domingo, 27 de enero de 2008

Trapitos al sol

No voy a negar que las cosas se fueron de cauce.
Desde que me metí en campañas y políticas, desde que tuve que dar prioridad a mis otras ocupaciones, desde que me sumergí en una búsqueda de estilo que no encontré, desde que se multiplicaron las secciones y otras circunstancias que el secreto de sumario me impide explayar, este blog se estuvo yendo al demonio.
Todo fue una infértil sucesión de excusas y explicaciones vanas.
Lo peor es que el ambiento del restaurante decayó en forma fulminante y ahora todos están peleados con todos.
Bueno, no, en realidad están todos peleados conmigo. Entre ellos se llevan muy bien.
Como siempre, la voz cantante la llevó Joseló, quien sae aocmpañar sus reclamos con pequeños empujones y poco sutiles palmadas en la nuca (no su nuca, por supuesto).
Qué cada vez aparezco menos por el restaurante, que Toni cocina lo que le viene en gana, que las cuentas corrientes se están transformando en incobrables, que el Rata ya no quiere servir las mesas sino solamente pasar a recoger la cocina, que Leinho los tiene loco con su filosofía carioca y que la diva Gutierrez no para de reclamar su caché.
Tantos reclamos me hacen sentir agobiado y -porqué no reconocerlo- un tanto culpable.
Claro, cuando me vieron con la cabeza gacha, aprovecharon para hacerme la sicológica y sacudirme además otro cachetazo en la nuca.
Que esto no es lo que era, que es un kilombo, que no hay coherencia, que esto, que lo otro.
En parte tienen razón.
Voy a tener que poner los pies sobre la tierra de nuevo y volver a las fuentes.
Este restaurante nunca fue gran cosa, pero al menos fue alguna cosa alguna vez.
¡Sí!
¡Estoy decidido!
Es hora de volver a lo nuestro, a lo que sí sabemos hacer, como remarcar los menúes noche a noche, aguar intangiblemente los vinos y vender paleta por jamón cocido.
Este restaurante tiene que volver a ser lo que era antes, un lugar casi desértico pero familiar.
Y conste que esto lo hago por los muchachos.
Y también para que paren de una vez por todas de darme palmadas en la nuca, que ya me están sacando de quicio y en cualquier momento les parto la vajilla por la cabeza.

10 comentarios:

Jorge Mux dijo...

¿Le dan palmadas en la nuca, o le dan sorobonchos?

(http://exonario.blogspot.com/2008/01/soroboncho.html)

The Wolf dijo...

y es que las palmadas en la nuca le hacen mal a cualquiera, ¿vio?
es una cuestion de equilibrio...

The Bug dijo...

Mux, si hubiese querido decir sorobonchos, hubiese dicho sorobonchos.
¿Qué parte no entendistes?

Kirin, agradezco que me de la razón. Lo comprometo a atestiguar en mi favor próximamente en tribunales.

Ajenjo dijo...

¿la comida es del día o recalentada? ah, no... el recalentado es usted. No se enoje.

slds
A

The Bug dijo...

Ajenjo, nosotros recalentamos todos los platos, si vamos a seguir en tren de confesiones.
Recalentamiento global, que le dicen.

Chinita Jodida dijo...

¿Maestro? ¿el ambiento? ¿quien sae aocmpañar? ¿sicológica?

¡No me deja otra alternativa que mandarle una cachetadita en la nuca virtual... :)

The Bug dijo...

Chinita, ya me gustaría verla a usted escribir mientras otra persona le da palmaditas en la cabeza al mejor estilo Benny Hill.

Sole P dijo...

Recuerde que un zamarreo a tiempo, en este caso, una palmada en la nuca, evita la cachetada al medio de la cara con derrames de chocolate de la nariz.

Emiliano dijo...

no se deje presionar, yo soy comensal de la ultima hora y no me parece que este lugar amerite palmaditas en la nuca.

gabrielaa. dijo...

uy así como viene la mano mejor no digo nada. que la vajilla debe ser de esa loza gruesa de mi abuela.