viernes, 27 de febrero de 2009

Cuestión de óptica

Casi dos años después de pisar el restaurante por última vez, mi amigo Leinho Carioca volvió a apersonarse por acá.
Café va, agua viene, charlamos un buen rato.

-¿Cómo andás, querido, tanto tiempo?- pregunté interesado por lo que habría sido de su vida y esgrimiendo una sonrisa.

- Y... acá andamos, che. Bien, tirando.- fue su parca respuesta.

-Bueno, pero contame algo, ¿estás solo, de novio, algo?

-No, sigo desobligado.

-Solo.

-Bue, más o menos. En realidad por lo general los sábados y domingos paso por la casa de una rubia fantástica que conocí en un bar y no sabés lo que está, así que casi siempre nos encerramos a matarnos en su departamento, todo sin compromisos. Como ella durante la semana viaja, aprovecho los lunes para visitar a dos hermanitas que no se por qué pero medio como que me agarraron de mascota sexual y yo les sigo el juego. Los martes nos juntamos con una gente muy liberal, por decirlo de alguna manera, que suele armar unas festicholas impresionantes en una casona de la zona sur. Los miércoles, más tranqui, siempre me llama y quedamos en algo con una veterana que es muy recatada pero con dos copas de más vale por diez. Los jueves por lo general me quedo en casa porque cae infaliblemente temprano una amiga de mi hermana que bueno, algo hay que hacer mientras espera a mi hermana que llega del trabajo casualmente más tarde. Y los viernes, en fin, ese día para qué te voy a contar... ese día sí que es un descontrol.

-Ah, claro... mirá si con todas esas actividades te van a dar ganas de ponerte de novio.

-No te creas, Buguito, la verdad es que tengo ganas de casarme. ¿Sabés que pasa? Todas las semanas lo mismo, todas las semanas lo mismo. Esta rutina me está volviendo loco.

miércoles, 25 de febrero de 2009

El obispo que negó el holocausto

En las últimas semanas se habla mucho del obispo que negó el holocausto.
"El obispo que negó el holocausto" me parece el título perfecto para un nuevo libro del genial José Saramago.

Lo lamento, José, canté pri.

Sin embargo, tampoco soy tan loco, todo es negociable.
Además sé que si hay posibilidad de llevar el libro al cine mejor debería llamarse "Este loco loco obispo", "El obispo de mi novia", "El obispo chiflado" o algo así.

lunes, 23 de febrero de 2009

Hágase la luz

El cansancio que arrastro diariamente a la hora de irme a la cama me hizo perder un hábito que mantengo (mantenía) desde niño: leer un libro antes de dormirme.
Ahora, por lo general, tengo que sincronizar la caida hacia la almohada con el apagado del velador y la activación de la alarma del radioreloj, para cumplir estas dos tareas antes de que la cabeza quede completamente asentada en el suave elemento, pues al hacerlo automáticamente pierdo conexión con el mundo lúcido.
Sin embargo, venía notando un cierto malestar durante el primer sueño, una sensación de incomodidad.
Anoche, casualmente, detecté el origen del problema.
Mi esposa, que por más cansancio que tenga no ha perdido su sana manía de leer algo, tiene en su velador una lámpara de 75w.
¡75w en un velador!
¡Tenemos más luz ahí que en el baño!
Y yo, que suelo dormir con los ojos parcialmente abiertos, como un zombie roncante, me veo afectado por esta situación.
Imagínense que es como revivir el big bang, la gran explosión cósmica, todas las noches.
Después sueño con autos que me atropellan en la ruta, de noche, encandilándome y me rompo la cabeza buscando el por qué de tales pesadillas.
¡Porque me duermo encandilado, por eso!
Me levanto con las pupilas chiquititas, con las ojeras por el piso, con el cutis bronceado, con el proceso de fotosíntesis hiperdesarrollado.
Fíjense si no les pasa lo mismo, háganme caso.
Esta situación no provoca otra cosa que un desfasaje importante del ciclo biológico, que después achacamos injustamente a la irresponsable manipulación del horario a la que nos somete la señora presidente.

viernes, 20 de febrero de 2009

¿Soy sólo yo o...

... es posible que los médicos especialistas que se la pasan derivando pacientes a otros especialistas en realidad no tengan necesidad de hacerlo, sino que simplemente han recibido una solicitud de interconsulta con el siguiente texto: "Un colega que lo quiere mucho le ha enviado este paciente. Reenvíelo a cinco médicos en el plazo de una semana o si no bla bla bla bla..."?


Los invito a pasar por Monstruos y Berenjenas a leer un excelente relato de mi amigo Jorge Mux: "El círculo vicioso de los especialistas", que ha motivado la reflexión de arriba.
Bueno, si, es de arriba porque está precisamente arriba. Y además es de arriba porque no pienso pagarle a Mux absolutamente nada en concepto de paternidad intelectual.

Además, en su blog y unidad básica para uso personal y popular, mi cuate Amperio ha hecho pública una anécdota que me involucra directamente. A mí o alguien muy parecido a mí y a Pepito "el chupador de orejas gorila" Pérez.
Por favor, no sigan corriendo la voz de este triste incidente que ya mi esposa está desconfiando cuando le digo que con Pepito somos sólo amigos.

jueves, 19 de febrero de 2009

A buen entendedor, pocas palabras

Ayer no tuve más remedio que volver al restaurante a retomar mi trabajo.
La decisión de no seguir prolongando mis vacaciones se debe a dos cuestiones fundamentales: por un lado me llegó una carta documento del dueño notificándome que de no volver iba a perder mi puesto de trabajo y por el otro, Joselo me rompió todos los vidrios del frente de mi casa a piedrazos para que modifique mi actitud ya que si yo no vuelvo no puede salir él porque debo cubrir su ausencia.
Injusticias de la vida, bah.
La cosa es que anoche mientras atendía las mesas a desgano, vi que en uno de los grupos de comensales estaba una amiga mía, fotógrafa ella, a la que hacía mucho que no venía.
Luego de despachar rápidamente algunos pedidos, lo que en este comedor significa más o menos pararse en el medio del salón y desde allí repartir el hielo y el pan adonde haga falta arrojándolo hacia las mesas aunque estén a tres o cuatro metros de distancia, decía, despaché rápidamente unos pedidos y me fui a sentar un rato con esta chica para ponernos al día de la vida de cada cual.
No bien empezada la conversación, me comentó que era incapaz de leer cosas largas, que le resultaba tediosa e interminable la lectura de, por ejemplo, una novela. Que ella era más bien de apreciar textos breves, como por ejemplo cuentos cortos, prospectos de medicamentos y cuanto mucho recorridos de colectivos escritos en los carteles en la vía pública.
Prácticamente ésto fue lo único que llegó a contarme, o mejor dicho, fue en lo único en que le presté verdadera atención.
Me quedé pensando en esto de los textos breves.
Ella siguió hablándome de cosas sin sentido para mí como su relación con el novio, no se qué de no se cuales problemas de sus padres, algo sobre no se que cosa estaba por hacer que cambiaría su vida, dijo algunas cosas que incluían las palabras borrachera, heladerita, serpentina, importantísimo, me estás escuchando, oime, che, estoy acá, viaje, vital decisión y otras cosas más que francamente no recuerdo.
Yo me quedé pensando en los textos breves.
Cuando llegué a mi casa, caí en la cuenta que este blog tuvo muchas más visitas y comentarios estos días que estuve subiendo apenas uno o dos párrafos por día que en todo el bimestre pasado.
¿Cuál era la diferencia?
¡Simple!
Estaba siendo breve.
Así que llegué a una conclusión importante: ya nadie quiere leer cosas largas.
Además, cuando uno tampoco tiene ganas de escribir cosas largas debe saber abreviar, ser conciso y a diferencia de lo que uno podría pensar, se tendrá más éxito.
Sin ir más lejos, vive junto a mi casa, tengo un amigo que cuando se enfrenta a un texto larguito lo que hace es leer solamente la primer letra de cada palabra.
Él dice que se entiende igual.
Por ejemplo si el texto dice "como ayer gastamos ahorros merendando opíparamente, sucumbimos", él simplemente lee "cagamos".
Lo que yo digo es que si en vez de escribir todo ese texto se hubiera escrito simplemente "cagamos", él hubiera entendido de cualquier manera que los tipos se gastaron toda la guita en comida y ahora están en la lona, es decir, que cagaron.
¿No sería más fácil leer el evangelio si simplemente dijera "Jesús nació, creció, enseñó, amó, lo mataron, resucitó y subió al cielo"?, ¿no se entiende lo mismo?
Entonces, para que aburrirlos con textos farragosos si lo que en realidad nos gusta más es el resumen.
Para que contarles anécdotas eternas si por ejemplo yo pongo "llovió y me caí" y ustedes entienden que el piso estaba patinoso, que mi calzado no tiene agarre, que pisé un charco y me fui de traste al piso. Basta que ponga "llovió y me caí" para que me imaginen embarrado de pies a cabeza, lastimado y llorando a moco tendido como un pobrecito.
¿Cómo, no se habían imaginado eso?
Bueno, bueno, también hay que poner un poquito de voluntad para interpretar las cosas.
Así que ya saben, es probable que empiece a escribir bien corto, a veces solamente el título y tal vez, en un derroche de escritura, algunos caracteres sueltos y signos de puntación como cuerpo del texto.
Están avisados de la situción, o como diría utilizando el nuevo estilo minimalista: "sépanlo".
Y perdonen que no corrija o revee el texto que acabo de escribir.
Es que está demasiado largo y me da fiaca leerlo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Diario de viaje. Octavo día: 8 de febrero

¡Freedooooooom!
Como rata por tirante nos subimos al auto a las 5 de la mañana y abandonamos la cabaña recorriendo el sinuoso camino a más de 120 km por hora. Poco nos importó que por las ventanillas abiertas salieran despedidos cacharros, matafuego, camperas y otras cosas de menor importancia en cada curva.
Para cuando la naturaleza se quiso dar cuenta ya estábamos fuera de su alcance.
En pocas horas estaremos nuevamente en la intranquilidad de nuestro hogar, en el dulce abrigo de las grasas saturadas e inmersos en el sonoro frenesí urbano.
Atrás queda una semana plagada de aterradores silencios, de crueles espacios verdes y amargos sonidos silvestres.
Como quien pierde en un reality show y debe abandonar el set de juego -pero se va contento y feliz porque al menos ha sobrevivido mientras le duró el rating-, así regresamos a casa.
Destruidos, cansados y concientes de que necesitamos unas vacaciones para reponernos de la experiencia. Y eso me preocupa.

martes, 17 de febrero de 2009

Diario de viaje. Séptimo día: 7 de febrero

Falta un día más. Solamente un día más.
A falta de llamadas telefónicas, nuestro mayor pasatiempo es escuchar los ringtones del teléfono.
Incluso sorprendí a mi hija simulando que hablaba con alguien a través del cepillo de dientes. Según sus propias palabras: "el dentífrico adentro del oido arde".
Yo, por suerte, ha hallado una manera de evadir la realidad: me hice un teclado qwerty con las fichas de un Scrabbel que trajimos y ahora me paso las horas tecleando.
Mi esposa quiso usarlo y la saqué a escobazos. ¡A ver si me lo desconfigura!
¡Con lo que me costó romper algunas fichas con la pinza para después pegar los trozos entre sí y formar las teclas Alt, Esc, Supr y otras por el estilo!
Encima el puto Scrabbel no trae @ ni puntos. Ni siquiera mails puedo enviar.
Mientras corría a mi esposa amenazándola con el barral de la cortina de baño, mi hija se comió el bizcocho que oficiaba de mouse, con lo cual se me vino nuevamente el ánimo al piso.
Sólo un día, falta uno solito, aunque sigo preocupado.

lunes, 16 de febrero de 2009

Diario de viaje. Sexto día: 6 de febrero

Cada vez me concentro más en escribir estas notas.
Sé que logro pocas líneas por día, pero me paso horas intentándolo.
Garabatear el texto sobre papel es algo a lo que ya no estoy acostumbrado.
Las primeras veces incluso tuve que tomar el lápiz con ambas manos, para poder controlar los movimientos. Se me hubiera hecho imposible si no esposa no hubiera ayudado sosteniendo el papel con ambas manos para que no se me moviera.
Adelgacé cinco kilos en estos días. Estoy preocupado.

viernes, 13 de febrero de 2009

Diario de viaje. Quinto día: 5 de febrero

Necesito urgentemente que me llamen por teléfono, que me empujen, que me rodeen personas, que mi voz se pierda en un cardumen de gente.
Mi esposa y mi hija no están mejor que yo.
Si bien somos apenas tres en la cabaña, me doy cuenta que cuando caminamos nos desviamos casi sin pensarlo para chocarnos entre nosotros y poder decirnos agresivamente “¡qué hacés, animal!”, “mirá por donde caminás, infeliz” o “¿quién te enseñó a manejar?”.
Esto va a terminar mal, es un presentimiento.
A mi no me van a venir a pasar por arriba, pero me preocupa.

jueves, 12 de febrero de 2009

Diario de viaje. Cuarto día: 4 de febrero

Nos estamos acostumbrando a este aire enrarecido.
Sin embargo, Patu a cada rato se pone en cuclillas y empieza a toser guturalmente, diciendo algo así como “¡Smog, smog!”.
Mi esposa dice que le recuerda a la tos de Gollum, así que le empezamos a decir Smog en vez de Patu, y le subimos preventivamente la dosis de aspiraciones de monóxido de carbono a cuatro minutos cinco veces al día.
Aquí tampoco tenemos la pegajosa humedad que tenemos en Rosario, pero eso lo subsanamos empapando convenientemente cada dos horas las paredes y los pisos con agua tibia.
La situación parece intolerable, pero por lo menos no hay mosquitos. No se si es idea mía pero parece que los tábanos los están matando.
Sigo preocupado.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Diario de viaje. Tercer día: 3 de febrero

Bajamos al pueblo a comprar provisiones y llamar a los familiares.
De pasada, nos detuvimos en un consultorio médico por el tema de la respiración.
El médico nos dijo que no nos hagamos problema, que no es nada grave.
Oxígeno, dijo que era.
Aparentemente no es nocivo, pero nos aclaró que tardaremos varios días en adaptarnos.
Por las dudas, nos dijo que encendiéramos el auto y nos turnáramos para aspirar durante tres minutos –dos veces al día- el humo del caño de escape. De a poco podremos bajar la dosis.
Es preocupante.


Nota: me preguntaba Jorge Mux si había encontrado el incendio forestal que anunciaban en el sitio de promoción turística.
Como pasa con todo sitio de promoción turística, lo que te ofrecen no es lo que te dan.
Uno viaja buscando el olor a humo, mantener vivos los anticuerpos y lo que obtiene a cambio es esto:

Hectáreas y hectáreas de bosques quemados, pero apagados.
Por suerte la naturaleza se está defendiendo y se está empezando a recuperar generando nueva vida (de hecho la cabaña donde estuvimos estaba inmersa en un repulsivo y poco ciudadano bosque verde).
Menos mal que doña Naturaleza se cura a si misma cuando puede, que si no no se que vamos a quemar las próximas décadas.

martes, 10 de febrero de 2009

Diario de viaje. Segundo día: 2 de febrero

No hay internet, ni televisión por cable, ni señal de telefonía celular ni nada de nada.
El pueblo más cercano está a 4 km bajando el cerro por un zigzagueante camino de tierra, con subidas y bajadas, con curvas y contracurvas, con náuseas y mareos.
Es como volver a la prehistoria. Temo que en cualquier momento me ponga a machacar hierbas y flores para extraer los jugos con los cuales mojar mis manos y dejar las impresiones sobre las paredes.
Hay algo en el aire que no logro identificar y que nos está afectando.
No es humo ni nada que haya olido antes, pero me preocupa.

lunes, 9 de febrero de 2009

Diario de viaje. Primer día: 1 de febrero

Hoy iniciamos las vacaciones.
Por eso no actualizaré ningún blog por una semana.
Con suerte, publique ésto una semana después.
Salimos temprano hacia Yacanto.
La hoja de ruta que bajé de internet dice que tardaríamos 5:11.
Seguimos todo al pie de la letra, pero llegamos en 9:15.
La hoja de ruta no tenía en cuenta las paradas a comprar facturas y preparar mate, los 53 km de desvío a causa de haber tomado mal una curva ni las múltiples interferencias del salame casero.
Llegamos, nos instalamos.
Sin embargo estoy preocupado, aquí hay demasiado silencio.