En los ratos libres, discutimos mucho en trabajo. Pero no sobre fútbol, mujeres, el clima y el granizo y a ver quien es tan macho y destapa una cerveza con los párpados. No.
Nosotros discutimos de arte, si señor.
La última discusión giró en torno a la siguiente obra de arte urbana, oficinística y rupestre: ¿es un antílope africano?, ¿una gacela pintada con extractos vegetales?, ¿es un estilo Altamira o más bien tipo Cueva de las manos?.
El pragmatismo del pintor nos sacó la duda sin más demora: era apenas una mancha de humedad.
¡Pero qué mancha!, ¡qué trazos, qué líneas!
PD: dedico este post a todos aquellos que -como yo- sacrificaron horas y horas de sueño a la encomiable tarea de buscar figuras en las imperfecciones de las paredes, techos y demás revoques. Sinceramente creo que en ese alpedismo se fortalecen y tonifican saludablemente los músculos de la imaginación.
2 comentarios:
En la escuela nos hicieron leer "La mancha de humedad" de Juana de Ibarbourou.
Y ya ahí sentí que no era yo sola la que andaba buscándole formas a los descascaramientos como si fueran nubes.
Cuidado, Bug, mucho cuidado.
Menos mal que posteó esa foto,así puedo advertirle:
Es una mandíbula de lobo, con dos colmillos a la izquierda.
Dicen que si la mancha se extiende y dibuja la figura completa, esta salta de la pared y ataca.
Por eso la humedad es peligrosa: porque va trazando dibujos que una vez completados cobran vida.
Tengan cuidado.
Pídanle al pintor que la erradique YA.
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