sábado, 30 de diciembre de 2006

¡Al fin me entendieron!

Es una sensación horrible el no poder expresar con claridad un sentimiento o una idea. Sentir que es imposible que nos entiendan porque no encontramos la palabra justa que represente un concepto es una experiencia angustiante.
Así es como me sentí hace dos días en el restaurante, discutiendo sobre las cualidades de nuestro cocinero.
Cuando decidimos abrir este comedor sabíamos que debería ser un lugar diferente y pensamos automáticamente en comida no convencional como distintivo. Y entonces apareció Toni, un chef con revolucionarias ideas sobre los métodos de cocción y reaccionarias combinaciones de ingredientes como recetas.
Al principio dudamos de contratarlo. Joselo se oponía fervorosamente a hacerlo, ya que se autocalificaba como un mozo de profesión y no iba a andar llevando experimentos de mesa en mesa. Finalmente acordamos que íbamos a contratarlo y la experiencia resultó todo un éxito.
Esto ocurrió hace ya un buen tiempo y todo siguió bien hasta hace unos días, pero sucedió algo que nos tiene a todos preocupados.
Toni, luego de la frustración que le produjo haber errado las proporciones en dos o tres recetas y el temor de que lo encontraran para fajarlo los parientes de los dos comensales que –en estado de shock- tuvimos que mantener escondidos en la despensa hasta se le pasaran los síntomas más fuertes, cambió repentinamente su forma de cocinar.
Todo se volvió más vacío en Polenta desde ese instante.
Ese es el origen de la discusión que les comentaba al principio de esta nota y que me produjo una angustia al no poder expresar una definición que me fue esquiva.
Yo quería decir que Toni estaba cocinando distinto, y que no me gustaba.
Alguien me dijo que ahora estaba cocinando mejor, que no entendían mi punto.
Y es cierto, ahora le pedís una tortilla y Toni te hace una tortilla, no como antes que tenías que hacer firmar al cliente un papel para deslindar responsabilidades porque no sabías con que se iba a venir con el temita este de la cocina de autor (digamos que Toni vendría a ser del estilo “impresionista”).
Pero no es lo mismo. No es que cocine peor, pero no me gustaba más antes.
Me preguntaron si notaba que hubiéramos perdido clientela. Y no, no perdimos a nadie. Es más, recuperamos con éxito los dos hombres de la despensa.
Pero no, tampoco era eso… lo que no me gustaba era que no sentía que Toni fuera Toni, había cambiado, había sufrido una… bueno, no se que había sufrido, pero era evidente.
Obviamente nadie me entendía y yo no sabía como hacerme entender.
Me faltaba una palabra.
Después de setenta y dos horas de desvelo, decidí recurrir a una persona que cada tanto se pega una vueltita por acá para picotear algo: Jorge Mux, que de palabras la sabe lunga.
Le expliqué brevemente la sintomatología del caso y no muchas horas después, luego de una ardua investigación (según sus propias palabras, porque para mi es una verdad insoslayable que agrandó el esfuerzo para poder garronearnos un café con leche), me envío un sobre con la palabra justa que expresaba lo que yo sentía.
Lo que nuestro chef sufría era un caso de posopia (pueden ver en el vínculo la definición exacta, ya que Mux la incluyó en su diccionario alternativo).
Lo que hacía como chef y lo distinguía de todos los otros, ya no estaba, había desaparecido. El concepto de posopia lo explica todo y ahora sí, todos me entendieron y estuvimos de acuerdo.
Pero queda trabajo por hacer: nos propusimos recuperar a Toni y devolverlo a su estado natural.
Porque si bien el cambio no nos condena al fracaso, nos está arrastrando hacia una monotonía insalubre.

jueves, 28 de diciembre de 2006

Lassie y Rintintín: un poroto

La policía colombiana está en estos momentos en el ojo de un huracán.
Uno de sus oficiales fue amenazado de muerte por los jefes narcos de Bogotá, por lo que ahora debe moverse fuertemente protegido por una custodia policial permanente.
El asesinato de este agente sería en venganza de la cantidad de secuestros de droga que gracias a él realizó la policía en el control de aeropuertos, donde se desempeña. Las pérdidas para los narcotraficantes superan holgadamente la media tonelada de estupefacientes.
Un inflitrado en uno de los carteles y escuchas telefónicas realizadas por los efectivos dan cuenta de que se planea el envenenamiento de este policía. Ciertamente no sabemos si éste teme o no por su vida, pero estar amenazado por lo principales capomafia colombianos no debe ser joda.
Lo curioso de todo esto, es que el agente en cuestión es una perra (pueden ver la noticia en su formato original aquí). En la fotografía pueden verla (es la que está entre los dos policías de camisa celeste) saludando a uno de sus camaradas, instantánea tomada por un paparazzi inescrupuloso que puso en riesgo la vida del animal haciendo pública su imagen.
Se trata de Ágata (no sabemos si es su verdadero nombre o un alias a fin de protegerla), una perra detectora de drogas que tiene a mal traer a los narcos. Según sus compañeros de la fuerza, sólo le falta hablar, pues para todo el resto no podría ser más inteligente.

No deja de ser muy gracioso (excepto para la perra) que los peso pesado de Colombia estén tratando de asesinar una perra, por más buen olfato que tenga, y que la policía esté en vilo y poniendo guardaespaldas al cánido. Parece más una película de Jackie Chan o Van Dame que un drama real.
El principal problema es la incidencia que el desenlace de este hecho pueda tener en la relación entre humanos y animales. Me imagino a la guardia de infantería protegiendo a tres halcones de aeropuerto de ser linchados por manifestantes de Green Peace por la matanza indiscriminada de palomas llevada a cabo por las aves.

Por lo pronto, se sabe que a Ágata le daran una nueva identidad hasta tanto encarcelen a todos (pero todos todos) los narcotraficantes de Colombia. Supongo que la disfrazarán de dálmata o algo por el estilo, le cambiarán el nombre por el de Chicha o Batata y recomenzará una nueva vida en alguno de los pueblos colombianos más aislados.
Pero más tarde o más temprano retornarán los problemas y deberá por sus propios medios escapar y reventar a los traficantes que la persiguen, porque vi que pasa en todas las películas y algo de cierto debe haber en eso.

Recetas multipropósito para estos días sandwich

Entre fiesta y fiesta suelen suceder varias cosas.
Una de ellas es que se distorsionan los horarios digestivos en forma similar a la alteración del sueño cuando uno viaja, por ejemplo, a Japón (si, claro, esto lo sé porque yo viajé muuuuchas veces a Japón). Son las dos de la tarde y no tenés hambre porque tenés a mitad de camino dos porciones de lechón frío que te zampaste a las nueve de la mañana, a las diez de la noche recién te están entrando ganas de merendar y te tenés que levantar a las cuatro de la mañana porque sentís el estómago vacío.
Entonces no es que uno se dedique particularmente a cocinar, siendo que la heladera ya está llena de pequeñas porciones de comida que fueron quedando de las distintas comilonas.
Sin embargo, el "ser gourmet", no tiene porqué tomarse vacaciones hasta enero.
Veamos como transformar estos residuos gastronómicos en nuevos y deliciosos platillos de la comida chatarra para picotear entre horas.

Sandwich multisectorial primavera
Entre dos capas de pan, alternar una feta de matambre del veinticuatro con dos fetas de vitel thoné, una rodaja de tomate relleno, una lonja del jamón crudo ese que parecía bondiola y volver a repetir. Sólo para sibaritas, untar las caras del pan con ensalada rusa o mayonesa de ave.

Omelette tricolor
Cortar en daditos: un muslito del pollo a la parrila (si es el pedacito ese que quedó porque tiene el costadito lleno de cenizas, mejor), medio chorizo, cebolla escurrida de la ensalada mixta y añadir algunas aceitunitas del antipasto. Colocar en una sartén tres huevos batidos. Cuando empiece a coagular arrojar dentro la picada anterior y dar vuelta, para fundir los ingredientes. Una vez cocido retirar y emplatar. Ya listo, colocar una línea de mayonesa, otra de mostaza y una más de ketchup por arriba, para darle el toque tricolor.

Ensalada muevetripas
Este postre se prepara en vasos de trago largo.
Llenar hasta la mitad con ensalada de frutas. Añadir si es posible una porción de durazno de lata que pueda haber sobrado. Añadir algunas nueces peladas y trituradas. Para finalizar, completar el vaso con chorritos de sidra, anana fizz, clericó, vino blanco y cualquier otra bebida similar que haya quedado en los culos de las distintas botellas abiertas que quedaron en la heladera (evitar las gaseosas y cervezas, porque generan demasiada espuma). Si quedó algo, se puede colocar encima una bocha pequeña de helado de limón que sobró del lemon-champ.

Sushi criollo (región del Litoral)
Despinar y desmenuzar la última porción de boga o sábalo a la parrila que haya quedado. Formar pequeños montículos sobre el plato. Bañar con chimichurri. Añadir al costado dos anchoítas de las que adornaban el vitel thoné. Acompañar con copitos de arroz con atún y arvejas. Servir frío.

martes, 26 de diciembre de 2006

Sueños al desnudo

El Rata, el otro mozo del bar, llegó a trabajar desesperado.
No paraba de gritar, tomándose de los cabellos y llorando a moco tendido.
Ante las miradas de espanto y asombro de los comensales, optamos por llevarlo a la cocina. Allí, luego de intentar calmarlo, tuvimos que darle un par de bofetadas y un buen latigazo con un repasador en el muslo para que nos prestara atención y por instinto de conservación se aplacara un poco el ataque de nervios.
Lo que nos contó fue espeluznante.
Dijo que desde hace cinco días tiene un sueño recurrente: está él sentado frente a una canasta de huevos, con los codos sobre la mesa y las manos sosteniéndose la cabeza. Habiendo consultado a uno de los tantísimos curanderos que viven por su barrio su hasta entonces curiosidad se transformó en terror: le vaticinaron una muerte fulminante en un corto tiempo.
Al punto de contar esto, estalló de nuevo en gritos, que intentamos en vano ahogar con vinagre de manzana, que era lo más fuerte que teníamos a mano.
En eso, se asoma a las puertas de la cocina un personaje más bien extraño: flaco, de mirada extraviada y calma (aunque es raro estar calmo cuando uno se extravía), pálido, barba con bigote, rastas hasta la cintura y una remera batik con una leyenda que rezaba "Guerrero del infierno" y dijo con voz ceremoniosa:
-Déjenmelo a mí.
El Rata empezó nuevamente a los alaridos y quiso escapar por el boquete del extractor de aire. Por suerte pudimos retenerlo, mientras Joselo apagaba el extractor instantes antes de que el Rata se cortara exageradamente las uñas. El Rata, tiempo después nos confesó que pensó que este personaje era ni más ni menos que la Parca que venía a buscarlo.
El individuo que acababa de entrar se presentó como Leinho Carioca, según él un reconocido pae de la religión umbanda del interior de Brasil, especializado en distintos tipos de magia, interpretación de sueños y lo que más destacó: credencial profesional avalada por el Mercosur.
Allí nos enteramos que soñar con huevos, a diferencia de lo que sucede en nuestro país, no tiene un sólo significado y le pidió detalles al Rata de su sueño.
Luego nos dió la siguiente guía de significados, para que tengamos en cuenta cuando soñemos con huevos:

Huevos blancos en una canasta de mimbre
Significa paz interior, armonía espiritual en ascenso. No obstante, las cosas pueden no andar bien en lo económico y todo lo material puede perderse en un santiamén, por ser optimista. La raiz de un lunar en la espalda tocará la médula ósea y comenzará a escuchar voces interiores. La única cura consiste en santificar un gato del vecindario y cederle todos sus bienes, que total ya estaba por perderlos

Huevos de color bajo la almohada
Una sorpresa desagradable acontecerá en su ámbito laboral. Su ex-ámbito laboral.
Sus compañeros se burlarán de usted y le negarán su ayuda. Cuidese de las tentaciones y no se deje llevar por comentarios. Al final no podrá resistir la presión y se arrojará al paso de un tren, lo cual a la larga le evitará el dolor causado por un lunar que empezaría a molestarle un pocas semanas en la zona lumbar.
Para evitar todo esto, intérnese en un monasterio alejado de todo ramal ferroviario y por favor no se rasque la espalda por ningún motivo.

Huevos de pascua en un plato sopero
Un presagio de buena suerte: a todo aquel que le cuente el sueño su suerte cambiará y en el transcurso de dos años se transformará en un nuevo rico. Usted seguirá en la pobreza, pero los favorecidos lo invitarán cada tanto a comer un asado en el quincho climatizado.
Es inevitable que se incumpla este designio, a menos que un lunar molesto empiece a crecer en su espalda.

Huevos de codorniz hervidos
Su vida seguirá como siempre, por muchos, muchos, muchos años más. Despreocúpese de los problemas actuales y mantenga su rutina. Sentirá en el transcurso de la semana una molestia en la espalda, pero el médico le recomendará que cambie la butaca del auto porque un resorte le está lastimando la zona baja de la espalda.
No se recomienda tratamiento: una mala praxis podría infectar la lastimadura en la espalda y trasnformarla en un lunar poco beneficioso.

Afortunadamente el Rata había soñado con huevos de codorniz hervidos y se fue lo más feliz, tranquilo y campante a servir las mesas.
Cuando salió el Rata, le agradecimos a Leinho su buena voluntad y sus conocimientos.
Se sinceró:
-No, si todo esto lo inventé recién, para calmar al muchacho. Lo único que les puedo aconsejar, es que se jueguen para el gordo de fin de año un billetito que termine en doble cero, y no se olviden de mi porque me engancho.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Fah! Aparecimos en Clarín Digital (si bucean bien al fondo nos encuentran)

El viernes, en la Enciclopedia mundial del coso, apareció una referencia al objeto que pueden ver en la imagen que da inicio a esta nota. La Enciclopedia mundial del coso es un espacio creado por el webloguero profesional (bah, así se autodenomina) Esteban Podeti, en su notable weblog del diario Clarín.
El coso en cuestión es -nada más ni nada menos- la viruta o pelusa de goma de borrar, elemento que fogoneamos desde Polenta con Pajaritos como promotor de la identidad cultural del hombre. No voy a desarrollar aquí el argumento completo porque Podeti lo reprodujo (lo copypasteó) del mail que le enviamos y al pie de la letra (además le agregó ese dibujito tan monono), así que les recomiendo que sigan el link y lo vean ahí mismo y de paso paseen por el resto de weblog que Yo contra el mundo no los va a defraudar.
Pero yo en realidad escribo por otro motivo, porque lo primero es la honradez. Y en honor a ésta, debo aclarar que la idea de postular a la viruta de goma de borrar como un objeto que debería estar en el Hall of Fame de la Enciclopedia surge de un infortunado accidente que ha ocurrido aquí en el restaurante.
Resulta que habíamos decidido preparar un menú de guiso de lentejas y acompañarlo con un delicioso pan casero.
Le encargamos a Toni, nuestro cocinero experto en gastronomía alternativa y experimental, que se jugara con unas piezas de pan casero.
Promocionamos nuestro menú (la idea era hacerlo fijo todos los miércoles al mediodía) y recibimos unas cuantas reservas.
Pero el día indicado, con mucha mesas ya ocupadas, Toni nos llama con desesperación a la cocina y nos dice:
-No funcionó.
-¿Qué cosa?- preguntamos.
-El pan,- aclara- el pan no levó.
Ahí nos puso en conocimiento que había utilizado un método artesanal de levado que había escuchado mencionar a un mendigo tailandés, en una de sus visitas a un bar de mala fama en las afueras de Diamante. Obviamente el método era falso.
Nos mostró lo que había obtenido.
Lo que vimos eran flacos jirones de masa, granulada, arenosa. Bah, en definitiva es lo que ven en el dibujo de la viruta de goma de borrar.
Ante tamaño parecido, se me ocurrió enviárselo a Podeti para su famosa enciclopedia. Pero ustedes ya lo saben, lo que ven ahí no es viruta de goma de borrar, sino masa de pan casero mal levada. Afortunadamente, como dudo que Podeti ingrese aquí y lea esto, las apariencias están a salvo.
Guarden el secreto y se harán acreedores a un plato de guiso de lentejas con pan lactal, nuestro menú de los miércoles. Gracias.

Mis memorias

Estaba reflexionando sobre los circuitos de la memoria, sobre los procesos que hacen que uno recuerde y actúe en consecuencia. Sobre la facilidad de recordar nombres, datos y vivencias, que permanecen cincelados en la mente.
Y pensaba, precisamente, en el porqué de que todos esos circuitos (delicados, sutiles) a mi me fallen con un descaro asombroso.
La memoria se me resbala. Tanto, que cuando retengo algo me asombra. Ultimamente, lo único que puedo retener es líquido.
Algo de esto ya hemos hablado cuando les conté sobre las cosas perdidas aquí en el restaurante.
Recuerdo (sí, dije recuerdo, y estoy asombrado) que cuando era pibe tenía una memoria a prueba de balas.
Era cuestión de leer algo (fechas, nombres, cantidades, lugares y las combinaciones entre uno o más de estos datos) para que pudiera, al cabo de varios días, repetir la información absorbida como si la estuviera leyendo del aire.
Ahora, en la caja del supermercado me dicen el total de la compra y cuando termino de abrir la billetera tengo que pedir que me repitan el importe nuevamente.
El cuerpo (músculos, huesos, piezas dentales) también memoriza. A fuerza de repetición.Por ejemplo, en un sólo movimiento puedo lanzarme contra el asiento del auto, rotar en el aire y caer sentado, con una mano ensartar la llave en la cerradura de arranque, con la otra cerrar la puerta, la vista fija verificando la posición del retrovisor y los pies cayendo uno sobre el embrague y el otro sobre el acelerador. Todo esto podría hacerlo de noche bajo una oscuridad absoluta, aún medio dormido y con dos tubos de tinto oleando en el estómago. Es más, con tres tubos de tinto inside creo poder hacerlo incluso sin auto.
Esta memoria es fantástica.
La memoria que conoce al detalle el movimiento de la puerta de calle cuando, sin ver (porque venís tapado de bolsas con las compras de la semana), sabés en qué momento interceptar la hoja de la puerta con el talón del pie menos hábil, cerrarla con la fuerza justa para que ni quede abierta ni desprenda el marco de la pared e iniciar un raid a través de sillas, mesas, sillones y otros obstáculos que podés esquivar como si estuvieras sujeto a un riel que recorre tu casa (algo así como un tren fantasma).
Maravilloso.
Lástima que esta memoria también empezó a fallarme.
Simplemente estoy un poquito gordo.
La puerta que antes se cerraba mis espaldas ahora me cachetea el culo y se abre de nuevo.
Cuando paso al filo de la mesa, el ombligo va tirando los vasos al piso.
Un desastre.
No les deseo esta amnesia muscular, que hace retrotraer nuestras mentes hasta la época del crecimiento, a la torpe edad del pavo, cuando el cuerpo varía de tal forma que se nos hace incontrolable.
Así las cosas, me quedé sin ningún tipo de memoria, ni mental ni corporal. Una anárquica amnesia que es limítrofe a la locura.
Trabajar acá en el restaurante no hace más que acrecentar mi angustia.
En este momento, desde hace diez minutos estoy dando vueltas con una milanesa con puré en la bandeja, que ya se me está enfriando, y sigo sin encontrar al destinatario del plato. La gente me ayuda, como en la playa cuando se pierde algún chico, y me siguen entre las mesas, aplaudiendo, pero nada, che, no sé para quién es esto.
Probablemente el que me lo haya pedido no esté menos perdido que yo y en este momento se encuentre caminando, a varias cuadras de distancia, satisfecho, sobándose la panza y pensando convencido: "qué buena milanesa con puré que me he comido".

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Fundamentos

Ayer estábamos cenando con unos amigos en una pizzería y pasó una niña vendiendo flores. Le compré un pimpollo de rosa para mi esposa que en ese momento estaba trabajando, para darle un minúsculo regalito sorpresa.
La flor venía envuelta en celofán metalizado y el pimpollo estaba protegido o enfundado en un chapuchón confeccionado con una especie de red plástica. No se si se ubican como es esta protección para los pétalos, intenté buscar una foto en internet y no lo conseguí, espero lo imaginen.
Cuando estaba a punto de retirar el capuchón para dejar la flor en libertad, una amiga me dijo:
-Dejaseló, así le va a durar más tiempo.
Entonces pensé: ¿y para qué quiero que dure más tiempo si no puedo disfrutarla, paladearla con la vista?.
Es como tener un tener un perfume de excelente fragancia, de los que no se consiguen tan fácil o son harto costosos, y no usarlo nunca para que no se gaste. ¿Qué placer produce el perfume dentro del frasco?
Hay mucha gente que se rige con ese principio en todo momento.
Están los que se compran un auto cero con unos tapizados espectaculares, pero nueve meses después de estrenados siguen los asientos enfundados en bolsas de nylon como colchones de geriátrico.
Yo particularmente tengo algunas de esas mañas: suelo no usar algunas de las lapiceras que mejor escriben o más me gustan por miedo de -una vez agotadas- no conseguir el repuesto. O añejar en demasía un buen vino, no tanto por mejorarlo sino por temor de no poder reponerlo.
Basta.
Desde hoy cambiaré de método.
Tengo en el restaurante unas mesas hermosísimas, ¿para qué cubrirlas con el mantel?
A partir de mañana encontrarán una fantástica superficie de madera pulida en vez de un mugroso trapo.
Ni siquiera pienso poner los platos. Al fin de cuentas no son más que intermediarios que impiden que se manche el mantel que impide que se ensucie la mesa.
Un cucharon de polenta directamente sobre la madera, que después de todo el contacto con el roble hace al buen vino, entre otras cosas.
Y es más, basta de intermediarios.
¿Qué es la comida? Una excusa para que -como por arte de magia- sus billetes pasen desde sus billeteras a nuestra caja registradora.
Así que desde ahora, entran al restaurante, pagan y listo. Chau, se van.
A ver si de una vez por todas acabamos con estos viejos vicios de dilatar las cosas y dejar para mañana lo que puedes disfrutar hoy.

martes, 19 de diciembre de 2006

El ingenio popular nunca descansa

(clic para ampliar)

Visita al yopin II (la revancha)

Hace un rato escuché o leí algo que me hizo acordar de la siguiente anécdota, ocurrida más o menos por la fecha en la que escribí la primera parte de este artículo y por alguna razón la había escondido en el subconciente.
Ojo, que esto me ocurrió denserio, eh?

Luego de una larga caminata por uno de los shopping de la ciudad, regresábamos con mi esposa e hija rumbo a los estacionamientos.
Cómo estábamos en otro nivel (me refiero al piso, no al económico porque como siempre salimos sin comprar nada) optamos por tomar uno de los tres ascensores que haý en ese ala del complejo.
Estábamos esperando uno de los tres y yo (impaciente como siempre) apoyaba la mejilla contra el vidrio de la puerta y mirando el hueco del ascensor de arriba-abajo para saber si la cabina iba o venía con respecto a nuestro piso, para ver si nos convenía esperar primero alguno de los otros dos.
En un momento le dije a mi esposa algo así como "vení, este es el que sube".
Una mujer de unos veintipico escuchó el anuncio y dirigiéndose hacia mí (se ve que pensaba que yo la manyaba lunga) dijo señalando la puerta de uno de los otros ascensores:
-¿Y no sabe si por acá pasa el que baja?
Me quedé sin palabras. Simplemente la miré entre asombrado e incrédulo, sin contestar.
Perdí la capacidad mental y no puedo armar bien la escena, pero creo que me dijo algo así como "ah, claro" dio media vuelta y desapareció por la primer puerta que se abrió. Tan perplejos quedamos que recién dos días después comenté el hecho con mi mujer y aflojamos la risa.
¿Pensó por un momento que los ascensores son una cinta sin fin, una montaña rusa ultra reprimida?
No sé, francamente no sé.
Y ella tampoco.

(¡Ah! Gracias por las primeras 1000 visitas)

Esta semana me pegó por mirar videos en internet y encontré algunas cosillas que pienso utilizar en el restaurante. Miren a este tipo que hace dibujos en el café con leche.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Navidad hot

La navidad no sólo es alegría, paz, diversión y alcohol desmedido e irresponsable.
No señor.
Es una fuente inagotable de peligros y acechos.
Mi hija estuvo hace dos años presionando para que armemos el arbolito (sí, 730 días; porque el año pasado utilizando débiles excusas, evasivas respuestas y grandes fiacas no lo hemos armado) así que este año sí lo sacamos de su destierro placaresco.
Sin embargo, me siento como si hubiera instalado el terror en mi casa.
Verlo ahí, disimuladamente apacible, casi inocente, con todas esas lucecitas focos de incendio aguardando su oportunidad de flambearnos.
Porque seamos sinceros, muy seguro no es.
En principio, como no tengo enchufes que anden por ahí cerca (débiles excusas, evasivas respuestas y grandes fiacas me impiden cambiarlos) un tentáculo de cables retorcidos y atirabuzonados se arrastra varios metros por el piso hasta llegar a la base del pino, para peor colocado sobre una mesita plástica forrada en papel madera para darle el toque rústico apropiado. Basta un pie distraido para talar el pino sin mayor esfuerzo.
Luego, como casi ya no nos quedan adornos, aproveche unos cuatro juegos de 200 luces cada uno para disimular el faltante. El resultado es un arbolito con más luces que la Torre Eiffel (no, no es metafórico) y que a su vez es una efectiva fuente de radiación calórica. Con decirles que debajo armamos el pesebre y ya los tres reyes magos se me pusieron en bolas y se están comiendo uno de los corderos, que víéndolo asado pinta estar bueno.
Por último, ninguno de los juegos de luces parpadea y esto no hace más que aumentar el peligro de ignición. Además que no se puede dormir. En mi pieza entra un fulgor por la puerta que me está decolorando el cubrecama. A José, María y Jesús los tengo con lentes ahumados; el pesebre parece una grabación de CQC.
En nada colabora que el árbol es de un plástico finito con pinta de inflamable y tiene colgados todos los amorosos adornos que fabrica año a año mi hija en la escuela: todos muy lindos pero hechos de viruta de madera, palitos de helado y cosas por el estilo. No sé, en cualquier momento me cae con un adornito hecho de briquetas y pastillas de encendido para carbón.
Al final, uno termina mirando el arbolito con recelo y cada vez que salgo apago luces, bajo las térmicas y el disyuntor, aunque al volver tenga que reprogramar los canales de video y radiorelojes, con lo mucho que odio esta tarea.
Probablemente piensen que soy un paranoico.
Sin embargo, los invito a ver este video (educativo, agregaría yo) donde pueden ver como una casa (la tuya, la mía) se convierte en un infierno en menos de un minuto gracias a la acción de estos delincuentes llamados arbolitos de navidad. Para los de ánimo sensible, aclaro que nadie sale herido en la cinta y no hay escenas fuertes. El único que sale maltrecho de la grabación es el espítiru navideño, que en paz descanse. ¡Corre cinta!

jueves, 14 de diciembre de 2006

10 cosas que voy a hacer después que me muera

Cómo primer trabajo práctico en el nuevo curso que estoy haciendo (al final me convencieron en las Academias del Siglo para que me capacite en alguna profesión post-mortem) me pidieron hacer la lista de las 10 cosas que haría si fuera un fantasma invisible.
Según me explicaron, un fantasma es aquel que todavía -si bien ya está muerto- no tiene cumplimentado los trámites administrativos para pasar sin más al otro lado. Mientras tanto no estén los papeles al día y sello sobre sello, queda a mitad de camino: sería como una especie de zona franca o sección de embarque en los aeropuertos.
Hechas las aclaraciones pertinentes (no muchos de ustedes deben concurrir a la academia) les paso el listado de mis diez cosas que haría durante ese mientras tanto, sin estar ordenadas por prioridades.
  1. Podría colarme en el campo de juego de los partidos de fútbol de primera división, tomar alguna pelota que venga al rastrón y empezar a correr zigzagueando jugadores y convirtiendo goles fantásticos.
  2. Me subiría a un colectivo e iría tocando timbre en todas las esquinas y cuando el colectivero vaya a atrás a revisar el pulsador pasarme adelante y empezar a tocar bocina.
  3. Me pararía en los green de campos de golf y desviaría los tiros que vayan al hoyo, o colaboraría para convertir hoyos en uno.
  4. Me divertiría haciendo levitar cosas en las iglesias, en plena misa.
  5. En las fiestas de casamiento, haría tropezar a los novios cuando pasen por al lado de la torta.
  6. Recorrería las entradas de las escuelas durante los horarios de entrada y salida de clases e iría desinflando las ruedas de los que entorpecen el tránsito estacionando en doble fila o sobre la mano contraria.
  7. Estrellaría pasteles de crema como por arte de magia en el rostro de los políticos que están siendo entrevistados en programas de televisión.
  8. Iría a mi propio velorio y sacaría a patadas en el culo a los que escuche contando chistes o cometiendo otras faltas de respeto similares.
  9. Iría al casino y haría que la bolita de la ruleta siempre quede sobre los números que hayan apostado personas que me simpaticen.
  10. Me tomaría un tiempo para perseguir al perro de mi esposa y darle una buen puntín en el traste cada vez que se agache a cagar en los lugares donde sabe que no debe.

Esta es una lista más que incompleta y todavía no la he presentado a mis profesores, así que estoy a tiempo de corregirla.
Escucho sugerencias.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Delivery

Ayer no colgué ningún post porque estuve ocupado con un temita urgente.
Resulta que desde el 10 de diciembre no aparecía Joselo por el restaurante y ya preocupado estuve buscándolo por los lugares que le son costumbre.
Lo encontré durmiendo en un banco de la plaza San Martín.
Resulta que Joselo hace algunas horas de trabajo en una rotisería que queda cerca de su casa y le ayuda a redondear el nivel de ingreso mensual.
Como suelen estar bastante atareados, el que recibe los pedidos telefónicos suele atender las llamadas utilizando la función de manos libres del aparato mientras hace otra cosa, como por ejemplo lavar vasos o algo por el estilo.
Joselo estaba acomodando una mercadería tras el mostrador cuando escuchó la siguiente llamada, luego de la cual entró en estado de shock.

(Riiiing, riiiing)
-Rotisería El Mundo buenas noches que desea
-Buenas noches.
-¡Buenas noches, señor! ¿Cómo le va a usted?
-¿Me reconoce?
-¡Por supuesto! Su voz es inconfundible, además es uno de nuestros mejores clientes. ¿Qué desea encargar?
-La verdad es que me tienta algún bocadillo internacional, alguna delikattessen.
-¿Algo en particular?
-No se, sorprendeme. Lo que pasa es que estoy algo desganado y no tengo ganas de salir de casa.
-¿Le parece bien algun sabor tirando a salvaje?
-Podría ser, podría ser... eso sí, me gusta bien cocido.
-Si quiere se lo mandamos completamente quemado. Realza el sabor.
-Bueno, bueno, dele, mandemeló nomás.
-Perfecto, enseguida le enviamos su pedido.
(¡Clac!)
-¡Che!- gritando hacia la cocina - llamó el Rojo. Andá haciendo marchar un Pinochet a las brasas. Si, es para enviar. Mandalo al Averno, como siempre.

De más está decir que Joselo no piensa volver a esa Rotisería.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Fe de erratas

Debo reconocer que tuvimos una semana muy complicada. En honor a la verdad, tengo que añadir que la cosa se nos escapó de las manos.
Estuvimos, cuando menos, distraídos.
Me hubiera gustado haber puesto hoy un post de agradecimientos (gracias Menganito por su visita... muy halagüeños sus comentarios, don Zutano... nos alegramos que su vesícula haya entrado en razones, señorita Fulana... por favor, faltaba más, querido Xenón...).
Pero no, en vez de eso, no nos queda más remedio que publicar esta fe de erratas (fe de ratas, sabemos que dijo el del bar de enfrente).
Con mis disculpas, acá va el detalle:
  • En el guiso del mediodía del martes, donde pusimos chorizo colorado, deben haber encontrado chorizo coloreado.
  • Las medialunas del miércoles, eran del martes.
  • Tenían razón: el arroz con pollo del jueves no tenía pollo. Ayer encontramos el pollito crudo, en el fondo de la heladera. Después, cuando lo pueda averiguar, les comento que era entonces lo que acompañaba el arroz.
  • Donde hasta ayer decía Damas, debía decir Caballeros (ya encontraré al gracioso).
  • El cartel de tenedor libre no correspondía, quisimos poner tenemos liebre.
  • Donde recomendamos al que madruga Dios ayuda, quisimos decir no por mucho madrugar se amanece más temprano.

Bien, creo que eso es todo por ahora. Necesitaba sentir la conciencia limpia.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Gratificaré devolución

Son los tiempos que corren.
La agitada vida en las ciudades nos impone un ritmo infernal, que nos hace funcionar como meras máquinas corriendo en pos de su objetivo.
Y es en este fregor diario donde uno evade circunstancias y mínimos cuidados que harían que no perdamos tantas cosas.
Porque, ¿quién no se olvidó un paraguas en el colectivo por ir pensando cómo hará para resolver cual o tal tema en la oficina?
¿O cuántos pueden decir "yo, jamás" si preguntáramos quiénes son los que no se han olvidado alguna vez un abrigo colgado en el respaldo de la silla de un bar luego de apurar un café con leche y pensando en cómo va a hacer para pasar a buscar a los chicos, llevarlos a lo de la suegra que vive en la otra punta y sin olvidarse de pagar tal impuesto que sólo lo cobran en tal banco y encima no pasé por el Banelco y...?
Yo al menos no.
En el bar, microcosmos particular pero no por ello distinto al resto del mundo, sucede exactamente lo mismo. Pero, quizás por las características bohemias de este lugar, suele suceder al revés que en otros lados.
Es raro que un cliente pierda algo en nuestro restaurante.
Y sin embargo puedo contar con los dedos las veces que un mozo sale del mostrador con un objeto y regresa con el mismo al punto de partida o al menos sabe donde lo puso. Parecería una exageración si no fuera cierto, pero debido a este tipo de olvidos tenemos tras la barra cinco cajones llenos de las cosas que más perdemos (nuestro triste top five, digamos) para asegurarnos de tener siempre a mano. Allí podemos encontrar destapadores, sacacorchos, salpimenteros, anotadores con birome y tablitas para llevar prendida la cuenta.
Los clientes suelen devolvernos cosas que los mozos dejan por error en las mesas, como floreros, platos que no han pedido, sillitas para bebé, tapitas de botella, cuentas ajenas, azucareras o queseras (según haya pedido pastas o café, respectivamente) y otras cosas por el estilo.
También es frecuente ver a los mozos vagando erráticamente entre las mesas buscando algo perdido o en cuatro patas, oreja pegada al piso, atisbando por debajo de los manteles si no está allí lo que han extraviado.
Algunos interpretan esto como un caos absoluto dentro del restaurante, a un desorden generalizado. Yo sostengo que no es más que una particularización de las leyes de entropía que gobiernan el universo.
¿Pero a qué viene todo esto?
A que hace una semana contratamos a un muchachito para que colaboren en la atención de las mesas, debido al incremento de la clientela.
Como el pibe que nos recomendaron tiene nula experiencia en el tema, se lo "pegamos" a Joselo, para que vaya viendo como se mueve la cosa.
El pibe iba tras Joselo mesa por mesa, prestando atención a la forma de servirlas, de llevar los pedidos a la cocina, de retirar el servicio.
Pero ayer se nos perdió.
Joselo dice que la última vez que lo vió fue mientras servía una porción de canelones al del cuarto piso del edificio de al lado y que después se distrajo, se puso con la mesa contigua y cuando llegó a la cocina el pibe ya no estaba.
Tratamos de hacerle recordar donde puede haberlo puesto, en qué otras mesas estuvo atendiendo pero nada, el Joselo dice que no puede aportar otros datos.
Lo buscamos en todas las mesas, en los baños, en las mesitas de la vereda, en las casas donde llevamos algunas viandas, bajo la barra, en la despensa. Nada.
Por eso escribo esto.
Si viene usted al restaurante y encuentra sentado en su mesa, o bajo la silla o donde sea, un pibe flaquito de veintitantos, pelo ondulado, poco expresivo pero eso sí muy respetuoso, delantal con repasador a la cintura y ojos muy pero muy saltones, le rogamos que nos avise.
Alguna forma de agradecerle la atención encontraremos.
Gracias.

viernes, 8 de diciembre de 2006

¿Hacía falta tanto realismo?

Se avecinan las navidades y empezamos a preguntarnos qué juguetes son recomendables para los niños.
Uno busca que no sean bélicos o agresivos, que en lo posible sean didácticos, que sirvan para prepararlos para su vida adulta, entre otras consideraciones.
En este contexto, la empresa Mattel (propietaria de las licencias de las muñecas Barbie) sacó un modelito que cumple con estas características: es realista, no disimula una de los aspectos más desagradables de las mascotas y enseña a los niños a tener un cierto grado de responsabilidad y conciencia ciudadana.
Señores y señoras, con ustedes: el perro que caga.
De esta manera, los niños crecen sin el malicioso prejuicio con que crecimos nosotros: ¿y porqué en las películas infantiles nunca nadie va al baño?
Una traducción aproximada del texto (incluido en inglés en la página que linkea más arriba) con que se publicitan las bondades de este juguete es la siguiente:

¡La muñeca Barbie tiene un perro llamado Tanner que es exactamente igual a un perro real! ¡Tanner es suave y rizado y su boca, orejas, cabeza y cola realmente tienen movimiento! Podés abrir la boca de Tanner y alimentarlo con sus galletas para perros. Viene con un hueso y mordillos que Tanner puede sostener con su boca. Cuando Tanner tiene que ir al baño, Barbie limpia con su recogedor magnético especial y su cubo de la basura. Muñeca Barbie no incluida.

Yo lo vi, viene con unos simpáticos soretitos de los más bonitos.
Nosotros nos prendemos en esta posta de juguetes realistas que muestran imparcialmente los aspectos de la vida que tarde o temprano tendrán que resolver los futuros adultos por sí mismos.
Con nuestros menúes infantiles, al mejor estilo de las cadenas yankis, obsequiamos juguetes educativos. Para no correr el riesgo de faltar a las leyes de copyright nos vimos obligados a encargar la línea a un fabricante taiwanes que hace unas copias más o menos aceptables de la famosa muñeca y sus amigos, que hemos rebautizado con el objeto de no ser aprecibidos de ninguna manera.
Los juguetes por los que nuestros clientes pueden optar son:

Varvie con equipo piquetero
¡Armá tus propios piquetes junto a tus amigos para protestar por el aumento del precio de las figuritas o exigiendo la reducción de la jornada escolar!
Incluye dos pares de cubiertas, pechera con consignas adecuadas y olla de campaña.

Tereza diabética
Aprendé junto a Tereza a medir el nivel de azúcar en la sangre.
Incluye analizador y jeringuitas de insulina.

Quely inspectora de tránsito
¡Qué nadie te estacione mal la bicicleta! Cuando un chico se rebela, Quely lo persigue para multarlo. Su chaquetita posee un bolsillo para guardar las cometas que consiga. El casco se amolda perfectamente a su codo..

Quen destapador de pozos ciegos
Si Tanner te pareció poco, Quen destapapozociego es tu opción. En kit incluye cámara séptica, esterichia colli, tubo succionador y otros accesorios.

Si con esto no pasamos al frente, no se con qué lo haremos...

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Carta literaria

Ayer volvió a presentarse en nuestro local , como había prometido, don Rodrigo Alvarez Onorio, el afanado escritor.
Como había vendido otro más de sus libros, vino a festejar al restaurante. Igualmente, si bien comió opíparamente, le aclaramos que con esos tres pesos con cincuenta no cubría ni el plato de entrada. Gentilmente nos ofreció un ejemplar de su libro como parte de pago, pero desistimos lo más caballerosamente posible de la opción y resolvimos invitarlo como cortesía de la casa.
Entre plato y plato nos contó que estaba tirado en la lona, lo cual hay que interpretar literalmente, ya que se encuentra viviendo bajo el alero de una carpa en la que vive un poeta amigo suyo que le permitió guarecerse en el espacio cubierto que queda entre la canaleta y los tensores que afirman la tienda al suelo.
Luego de un breve conciliábulo entre los que sostenemos el restaurante, resolvimos dar la posibilidad a este gran prosista y devorador de canelones –según pudimos comprobar sin demora- de que pasara a formar parte de nuestro staff. Debido a que en principio no tenemos una responsabilidad definitiva para darle optamos por encargarle que modificara el texto y el estilo de nuestra carta, para hacerla más atractiva.
He aquí algunos ejemplos de cómo fue quedando:
Donde antes decía…

Fideos caseros con tuco
…ahora puede leerse…

Delgadas cintas cuyo alma conforma el noble mies dorado de la tierra patria, imbuidos en una crepuscular y ambiciosamente suave atmósfera de frescos tomates que las envuelve al igual que a la esencial carne vacuna, prodigio de nuestra portentosa ganadería que –leal como nadie- ofrece su propio cuerpo para fusionarse exquisitamente con nosotros. Opcional con queso.

Donde se leía...

Milanesa a caballo

…ahora se encuentra…

¡Oh, dioses sagrados que alimentan nuestro espíritu! Si pudieran, por una fracción de segundo, ser simples mortales, cederían a la tentación de paladear el néctar que se desprende de esta expresión del ingenio humano, combinando carne, espiga y huevo, en esta especie de trilogía autorrefencial. Sale con fritas.

Debajo de esta última descripción, previendo futuros desconciertos por parte de nuestros comensales, Joselo optó por aclarar a mano y con birome “(se refiere a la milanga con huevo frito arriba)”.
No se que rédito puede darnos esta nueva carta, pero total, si fuera por las ganancias, ya tendríamos que haber cerrado.

Cerrado por reformas

A todos nuestros clientes pedimos disculpas por estos días en que permanecimos cerrados, a partir de mañana reabrimos y los esperamos.
Cometimos el error de alquilar nuestro local a una productora cinematográfica.
Cuando leimos las primeras páginas del guión, comprendimos que se trataba de una comedia costumbrista, ambientada en un comedor de barrio.
Pensamos que era buena publicidad para el negocio, así que dijimos que sí. No era buena plata, pero imagínense a Polenta con Pajaritos como escenario de una película proyectada en todos los cines del país.
Pecamos de ingenuos por no leer el guión hasta el final y cuando advertimos la advertencia de un trío de ninjas negros, dos elefantes, cinco motoqueros heavy metal, varios sacos de pólvora, un vallado que impedía el acceso peatonal en cinco cuadras a la redonda, un camión de bomberos, una brigada de ambulancias, máscaras antigases y un detector de radiaciones ya era tarde.

Para compensar, les dejo un vínculo para que puedan ver el mejor corto animado de los que he encontrado en internet, que tranquilamente puede hacerle sombra a cualquiera de los que producen las más exitosas productoras.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Navidantrax

Ya tenemos las fiestas encima y empiezan los trastornos consabidos sobre donde la pasamos (¿en lo de tus viejos o con mi familia?), quien carajo se encarga este año del pionono, a cual de los tíos hay que pedirle el pomo de Pancután por ese problemita de los petardos en los dedos y despierten al abuelo que ya casi son las doce.
Pero este año, deberán estar más atentos que nunca.
Según informes especiales que hemos recibido en el comedor por parte de un alto funcionario del ministerio de defensa (no saben como suelta la lengua cuando se le va la mano con el vino durante los almuerzos), con este tema de la militarización de Botnia, los pedido de captura de ex-funcionarios iraníes, la violencia en las canchas y sindicatos y todo eso, parece que Bin Laden anda planeando aprovechar el bullicio de fin de año para darse una vueltita amigable por la zona.
Aprovechando su gran parecido con Papá Noel planea infiltrarse entre nosotros para seguir cometiendo nuevas fechorías.
Así que ojo, les pasamos aquí una pequeña guía para que no se dejen engañar y puedan detectar la probable presencia de Bin Laden bajando disimuladamente por la chimenea.

Papá Noel suele obsequiar autitos de juguete a los niños.
Desconfíen de los aviones que pueda enviarles Bin Laden

Papá Noel suele recibir carta de los niños.
Bin Laden prefiere enviar cartas, pero con Antrax.

La noche que Papá Noel nos visita, suelen estallar cohetes y bombas en las calles.
Si el que los visita es Bin Laden... este, ehmmm, que coincidencia...

Nadie puede asegurar que Papa Noel haya existido alguna vez.
Nadie puede confirmar que Bin Laden siga existiendo.

A Papá Noel lo espera un cálido hogar ubicado en el polo Norte, donde se rodea de duendecitos verdes.
A Bin Laden lo aguarda una celda en Guantanamo, donde se rodeará de mamelucos anaranjados.

Si sentís ruido en la cocina y no podés verlo, es Papá Noel.
Si ves a alguien en la cocina y no podés atraparlo, es Bin Laden.

Probablemente, las tres personas que puedan ser más buenas que Papá Noel son Gaspar, Melchor y Baltazar.
Seguramente, las tres personas que puedan ser más malas que Bin Laden son George Bush, Tony Blair y Donald Rumsfeld.

jueves, 30 de noviembre de 2006

Los post-grados ya fueron. Ahora se imponen los post-mortem

Los que creemos en la existencia de una vida posterior a ésta, sabemos que el estudio es la única posibilidad de que allí nos vaya mejor que acá.
Por lo menos en esta existencia, con paciencia, cada quién puede conseguir su porción de la torta. No olvidemos que los que van partiendo van dejando el hueco a los que quedan. En cambio, en la otra vida nadie le deja el hueco a nadie y cada vez son más los que van llegando, gracias a los conflictos en medio oriente, las misiones de paz de E.E.U.U. y el auge de los carritos choripaneros (claro, a menos qeu no sea usted uno de esos incrédulos que creen en la idiotez de una vida después de la próxima vida).
Por lo tanto, conseguir trabajo en la otra vida requiere una competencia impresionante. Considerando que además uno llega al otro lado con la edad con que se murió (científicamente comprobado) no queda tiempo para empezar de cero con el estudio.
En consecuencia, más vale que apliquemos cuanto menos la segunda mitad de nuestra actual vida para prepararnos para la que se nos viene.
Por mi parte, mañana me voy a pegar una vueltita por la "Academia del Siglo". Ayer me volantearon bajo la puerta de casa y vi que tienen unos cursos bárbaros. Encima me otorgan media beca.
El volante decía entre otras cosas:

"Venga a la nueva Academia del Siglo, lo estamos esperando. No se deje engañar por imitadores y educadores sin escrúpulos. Nuestros profesores provienen directamente del más allá, para que al llegar allí, no sienta que pertenece todavía a acá. Nuestro equipo de profesionales no solamente lo prepararán de la mejor forma posible sino que mediante nuestros influyentes contactos además gestionaremos desde ya un puesto acorde a su necesidad y preferencia.
Entregamos certificados. La mejor capacitación de este mundo y el siguiente."

Por ahora nada más. Mañana o pasado les cuento como me fue.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

10 frases mala onda

Pueden parecer simpáticas, pueden parecer graciosas. A veces uno piensa que se dijeron sin intención, y otras incluso nos halagan.
Pero, no hay que dejarse engañar, aunque todas parezcan inofensivas.
Acá va el ranking de las 10 frases con más mala onda camuflada:

  1. "Hasta que la muerte los separe"
    ¡Qué premonición fea! ¿Para qué augurar semejante final?. A veces no se si es un deseo o una sentencia.
  2. "Atate los cordones que te vas a tropezar"
    Recapacité sobre esta frase cuando la leí en el blog de Podeti. Decime que el que te la dice no te imagina con la ñata contra al piso y no te creo.
  3. "No te ofendas por lo que voy a decirte, pero... (completar aquí)"
    Ya empezamos mal, ¿qué puede haber de bueno tras esa frase?.
  4. "Sentate, no quiero que te asustes, pero... (completar aquí)"
    Te aviso que ya lo lograste. No sólo me asustaste sino que sólo el temor por lo que sigue me impide notar que he perdido el control de los esfínteres.
  5. "Yo te había avisado..."
    Creo que un "te lo merecés por boludo" sería más sincero.
  6. "Ahora si te queda lindo el corte de pelo"
    ¿Y antes qué?, ¿me quedaba feo? Si hubieras avisado antes, che.
  7. "¿Qué cómo es? (suspiro fingido), es resimpático, pobrecito"
    ¿Necesitamos aclarar más?
  8. "Podría haber sido peor"
    No se muy bien si quiere decir "dejá de llorar por boludeces" o "la sacaste barata, si fuera por mí te hubiera ido realmente mal".
  9. "Creeme que a mi me duele más que a vos"
    Si, y las vacas vuelan.
  10. "Lo hago por tu bien"
    Estaríamos de acuerdo si no fuera por esa sonrisita tuya en los labios.

En fin, estas son las diez que se me ocurren ahora, la lista es más larga.
Y no me digan que se les ocurren mejores, eso también es mala onda.

martes, 28 de noviembre de 2006

Tarjetas con onda

Solemos no dejar pasar a molestos vendedores de porquerías que tratan de lucrar con nuestros clientes, haciéndoles pasar un momento incómodo y sin pagar impuestos por sus ventas.
Para eso estamos nosotros.
Pero, esperamos que por única vez, hicimos una excepción.
Verán, el producto que vendía era tan novedoso y revolucionario que no pudimos resistirnos a dejarle intentar sus ventas.
El hombre ofrecía Tarjetas para Odiar.
La idea parecía clara.
Si querés festejar un cumpleaños, hay tarjetas.
Si querés felicitar por un nacimiento, hay tarjetas.
Si querés enamorar a alguien, hay tarjetas.
Pero...
Si querés insultar a alguien, ¿hay tarjetas?
Si querés difamar a alguien, ¿hay tarjetas?
Si querés asesinar a alguien, ¿hay tarjetas?
Bien, pues desde ahora las hay.
Miren esta, ideal para ex-maridos:

En este día, simplemente quiero decirte...
que ayer como hoy,
podés irte a la p
(beep)a que te parió hijo de mala madre y no quiero vert...
(continúa en cuatro carillas más)

O esta, que trae un animalito en el frente (una tarántula):

Esposa mía, no tienes de esta araña
ni el veneno ni el mal talante,
pero sin depilar, tus piernas
se le asemejan bastante.


También están las misivas por nacimiento (tiene en la tapa una cigüeña borracha):

En este día festivo, un placer es saludarte y al mirar al niño intuyo
sin temor a equivocarme que este pibe no es tuyo.


¡Cuantas palabras odiosas pueden ahorrarse por el costo de una estampilla!
El vendedor, agradecido, nos obsequió una tarjeta a cada uno. Las leímos atentamente.
Luego lo echamos a patadas en el culo.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Forense musical, se busca

Hoy pusimos grandes carteles en nuestras vidrieras. "Grandes músicos, se necesitan" dicen en grandes letras de molde. La intención: armar un pequeño grupo de artistas para alegrar nuestras noches y la de nuestros clientes.
Pero (todo parece torcerse rápido aquí en el restaurant) antes que ningún músico llegó otro tipo de profesional: un forense musical. El hombre apareció con su maletín, bastón, levita y bombín negro. Portaba un impresionante mostacho que oscilaba al ritmo de sus palabras.
Ninguno de nosotros sabíamos que es un forense musical, por lo que el caballero procedió a explicarnos didácticamente.
Según nos dijo Emérito Valverde, tal es su nombre, un forense musical es el responsable de analizar (desmenuzar fue el término que utilizó) cada detalle de una pieza musical para determinar si es apta o no para un ambiente de reproducción determinado. Disecciona música, letra y ritmo y esboza sus conclusiones: la pieza es apta para tal o cual segmento de público, puede ser tocada con cuales o tales instrumentos, la luz recomendada para el ambiente debe ser de este o aquel tono, conviene vestir ropas así o asá para favorecer la escucha y cosas por el estilo.
Visto de esta forma, el forense musical era la persona que garantizaría el éxito de nuestra empresa.
Como nosotros en un primer momento no mostramos interés en contratar sus servicios, el señor Valverde nos ofreció una demostración gratis.
Nos pidió que le dijeramos qué tipo de música era la que considerábamos más inocua, mas inofensiva.
Desde atrás de la barra Joselo, uno de los mozos, sugirió que nada puede herir menos sensibilidades que las canciones infantiles.
Don Emérito se sonrió, pidió un café con leche con dos medialunas saladas y silenciosamente se sentó a trabajar sobre una de las mesas.
Lo que sigue a continuación es la monografía que nos entregó al rato:

"Nada es mas ingenuo que una canción infantil. Pues bien, van directo al fracaso si se guían por falacias tan burdas e inverosímiles. Veamos un ejemplo.
Analicemos una pieza, por citar una en particular que bien podría ser cualquiera: Aserrín Aserrán. Veamos.

Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,

Hasta aquí, la pieza no presenta mayores problemas. De introducción altamente cadenciosa, pretende introducir a los niños al clima de esta historia. Evoca el sonido de las sierras manejadas por hábiles leñadores en los bosques de San Juan. Sin embargo, un simple análisis nos basta para descubir que ¡en San Juan no hay bosques!. Claro, a menos que nos refiramos a San Juan del Norte en Nicaragua pero eso es mucho pretender.
Pasemos por alto el desliz geográfico y prosigamos.

piden pan, no les dan,
piden queso, les dan hueso,

Acá sí entramos en un callejón sin salida. Abuelas, madres, tíos, padrinos y maestras educan a nuestros niños enseñándoles que si piden, minga y que si insisten, palo.
¿Y qué puede deducir un cliente que escucha este tema en el restaurant?
"¿Qué querés?, ¿que te traiga la comida caliente?. Andá prendiéndote vos mismo la hornalla"
"¿Qué querés prostre?, vení, yo te voy a dar postre."
¿Y el remate del tema? Una obra maestra del terror.

y les cortan, el pescuezo.

Dicho de otra forma, el poema instala en la mente de los clientes la certeza de que la cuenta les caerá como guillotina.
Esta es una pieza musical no apta para su difusión en restaurantes, fondas y carritos choripaneros.

Como verán no hay presunción de inocencia en las obras musicales, todas son culpables hasta que el forense musical determine lo contrario."

Mínimamente debemos reconocer que nos dejó con la boca abierta, incluso a Joselo que se había pasado la hora riéndose de Valverde parapetado tras el mostrador.
Emérito nos dejó una tarjeta y quedé en llamarlo.
Preventivamente descolgué todos los carteles de las vidrieras.

Nuestra media hora de fama

Simplemente les escribo para comentarles una novedad del restaurante.
¡Salimos en el diario!
Si, así como lo leen.
Es que ayer por la noche vino a cenar el afamado escritor Rodrigo Alvarez Onorio.
Nos fue muy grato contar con su presencia y honró nuestra hospitalidad invitándome a compartir su mesa, donde se ubicaban él y un círculo de amigos íntimos (amigos íntimos míos, ya que él arribó sin compañía y según nos confesó no le gusta comer solo, así que me hizo llamar gente).
Entre copa y copa de vino, comprendí que cuando se presentó al llegar había entendido mal. No era un escritor afamado, sino afanado ("buenas noches, soy el afanado escritor Rodrigo Alvarez Onorio", me dijo cuando entró, siendo que hasta ese momento yo nunca había escuchado de él). Resulta que venía caminando por la calle cuando un grupito de jóvenes, licenciosos y poco amigos de la cultura, mediante amenazas lo despojaron de todo cuanto tenía de valor encima. Entonces, sin dinero y con hambre se acercó a nuestro local para ver que conseguía. Con la hospitalidad que nos caracteriza, nos solidarizamos con él y lo invitamos a quedarse.
Allí nos relató que su libro de mayor tirada fue "Cómo ser exitoso y triunfar en lo que hace". Apenas se vendieron cinco copias del libro, lo cual habla muy mal de su método. Las restantes cinco copias estaban ahora en poder de la barrita que acaba de asaltarlo (nos dijo que siempre llevaba los libros encima por las dudas pudiera vender alguno más de rebote).
Y así estuvimos disfrutando de su compañía un par de horas, escuchando sus anécdotas y relatos (por demás aburridos, pero será que serían medio intelectualoides, capaz).
En un momento que a todos nos tomó por sorpresa, entraron al restaurante cinco muchachones con camperas con tachas, cadenas y pelo largo, con aire de traer problemas.
Al verlos, Alvarez Onorio se ocultó detrás mío y dijo "¡Son ellos, los que me robaron!".
No se escondió a tiempo.
Los delincuentes lo vieron y a grandes pasos se acercaron a nuestra mesa.
-¡Hijo de una gran p(beep)ta!- gritaron - ¡te dijimos que nos des las cosas de valor y nos das ésto? - vociferó quien parecía ser el cabecilla.
Al mismo tiempo, todos alzaron un libro sobre sus cabezas y se lo arrojaron a Alvarez Onorio. Por suerte no recibí ningún golpe ya que me había hecho humo al verlos entrar, y el escritor había quedado al descubierto.
-Esto es una porquería, -se quejó el maleante- este libro es una bosta. ¡Meteteló en el o(beep)to!
Acto seguido , se fueron.
Cuando volví a la mesa, encontré a Alvarez Onorio desvanecido. A juzgar por el tamaño de uno de sus chichones, el golpe de uno de los volúmenes le había hecho golpear la cabeza con una columna que estaba a su espalda.
Rápidamente llamamos a la policía, quienes al llegar reanimaron a Don Rodrigo, aunque no había forma de animarlo mucho que digamos ya que se encontraba francamente deprimido.
También vino un fotógrafo del diario, y bueno, ahí es que salimos en la sección de los policiales.
Yo, ni lerdo ni perezoso, circinvalé el perímetro del hecho con esas cintas plásticas con franjas rojas y blancas que dicen "No pasar" y puse un cartel en la mesa que reza "Aquí comió y fue agredido con sus propias palabras el célebre y afanado escritor Rodrigo Alvarez Onorio".
Y así fue como estuvimos en boca de todos (al menos todos los que leyeron los policiales) por un día.
Alvarez Onorio se fue con la promesa de volver a visitarnos y nos dejó como obsequio uno de sus libros, que muy bien nos vino ya que el cartel de "Aquí comió..." se caía a cada rato por el viento y necesitábamos algo con que trabarlo desde atrás.


Recomendación del cheff
Si piensas que hay límites para la superficialidad, la página Calificame te demostrará que todos esos límites (incluidos los del buen gusto) pueden ser superador ampliamente. ¿Quieres saber qué opinan de tí los demás? Adelante, pedazo de carne, date de alta en la página y pronto tendrás los resultados.

viernes, 24 de noviembre de 2006

¡Hallazgo científico: se derrumba la teoría de causa-efecto!

(Si no fuera porque precisamente lo que detracto en este post es la teoría de causa-efecto, diría que estas conclusiones las he sacado porque tuve que ir a llevar a mi esposa hasta la parada de colectivos casi de madrugada y con el 75% de las neuronas en sueño REM)

El siguiente ejemplo, puede multiplicarse por millones sin variar sustancialmente su escencia.

"La universidad de Pihorny, en Estados Unidos, ha comunicado hoy el resultado de un estudio que sus investigadores han efectuado recientemente: tomar un helado de palito favorece el avance de la calvicie. Como han podido comprobar luego de analizar 235 casos voluntarios, la cantidad de casos de pérdida de pelo fue un 35% mayor en el grupo cuyos integrantes toman un helado de palito diario que en el conjunto de los que no. Esta contundente diferencia no deja dudas sobre las conclusiones del estudio".

Si le quitan al párrafo las palabras azules en negrita y las reemplazan por líneas de puntos, obtendran el molde estándar para noticias científicas. Luego es cuestión de reemplazar a gusto y conveniencia para obtener noticias del mismo tenor.
Valga un ejemplo al respecto:

"La universidad de Agha Daal, en la India, ha comunicado hoy el resultado de un estudio que sus investigadores han efectuado recientemente: rascarse la nariz en público favorece la reproducción de los pandas. Como han podido comprobar luego de analizar 4286 casos voluntarios, la cantidad de casos de partos de pandas en la zona fue un 27% mayor en el grupo cuyos integrantes hurgan sus narices que en el conjunto de los que no. Esta contundente diferencia no deja dudas sobre las conclusiones del estudio".

Creo que no dista mucho el ejercicio anterior con la realidad en los centros investigativos. Los científicos como tales no existen (o al menos no se dedican a cientificar, o como se diga). Simplemente se reunen para oscuros fines y como mascarada sacan el formulario estándar de conclusiones y arman noticias de esta calaña.
Ésto, lo considero suficientemente probado por el absurdo en las primeros párrafos de este ensayo.
Ahora, aplicando su propio método (para darles un poco de su propia medicina, digamos) podemos arribar a inquietantes peldaños del conocimiento.
Va un ejemplo demoledor.

"El staff de delivery de Polenta con Pajaritos, en la cocina, ha comunicado hoy el resultado de un estudio que sus investigadores han efectuado recientemente: hacer dieta provoca crecimiento adiposo en las personas. Como han podido comprobar luego de analizar 12586 casos voluntarios, la cantidad de casos de gordos fue un 89% mayor en el grupo cuyos integrantes hacen dieta que en el conjunto de los que no. Esta contundente diferencia no deja dudas sobre las conclusiones del estudio".

¿Sorprendente? No sólo eso, sino que además es ¡98% verídico! Resulta no sólo obvio, sino que además uno se queda pensando "¿cómo no se me había ocurrido antes?" (y no como en los casos anunciados por científicos, donde uno piensa "¿a quien se le ocurre relacionar osos pandas con narices hurgadas?")
Generalizando los casos particulares, se derrumban apocalípticamente las creencias y se invierten los "antes y después" del causa-efecto que tanto se empeñaron en hacernos digerir.
Hablemos con propiedad.
No estamos a dieta porque estamos gordos. No, señor.
Estamos gordos porque estamos a dieta.
Lo mismo pasa con los que se enferman por tomar remedios, los que tienen hambre porque comen y los que tienen accidentes porque de algo tienen que morirse.

¡Hasta ahora todo lo veíamos al revés!
Entonces sí, dejemos de lado las paparruchadas pseudo-científicas que nos esclavizaron por años y replanteemos nuestras vidas.
Tal vez, con la vista y la mente clara, libres de prejuicios, podamos de una vez por toda intentar hacer de éste un mundo mejor.

jueves, 23 de noviembre de 2006

¡Qué piola!, y si le pongo tres horitas en cruzar a nado el Atlántico con las manos atadas a la espalda te regalo todos mis sueldos

Acabo de leerlo en Clarín (si quieren, les dejo el vínculo a la nota completa).
Copio textual el copete de la nota:

El mago David Blaine busca completar una nueva hazaña
Está girando desde hace dos días a quince metros de altura sobre el Times Square de Nueva York. Desde esta tarde intentará liberarse de las cadenas que lo sujetan. Si lo logra en menos de dieciséis horas, repartirá dinero a niños necesitados.

Así cualquiera.
La fanfarronada sería decir que si no puede salir, tiene que repartir dinero a los necesitados (o por lo menos el doble de lo que repartiría si no se soltara).
¿Cuál es su incentivo para salir, entonces, eh?
Si se escapa, no sólo tiene que garpar como un duque sino que seguramente se estrola contra el pavimento. Puestas así las cosas, el tipo debe estar haciéndose el dolobu, silbando bajito y sin mover un dedo mientras mata el tiempo salivando a los peatones. Dieciséis horas pasan volando (o colgando, bah).
No obstante, acá estamos pensando en proponer un desafío a nuestros clientes.
Si antes del día veinticinco de diciembre un camión cargado de lingotes de oro se estampa contra nuestra vidriera y al menos la mitad de los áureos ladrillos caen sobre el piso del restaurante formando de manera inequívoca la Esfinge de Giza, entonces con gusto haremos chocolate con churros para todo el barrio (ya sé que hace calor para chocolate por esos días, pero es preferible a la bañacauda que se me había ocurrido previamente)

Como pueden ver en la nota que les dejo, hay gente que come cualquier cosa. A ellos les decimos que aquí se van a sentir como en casa.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Calidad garantizada

Ayer pelaba unas papas para hacer al horno y encontré una que bajo su piel estaba medio negruzca. Cómo aquí siempre queremos entregar lo mejor a nuestros clientes, no pude conformarme con solamente desecharla. Quién sabe que clases de atropellos se deriven de no expresar mi disgusto ante esta situación, como si de un "el que calla, otorga" se tratase.
Así, recuperé del tacho los trozos de piel que cubrían la papa (he aprendido que para que los reclamos tengan validez debe uno tener a mano el envase original del producto) y con ellos y la papa misma bajo el brazo me encaminé hacia la verdulería.
- Buenos días, vengo a reclamar por mis derechos- increpé al verdulero, que me miró con desconfianza-, mire usted esta papa que acaba de venderme. Observe la tonalidad oscura, aquí.
El dependiente tomó la papa en sus manos y esforzando la vista detectó un minúsculo punto negro en la superficie del tubérculo.
- Ajá, dijo. Se ve que está medio fea esta zona, ¿y por qué no le corta un cacho?
Emití un "pssst!" de suficiencia y le aclaré:
- Vea, yo le pagué la papa al precio de papa, ¿o no le pagué la papa al precio de papa?, ¿acaso me rebajó el precio, para compensar que yo le rebanara un pedazo?. Pues no, entonces yo quiero mi papa enteramente buena, como debe ser.
El verdulero adelantó ambas manos en un gesto concesivo.
- Bueno, bueno, no se ponga así... sígame -me pidió.
Entonces me guió hasta su laboratorio bromatológico (supongo que todas las verdulerías tiene uno en la trastienda). Una vez allí tomó el trozo de cáscara que cubría la zona parduzca y lo colocó debajo de su potente microscopio. Mientra enfocaba el aparato me aclaró:
- No, porque si vamos a averiguar, empecemos por ver donde se origina el problema, ¿entiende?, a ver, ¿qué es lo que tenemos aquí?, ¡ajá! -gritó mientras yo intentaba en vano mirar por el objetivo-, ¿no le decía yo?, el problema no es de acá.
Entonces me explicó que en la piel de la papa estaba incrustada una astilla que por la disposición de las vetas de la madera no podía ser sino de ulmus minor mill, comunmente llamado olmo común o negrillo. Seguramente la astilla proviniera de alguna de las barandas del flete que les trae las bolsas del mercado de concentración. Y, según tenía entendido, de los fleteros que le alcanzan mercadería el único que tenía en la caja de la pickup barandas de olmo era un hombre apodado "el Tito", del cual obtuve dirección, teléfono y chapa patente de su rodado.
Rumbo al Tito fui. Lo encontré sentado en una silla de mimbre tomando una cerveza en la puerta de su casa.
-Buenas tardes, vengo a defender mis atribuciones como consumidor -indiqué alzando un dedo amenazante-, ¿reconoce esta papa?
El fletero miró la papa con curiosidad.
-Mire, le diría que sí. Aunque ahora, fuera de la bolsa y sin cáscara no puedo asegurarlo.
Le mostré la astillita, que inteligentemente había clavado en uno de mis meñíques para no extraviarla.
El fletero asintió, ahora si convencido.
-Bueno, por lo que veo eso es de mi vehículo. Devuélvamelo y veré que puedo hacer.
Después de tres horas de ayudarlo a buscar el rasguño en las barandas para poder restituir la astilla en su lugar ("toda original, la chata" me dijo como para justificar la ardua tarea que estábamos realizando), me invitó a subir a la cabina.
Deslizando hacia adelante parte del respaldo de uno de los asientos, dejó al descubierto una repisa llena de tubos de ensayo, frascos, una centrifugadora al vacío y otros instrumentos que no reconocí (supongo que todos los fleteros tienen un laboratorio de estas características al alcance de la mano).
Tomó una mínima porción de la zona imperfecta de la papa (solanum tuberosum, me dijo que la llamaban los changarines del mercado), la metió en una probeta y le echó no se que líquidos que cambiaban de color rápidamente.
- Está claro. El hongo que produce esta anomalía no es originario de estas zonas, por lo que no hay nada que yo pueda hacer. Si bien el pinchazo aceleró el proceso de descomposición por exposición prematura de la pulpa, el origen del problema es un hongo que la misma papa posee por descuidos en su cultivo, denominado fusarium oxysporum y produce laceraciones de este tipo. La cepa puntual del hongo que afectó la papa, sólo se encuentra en los altiplanos bolivianos, desde donde se importa parte de la producción. Reclame por ese lado.
El resto fue bastante sencillo. Papa en mano me dirigí al mayorista que la vende al fletero, que tiene oficinas en Santiago del Estero. Allí, mediante un sofisticado sistema informático que es capaz de identificar los sedimentos terrosos en los vegetales y efectuando trazas iónicas sobre muestras de los mismos, pudimos determinar que la papa procede de un quintero que trabaja una parcela en la zona donde en épocas de Cristo habitaba la civilización Tiahuanaco-Huari, en Bolivia.
Metí en una bolsa lo que me quedaba de la papa, tomé un charter hasta Chuquisaca y luego de indagar entre los pobladores de la región averigué que una empresa monopolizaba la producción de papa en aquellos lares.
Me presenté en este establecimiento y solicité hablar con "una autoridad responsable" de la firma.
Me atendió un morocho regordete y bien vestido, sentado detrás de un escritorio de madera barata en una habitación rebosante de papas que supongo esperaban a ser embaladas y enviadas a sus distintos destinos.
-Vengo a hacer valer mis derechos porque...
El gordo no me dejó terminar. Me puso tres papas en la mano y me hizo señas para que me fuera.
Lo dejé, me dirigí al aeropuerto, subí al primer vuelo de línea que me trajo de vuelta y acá estoy.
Gracias al fruto de mi reclamo obtuve el 300% de lo que originalmente había comprado, sin incluir la parte buena que rescaté de la papa reclamada.
Hacer valer nuestros derechos rinde sus frutos.

martes, 21 de noviembre de 2006

Currando por un sueño

Me causa mucha grima (no saben las ganas que tenía de meter esta palabra en alguna frase) que la mitad de los comentarios que escucho en colectivos y ascensores está relacionado con este temita de Bailando por un sueño o Cantando por un sueño. Encima vienen en serie; no se cual de los dos casos ya tiene el I y el II, al mejor estilo de las películas de Rambo o Martes 13.
Hasta hoy, hacía caso omiso de los comentarios (¿les dije que me daban grima?) pero me cansé. Al fin y al cabo uno es humano, lo que viene a significar que yo también quiero currar unos manguitos con este tipo de concursos.
Y bueno, a partir de la semana que viene, durante las cenas, presentaremos en días alternados entre los lunes y los viernes de cada semana, los siguientes eventos:

Haciendo la vertical por un sueño
Cinco parejas deberán demostrar ser las mejores en hacer la vertical sobre distintas superficies para lograr hacer realidad el sueño de uno de los integrantes. Deberán demostrar su equilibrio sobre el piso, sobre un colchón, en el tercer peldaño de una escalera de aluminio, sobre una cama elástica y sobre un fétido lodazal. A diferencia de los concursos de la tele, dentro de cada parejas no sólo no habrá ningún famoso sino que además ambos compañeros serán desconocidos entre sí. Como cada uno tiene su sueño propio, los participantes ganadores se enfrentarán en una guerra de almohadas sobre las mesas del restaurante para definir el sueño de cual de los dos hay que cumplir.

Rallando queso por un sueño
En este caso, las parejas que vencerán serán aquellas que logren eliminar a las restantes en una competencia de cubrir la mayor cantidad de platos de ravioles con queso rallado. En distintas etapas, competirán con queso sardo, gruyere, provolone, untable y cremoso. Lo gracioso del evento es que no se les proveerán ralladores y deberán hacerlo exclusivamente con sus uñas.

Despostando una media res por un sueño
El jurado indicarán a cada pareja con que corte de carne deben proveerlos a partir de una media res colgada en el centro del comedor. Los fiscalizadores puntuarán en función de la calidad del corte y la magritud (no confundir magritud con grima, por favor) de cada pieza que la pareja entregue. Cada pareja participará muñida de sus correspondientes cuchillas, chairas, delantales, barbijos y guantes anticortes. El jurado estará provisto de una mampara de blindex previendo reacciones violentas ante sus veredictos

Haciendo ring-raje por un sueño
Esta versión será grabada en exteriores y será emitida durante la cena en los televisores gigantes de nuestra querida fonda. En este caso, el jurado fallará sin saber siquiera que está participando en este evento. Cada pareja deberá tocar insistentemente el timbre en una casa elegida al azar durante las horas nocturnas para luego huir a la carrera. La persona que habite en dicha casa (la suerte o el destino determinará que viva allí una ancianita o un velocista) será el involuntario jurado. La última pareja en la que al menos uno de sus miembros aún no haya sido alcanzado y molido a palos por los miembros del jurado será coronada.

Por ahora, arrancaremos con estos eventos, pero según el éxito alcanzado no sólo sacaremos las versiones, II, III y IV de cada uno, sino que seguramente nos ampliaremos a los mediodías y fines de semana. Nos reservamos para esas ocasiones Haciendo un piquete por un sueño, Prendiéndose fuego a lo Bonzo por un sueño y Pintando el techo del restaurante por un sueño (ésta, nos vaya bien o mal , vamos a tratar de ponerla igualmente en marcha).Cabe aclarar a los que quieran inscribirse que la realización del sueño no puede exceder un costo de $35. Es lo que calculé que tendría que costar como máximo si es que quiero mantener mis expectativas de seguir currando por un sueño. Mas costoso me daría aún más grima.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Qué cosas están "in" o cuales están "out" en Polenta con Pajaritos

A medida que el ambiente del bodegón va tomando clima, me veo forzado a explicarles qué cosas de las que a menudo hacen en este santuario nuestros comensales están mal vistas y cuáles otras son gratas y encomiables.
Es muy cuestionado traer la comida de su casa. Tenga en cuenta que vivimos de esto. Nadie lo obliga a venir, por lo que no está obligado a comprarnos alimento alguno. Pero eso sí, señor, señora, no nos dé un disgusto entrando con una cesta de vituallas para compartir con su nutrida familia. No ha faltado incluso el desubicado que nos saca los manteles de las mesas y los extiende sobre el piso para hacer su picnic bajo techo, a modo de manta para no ensuciarse.
En el otro extremo, nos resulta muy grato que si usted quiere una comida muy elaborada (de tortilla para arriba, digamos) acepte nuestra invitación y se la prepare usted mismo. Al fin de cuentas, hacemos esto por pura pasión, y no para cumplirle todos sus caprichos. Ahí está la batidora, por allá anda el horno y acullá los enseres de cocina. Dealé, meta nomás cuchara en el guiso y cocínese lo que más le gusta. Para favorecer la tendencia estamos planificando retirar el 70% de las mesas y reemplazarlas por mesadas de acero inoxidable dotadas de hornos y sets de cucharones y palotes.
Lo peor de lo peor es que usted se retire sin pagar. Es de muy mal gusto y no corresponde al nivel que pretendemos de nuestra selecta clientela. Además nos priva del placer de darles su merecido vuelto. Tengan presente que no hay frase más deseada por un mozo que “la cuenta, por favor”. Les pedimos amablemente que no traumen a nuestros fieles servidores.
Engrandece a una persona ser generosa con las propinas. Siempre busque que la pila de billetes (no sea out, no deje monedas) que conforma su propina sea vista incluso desde la mesa más lejana. Usted se sentirá un winner y despertará la envidia y admiración del resto de los asistentes. Cuanto más propina deje, más importante se sentirá. Para ayudarle a asegurar su imagen favorable, hemos quitado las mesas centrales, de tal forma que todas las mesas se vean desde todos los puntos del salón y su gesto no pase desapercibido. El único inconveniente es que las mesas se encuentran más alejadas que antes y deberá dejar algunos billetes extra para que se distinga su óbolo, lo cual no es problema para alguien pudiente como usted.
Por último, siempre recuerden que estas son sólo algunas de las reglas, nuestros comensales más experimentados seguramente podrán aportar algunos datos extras a los nuevos parroquianos, a quienes les deseamos que su estadía en Polenta con Pajaritos sea lo más in posible.

sábado, 18 de noviembre de 2006

¿Cómo sería si...?

Si el mundo sigue girando es por casualidad.
La mínima modificación producida en el momento justo puede causar grandes cambios en la otra punta del planeta. El efecto mariposa que le dicen.
Y no estoy hablando del deshielo de los glaciares, de la tala de árboles ni de la contaminación nuclear o la migración hacia las grandes urbes.
No, nada de eso.
Pero imaginen si se diera en algún momento cualquiera de estos cambios...

Si los mecánicos fueran médicos
"...y, vea, yo le siento un poquito de ruido en el bobo. Pero a su edad no es nada raro, la generación suya ya vino con unas fallitas, y ahí tiene el soplo. Cómo yo lo veo, no vale la pena hacerle un arreglo grande. Yo le emparché un poco una venita que perdía un poco, y le suplementé una de las válvulas porque estaba fuera de punto. Siga así, úselo, mientras tire dele para adelante. Cualquier cosa, si se le planta de nuevo, ahí si, no va a quedar otra que desarmar y cambiar lo que haga falta..."

Si los médicos fueran técnicos en computación
"...¿y desde cuando tiene ese problema?. No, en principio no vamos a hacer nada. Si, entiendo que si no puede facturar su empresa va a la quiebra en tres días, pero no se puede tomar una solución apresurada. Mire, lo que vamos a hacer es lo siguiente: usted me graba estos datos en un CD durante cinco días y me los trae, así los revisamos y después vemos. Por ahora, me reinicia la máquina cada seis horas y me registra el espacio libre en disco antes de apagarla. Puede ser que sea un problema de memoria. Si es así, yo le hago una ordencita así lo va a ver al técnico Perotti, que es el que más sabe de memorias de la ciudad. Si en cambio el problema es en el rígido, acá mismo en este local la hace ver por el técnico Sodolsky. Después me viene a ver con los resultados y ahí nomás la tratamos. Pero quédese tranquilo, seguramente es virósico. ¿Usted con que antivirus se está cuidando?..."

Si los técnicos en computación fueran dentistas
"...¿ésta es la muela que le duele?. Ajá. ¿Y qué tipo de dolor le da?, ¿con la dentadura vieja también tenía el mismo problema? A ver, vamos a probar una cosita. Abrá la boca... bueno, ciérrela de nuevo. ¿Mejoró?, ¿no?. Bien, ¿sigue con la boca cerrada?. Ábrala de nuevo. Cierre. Abra. ¿Nada? No, entonces no es por la apertura de la boca, descartemos eso. A ver, aplauda. ¿Paró el dolor?, ¿no?. No. A ver. Sáquese la dentadura. Listo, pruébese ésta. Lo mismo, che. Qué raro, porque al paciente que atendí recién con esta dentadura no le dolía. No importa, hagamos lo siguiente. Yo le saco la muela que le duele y se la implanto al que tengo que atender después de usted. Si a él le duele, entonces seguramente es la muela la que está fallando..."

Si los dentistas fueran mecánicos
"...si, si, lo entiendo. Pero resulta que el caño de escape cromado que le quiere implantar al motor no está cubierto, ningún taller se lo cubre, ya sabe como son las cosas con las estéticas. No obstante, a ver, mire, acá tiene la tapa del motor picada. Si esto lo dejamos así enseguida se le hace un agujero. Ayudemé, sostángame bien abierto el motor que le paso la amoladora y le limpiamos un poco la superficie. Eso sí, va a quedar la pared medio debilitada, así que vamos a ponerle arriba una fundita al motor para que aguante. Y lo que le recomiendo es que vaya previendo ponerle unas guías al capot. Fíjese que cuando lo baja, de un lado no apoya bien. Eso se corrije, pero si lo dejamos estar va a andar con el capot torcido y se desgasta desparejo. Es un sistema de varillas que van por afuera del auto y lo van acomodando de a poquito. No, muy lindo no queda, pero es un tiempito nada más. Eso sí, mire que eso tampoco lo cubre nadie..."

Para muestra basta un botón.
Estamos en el horno.

Hay juegos para chicos, para adultos, para perros, para computadora. Resulta que ahora también hay juegos para borrachos. ¡Hay que estar en pedo para llevarlos a la práctica!

viernes, 17 de noviembre de 2006

10 respuestas reservadas

Así como les presenté anteriormente 10 de las preguntas para las que no tengo respuestas -lista que crece exponencialmente a diario- me pareció conveniente ilustrarlos con una lista de 10 respuestas que mantengo en la punta de la lengua para, en un futuro espero no muy lejano, poder sacarlas a la luz a la menor oportunidad que se me ofrezca.
No sólo debo trabajar duro para poder darle caracter de respuesta a cada una de ellas, para que no sean sólo una mera mentira, sino que debo estar atento a la formulación de las preguntas correctas.
A fin de asegurarme al menos este último punto, se las canto.
Ya saben, tengan sus preguntas a mano para cuando me crucen.

1) ¿Cuál?, ¿esta casa?. Ah, no se, todavía no entré. Me la compré de calentura la semana pasada porque me gustaron los helechos del frente.
2) Les agradezco el premio de corazón. Pero en serio, che, hay muchas personas que se lo merecen también. Además, ya les dije que los Nobel deberían entregarse a distintas personas cada año.
3) ¿Qué opino sobre las diez personas más ricas del mundo? Pues lo mismo de siempre: que de la familia no pienso hablar a los medios.
4) No, decile que estoy en una reunión. No se por qué piensa el presidente que puede llamarme a cualquier hora, ya es tiempo de que se vaya arreglando solito.
5) Por favor, por favor, llámeme por el nombre. Dejemos de lado los títulos nobiliarios.
6) ¿No creen que ustedes se han pasado de la raya? Está bien lo de la calle y lo de la ciudad, tal vez hasta lo del país es comprensible. ¡Pero ponerle mi nombre al planeta!
7) En lo personal, no estoy a favor de los tatuajes. De hecho me desagradan bastante. Por lo tanto sería mucho más felíz si usaran mi imagen para un fin más trascendente.
8) Creanme, viajar al futuro no es gran cosa. Ahora que fui, les puedo decir que no saben lo que les espera.
9) ¿Qué si me gusta la música de Jagger, B.B. King, Bono y Clapton? Por supuesto. De otra forma, ¿cómo hubiera aceptado que cantaran en mi último disco?
10) Yo no fui.

Los ponjas están cada día más locos. Ahora se puso de moda arrojar ositos de peluche en las bodas (así como nosotros tiramos arroz) e inventaron una pistola para arrojarlos. ¡De pelos!

Mi fiel amigo, el auto

Dicen que los perros se parecen a sus amos.Pienso que lo mismo ocurre con los autos. Lo peor es que si mi razonamiento es correcto, mi auto me debe odiar.Yo lo veo y para mí es como si fuera una persona. Una persona senil.Es que el pobre ya pasó por dos añitos sus veinte veranos. Lo que en años-auto serían alrededor de 82 años de edad, ya que estudios recientes sugieren que un año-hombre equivale a 3,82 años-auto.Y mi tutú, pasados los ochenta pirulos es un viejo hecho y derecho.No surcan su opaca superficie surcos y arrugas, pero un sinfín de grietas, dobleces y lunares de óxido cuartean y descascaran la pintura y ondulan las chapas, ya flojas y laxas, como corresponde.El piso está lleno de caries y sus años de chupar polvo y barro le confieren una áspera catarrera en el andar. Sus cristales, otrora límpidos y sin mácula, hoy muestran un pergamino de patas de gallo y estrías provocadas por el subir y bajar de las ventanillas y el derecha-izquerda de los limpiaparabrisas, que aunque sea doloroso reconocerlo, funcionan con una acentuada arritmia y falta de motricidad fina.Los faros, que antes exploraban ávidos de conocimiento los caminos de nuestro suelo patrio, hoy tienen un velo que ciega en parte su mirada. Estrabismo, miopía y un brillo apagado impide diferenciar la luz alta de la mínima luz de posición. Efecto del cruzar continuo por la vida, o tal vez emulando a nuestro actual presidente, le quedó un ojo para un lado y el otro para el otro, como ofendido, siempre mirando para veredas opuestas. Faros K, que le dicen.Y todo esto a pesar de que el modelo original contemplaba a cada lado del vehículo un único faro rectangular, robusto y macizo. En algún momento de su vida se reformó a dos faros redondos (alta y baja) en cada uno de los costados. Cómo todo viejo, terminó cayendo tarde o temprano en los bifocales.La artrosis en sus puertas lo tienen a mal traer: le crujen las articulaciones y perdió mucho de su elasticidad. Dos no cierran bien, dos no abren desde adentro, y la quinta -la de la baulera- no traba y se abre a cada rato. No es ni más ni menos que la consabida incontinencia que todos sufriremos algún día. La estantería se le está viniendo abajo, a mi pobre auto.Lo único que tiene en buen estado son las ruedas, pero renovar los zapatos no hace necesariamente a la edad.Camina de lado, se va para la derecha si uno no muñequea el andar forzando el volante, da pena verlo esforzarse para avanzar como un perro herido.Cada dos por tres se me achancha en el camino, se queda sin gas, o se le obturan las arterias que alimentan el motor. Cálculos en el carburador, o fiebre artrósica en el radiador, afectado por una ya cirrosis crónica. La mala calidad de lo que carga en el garguero y años de drogas duras (¿y que sino es la inhalación permanente de vapores de alto octanaje?) anticiparon su vejez.Es cierto que ni lo lavo ni lo cuido, absolutamente nunca.Pero ya es grande y mi auto tiene su dignidad. Quiere hacer las cosas solito. Y si no puede, se la aguanta.A pesar de los golpes de la vida y de otros autos siempre le dio para adelante y literalmente se cansó de darse la cabeza conta las paredes tozudamente.Hoy, mi senil R12, está grave, y aquí estoy, desahogando mi pesar.Hace dos días que no come, que no se quiere mover.Intentamos darle ánimos, de acelerarlo un poco, de calentarle el motorcito.Yo creo que él está entregado. Que ya no quiere más, que quiere dejarse estar.Hace dos días que está conectado al cargador de baterías, sobrevive artificialmente, con carga asistida. El alternador no lo alimenta, pobre santo.No se cuanto tiempo más pueda soportar verlo sufrir así, inconciente.Todavía no se como decírselo a mi esposa y a mi hija. Duele, pero creo que hay que sacrificarlo.

¡Esto sí que es diversión grantizada! Miren una página en donde les explicará con lujo de detalles porqué se estresan las ratas y cómo se organiza el complejo motor de la carpa dorada y qué consecuencias tiene los encuentros agresivos entre las lagartijas serranas. He aquí las respuestas a todas las pregutnas que usted nunca se hizo.

miércoles, 15 de noviembre de 2006

10 preguntas sin respuesta

Simplemente, 10 preguntas para las que no tengo respuesta:
1) ¿Puede uno hacerse piercings en los piercings?, eso sí sería audaz y distintivo.
2) ¿Por qué los conductores de televisión que atienden llamadas telefónicas del público simulan que lo hacen a través de un aparato telefónico, pero sólo durante los primeros cinco segundos? Luego de eso dejan el aparato y siguen hablando "por aire", poniendo en descubierto esta vil patraña sin sentido.
3) ¿Por qué puedo imitar voces y tonadas regionales a la perfección, excepto cuando no estoy solo?
4) ¿Hay algún motivo para que tarde o temprano siempre tenga que darle la razón a mi esposa o solamente es una conspiración arbitraria y dañina de la naturaleza?
5) Al ir a cabecear un corner, ¿alguna vez a alguien se le ocurrió subirse a "cocollito" de un compañero para cabecear mejor o hacer como hacen los jugadores de rugby en los laterales que se levantan unos a otros?, ¿sería infracción?
6) Cuando uno habla de irse al cielo al morir, habla de ir hacia arriba. El cielo siempre puede estar un poquito más arriba que lo que el hombre vaya llegando en sus viajes espaciales (no discutiré en este apartado la finitud o no del espacio). El infierno, en cambio, está abajo. ¿Qué pasará cuando podamos llegar al centro de la Tierra -al menos con sondas no sería tan improbable- y veamos que el infierno no existe?
7) ¿Qué pasaría si un buen día subiera hasta la superficie un diablillo a devolvernos la sonda?
8) Así como ahora los coleccionistas compran y venden manuscritos de los grandes autores de la literatura de siglos pasados, ¿algún día comprarán y venderan los teclados y discos rígidos con los cuales los grandes autores del siglo XXI escriben y archivan actualmente sus obras?
9) Si no puedo diferenciar un pedazo de vidrio bien tallado de un diamante ni una pieza de oro de una imitación muy bien hecha, ¿qué importa que no sean de oro o diamante?
10) ¿Dónde demonios fueron a parar todos los regalos hechos con palitos de helados, tubos de papel higiénico, témpera, brillantina y plasticola que he confeccionado de niño para mis padres en sus días respectivos, siendo que no volví a verlos jamás en mi casa por el resto de mi vida?, ¿en alguna bóveda bancaria?