Las Guías Colman nos acercan un método infalible para quedar mal en internet. Siga los pasos descriptos a continuación y siéntese a esperar los resultados.
- Escriba un post para su blog.
- Decídase a ilustrarlo con una foto.
- Vaya a Google y busque una imagen escribiendo algunas palabras claves del post.
- Tome la primer imagen que vea y peguela en su texto.
- Espere algunos días hasta que venga alguien y le deje un comentario informándole que la imagen era suya (del otro, no de usted).
- Siéntase un papafritas sin temor a equivocarse.
Si, si, si, esto acaba de pasarme.
Resulta que para el post donde hablaba de la
porquería de costeleta que saca Toni de la cocina no tuve mejor idea que ponerle una fotito.
Entré a Google, toqué la opción para buscar imágenes, busqué "costeleta plato" -pueden hacer la misma prueba si gustan- y agarré la primer foto que apareció en pantalla que por tamaño cabía en el espacio.
Hoy en el post me dejó un comentario
María, informándome que la imagen era de ella (no de ella precisamente, sino de una costeleta de ella... no, no, tampoco, una costeleta comprada y cocinada por ella... por dios, no dejo de seguir enterrándome) y que la había sacado para ilustrar su receta de
costeletas de cerdo.
O sea, no sólo use la foto sin su expresa autorización, no aclaré de donde provenía sino que además parece que la puse porque la costeleta de ella (ufa, la de ella no, ¿tengo que aclarar de nuevo?) estaba mal cocida y grasosa.
O sea, si en este momento María no está haciendo vudú con la foto de mi perfil y deseándome una muerte lenta y dolorosa -o una no tan lenta pero sí mucho más dolorosa- es porque ella es muy buena y dice que me perdona y yo estoy seguro que mañana mismo dejará sin efecto el asuntito este de la demanda que me metió en tribunales.
Ahora, piensen un segundo la cosa y razonen sobre las casualidades.
Busqué casi al azar una imagen -entre millones de imágenes- y justo fui a elegir una que pertenece al blog -entre millones de blogs- de una persona que vino y leyó mi post -entre millones de lectores, bueno, no se si millones, pongámosle unos veinte para redondear.
¿No es fantástico?
Claro, fantástico es para mí, que estoy analizando las posibilidades, y no tanto para María a quien involuntariamente le afané la foto.
Ustedes saben que siempre pongo los créditos de las cosas que uso, de la gente que colabora y todo eso, pero jamás de los jamases se me había ocurrido revisar de donde es que saco las fotos (porque las tomo directamente de la página de resultados de Google, sin abrir las páginas que las contienen).
Esta experiencia me obligará a revisar más cuidadosamente de qué lugares me ofrece Google las fotos (porque Google es como el flaquito drogón del barrio que está dele ofrecerte celulares robados).
María, reitero mis disculpas.
De paso, ya que están, dense una vuelta por su blog, curioseen las recetas a ver si encuentran algo para aprovechar (me refiero a las recetas, no a las fotos, listillos).