viernes, 13 de febrero de 2009

Diario de viaje. Quinto día: 5 de febrero

Necesito urgentemente que me llamen por teléfono, que me empujen, que me rodeen personas, que mi voz se pierda en un cardumen de gente.
Mi esposa y mi hija no están mejor que yo.
Si bien somos apenas tres en la cabaña, me doy cuenta que cuando caminamos nos desviamos casi sin pensarlo para chocarnos entre nosotros y poder decirnos agresivamente “¡qué hacés, animal!”, “mirá por donde caminás, infeliz” o “¿quién te enseñó a manejar?”.
Esto va a terminar mal, es un presentimiento.
A mi no me van a venir a pasar por arriba, pero me preocupa.

3 comentarios:

Vachi dijo...

:)!!

Héctor dijo...

Ves, te creíste eso del oxígeno, ahora dirán que realmente te hace falta.

Luego los hombres de blanco te llevarán a un lugar mejor, y si te portás bien (mira, puse un acento sudamericano), te dejarán salir al jardín los días de sol.

Si crees que tu necesidad de humo es muy grande, habla con el encargado, igual y prende los arbolitos por una hora...

De paso les sacas otra foto prendidos...

Suerte.

The Bug dijo...

Vachi: ::;()((=/P
O algo así.

Héctor, probé prender yo mismo los árboles, pero la verdad es que estaban algo verdes.
La próxima vez me llevo un bidón de kerosene, por lo menos.