lunes, 31 de julio de 2006

Volver al futuro

Acompañé este fin de semana a mi hija a un certamen de danza en Córdoba Capital.
Creanme que si no tienen hijos y más de 20 años de edad se quedarían asombrados por como han cambiado los juegos a los que se recurren para matar las horas muertas -si es que las horas muertas pudieran matarse, vaya paradoja- de un viaje medianamente largo.
Recuerdo los clásicos "veo veo", las adivinanzas, piedra papel tijera y las horas interminables de "tocoelaireavosnotetoco" en las que sometíamos -juro que esto último es literal- a nuestros padres y/o choferes durante aquellos periplos.
Tuve la oportunidad de escuchar uno de los juegos sustitutos de aquellos tan añorados por cualquier pelotudo de treintaypico y se me estrujaba el corazón.
Juro que resistí el intento de pararme y darme vuelta para ver de quienes eran las voces que escuchaba para aplicar una buena terapia de bifes y soplamocos.
Reproduzco fielmente lo escuchado:

(voz chillona) - ¿Quién quiere jugar a chatear?
(voz dulce) - ¡Yo!... ¡Tling! -imitando la campanita del MSN- Lucía está conectada (no había ninguna Lucía en el micro, ¡hasta usaban nicks!
(voz chillona) - Hola Lucía, soy Bety, ¿cómo estás?
(voz dulce) - Bien, ¿de dónde sos?
(voz chillona) - De San Juan de Madagascar -risas- ¿cuántos años tenés?
(voz dulce) - 24, estoy estudiando arquitectura -si, y yo soy Klark Kent, así empezamos y así terminaremos.
(voz disfónica) -Ivone se ha conectado. ¡Hola!, soy Ivone.
(voz dulce) - ¡Hola Ivone! Bienvenida al chat. ¿De dónde sos?

Y así continúa el juego.
¡Jugar al chat! Caramba que estamos viejos.
Sólo faltó que el juego empezara con un agudo peee prpeepipi- pi pee- kjjjjjj chijjgggggg trrrrrrpeeeeee peeeee que indique la conexión por modem. Si, ya sé, también cada vez menos gente conoce este sonido.
Podrían acusarnos de anticuados, pero en nuestra época no jugábamos al fax, que era lo más a lo que podíamos pretender.
Intenté unirme al grupo pero desistí: odiaría que me respondan cada pregunta luego de varios minutos debido a mi baja velocidad de conexión...

domingo, 30 de julio de 2006

La mesa está servida

Buenos días y bienvenidos a la inauguración.
Hoy abrimos esta especie de comedor comunitario. Pueden ir acomodándose que en breve irán marchando los platos. Frente a ustedes encontrarán los cubiertos, el vaso y más a la derecha los antiácidos y pastillas efervescentes.
Los platos irán circulando, despacito, sin apuros. Por allí verán salir a los mozos de la cocina. Allí, justo frente a la entrada de las ambulancias.
Hace muchos años abrí un restaurante parecido, pero lo cerré por cansancio. Tal vez el nombre no ayudó ("A otro perro con ese hueso"). La comida que elaborábamos se echaba a perder (aún más) por la falta de clientela. La soledad del comedor era tal que a pesar de haber estado abierto durante más de un año no llegamos a estrenar todas las mesas.
Pero la cocina tira ¡y cómo!.
Así que hoy reabrimos, después de varios meses de ausencia.
Cómo hay ciertas recetas que no han perdido su encanto, a menudo van a encontrar aquí textos que conservo de aquel viejo negocio. Como mis clientes anteriores eran tres (si, tres, ¿y qué?) más algún que otro perdido que entraba por error para solicitar un turno con el oftalmólogo, seguramente no van notar la repetición. Pero me parece una cuestión de honor aclararlo, sobre todo por si notan un gusto agriado en esos platos (juro no haber cortado la cadena de frío).
Están invitados a pasar por la cocina y agregar el condimento que prefieran a los platos. Eso no sólo será gratificante para mí, sino que servirá para poder echarle la culpa a alguien ante una inspección de bromatología.
Buen provecho y lleguen con las manos limpias.