista de todo el mundo, lo cual suele ser contraproducente para cualquier negocio que se respete.

The Bug dijo...

Gracias Piyama.
No sabe cuanto aprecio su consejo.

Gurisa dijo...

jajajajajajajajajjajajaja

Cómo me hiciste reír piyamadecalle!!!