Pasaron varias elecciones desde la última vez que había recibido una llamada pregrabada y automática de un candidato solicitando mis favores votativos (bueno, en realidad, la vez anterior no fue automática ya que incluso oí el ruidito del botón del play y el ajetreo de alguien sosteniendo el micrófono delante de un parlante).
Ahora la tecnología permite nuevas alternativas y caminos de interacción.
Les transcribo la llamada pregrabada lo más fielmente posible.
Buenas, noches. Perdone que entretenga su atención un segundo. Soy uno de los candidato a intendente de su ciudad. Tengo para usted la mejor propuesta.
He pensado mucho en como puedo ayudarle y sé que tengo la alternativa ideal.
Y como sé que sus expectativas pueden no ser iguales que las de su vecino o familiares, necesito que... si es hombre, presione 1, si es mujer presione 2, más opciones, marque 9... (beep: 1)
Si es menor de 30 años, marque 1, si tiene entre 30 y 50 años, marque 2, si tiene más de 59 años, disque 3... (beep: 2)
Si maneja usted mejor la diestra, presione 1, si maneja mejor la izquierda, marque 1, pero con la otra mano... (beep: 1, pero con la izquierda)
Si cree en extraterrestres, marque el 1, si cree en Mariano Closs, disque 2, si ya no cree en nada, presione 3... (...) ... el 3 es el que está entre a la derecha del 2 y arriba del 6... (beep: 3)
Como le decía, tengo una solución que lO va a dejar sorprendidO. Sabemos que usted NO CREE EN NADA, y que a su MEDIANA edad es muy excepticO.
Sin embargo vóteme, seré para usted como una segunda mano IZQUIERDA.
Gracias, recuérdeme usted a la hora de elegir la boleta, yo lO conozco y lO tengo siempre presente.
La verdad es que sí, parecía conocerme al detalle.
Sinceramente lo hubiera votado, si no fuera porque me molesta que me llamen a las tres de la mañana y si al menos junto con todas sus promesas hubiera dejado grabado su nombre.
Pasen y siéntense. Servilletas al cuello. Vasos Durax y mantel de plástico floreado. No esperen comida chatarra ni tampoco platos elaborados. A cambio, pueden meter la cuchara en la olla tantas veces como quieran. Hoy, polenta con pajaritos.
miércoles, 29 de agosto de 2007
lunes, 27 de agosto de 2007
Matemática pura
A ver, hoy vamos con un ejercicio sobre la regla de tres:
Si EE.UU. invadió Irak en el 2003 y los norteamericanos asesinan a 1500 personas por mes, ¿cuántos meses debieron transcurrir para la que débil excusa de las armas nucleares se convirtiera en genocidio?
PD: No, este post no tiene la intención de ser gracioso. Ojalá pudiera transmitir algo de la indignación y repulsión que siento por ver a alguien vanagloriarse de la cantidad de gente que ordena asesinar (ni siquiera la mejor de las intenciones, como no creo sea este caso, puede justificar tal impunidad).
Si EE.UU. invadió Irak en el 2003 y los norteamericanos asesinan a 1500 personas por mes, ¿cuántos meses debieron transcurrir para la que débil excusa de las armas nucleares se convirtiera en genocidio?
PD: No, este post no tiene la intención de ser gracioso. Ojalá pudiera transmitir algo de la indignación y repulsión que siento por ver a alguien vanagloriarse de la cantidad de gente que ordena asesinar (ni siquiera la mejor de las intenciones, como no creo sea este caso, puede justificar tal impunidad).
domingo, 26 de agosto de 2007
Ritmo de vida actual: ¿Insensibiliza?
Un grupo de sociólogos españoles ha dado a conocer hoy un informe en el cual se afirma que el caótico ritmo de vida que se lleva en las grandes urbes afecta en forma irreversible al sistema nervioso de sus habitantes. El informe explicita los resultados de un estudio que este grupo a iniciado a raiz del accidente en el cual un motociclista japonés perdió una pierna dándose cuenta del hecho 2 km después.
"No es una novedad esto del estrés en las grandes sociedades,"-nos cuenta Iñaki Igarzabal, director del Centro de Estudios Humanísticos, dependiente de la Universidad Complutense de Madrid- " y lo peor es que tiende a un crecimiento acelerado. Si ya nos afecta un problema en crecimiento podéis imaginaros lo que será el problema ya de adulto".
Este vertiginoso ritmo de vida -según sostiene el informe- provoca una insensibilidad progresiva en los individuos.
"El hombre está dejando de involucrarse emocionalmente en las tareas que efectúa", explica Igarzabal, " porque el cúmulo de responsabilidades que acarrea lo obliga a crear una barrera protectora que actúe a modo de coraza. Esto, llevado a niveles extremos, puede provocar una insensibilidad de tal magnitud que para el individuo pase desapercibido la pérdida de una parte de su cuerpo a raiz de un traumatismo severo."
El caso del japonés parece encuadrarse en esta sintomatología. Sólo percibió la pérdida de su pierna al detenerse en un semáforo y notar que no tenía que apoyar en el piso para mantener la moto en pie.
Pero el fenómeno no es nuevo y los sociólogos tomaron un caso que tienen muy a mano: el encierro de toros en Pamplona, donde el estrés y el ritmo se potencian con altas dosis de adrenalina.
Es conocido el caso de un participante de la corrida que tuvo por el lapso de diez días un cuerno de toro clavado entre las nalgas, advirtiéndolo sólo cuando sus amigos insistieron demasiado con que algo le abultaba el pantalón.
¿Qué pasa por la cabeza de una persona que se insensibiliza a tal grado de no advertir la pérdida de un miembro?
Básicamente, afirman los investigadores, la primer reacción es de indiferencia. Debido a esto es que pueden verse en las ciudades gente arrastrándose sin brazos o piernas, o directamente sólo de la cintura para arriba, sin siquiera darse cuenta del hecho hasta que algún bromista les pregunta por la hora o les informan que tienen los cordones desatados.
Luego, reniegan de la pérdida, transfiriendo al miembro extraviado toda la responsabilidad. Frases como "es que la pierna venía medio como lenta", "mi brazo no me acompañaba" o "igual no se integraba al grupo" son comunes.
Y no sólo estamos hablando de porciones corporales.
El estrés urbanístico puede ocasionar insensibilidad a otro tipo de pérdidas.
Una joven afectada por este flagelo, perdió la virginidad y se enteró recién a los ocho meses, un mes después de dar a luz a una pareja de gemelos sietemesinos.
Tal fue su grado de insensibilidad que al consultarla por la pérdida de su condición expresó: "que te frieguen, ¡mamón!".
Las conclusiones son claras: es necesario bajar el ritmo de vida, a riesgo de perder la cabeza y que ni siquiera eso importe.
"No es una novedad esto del estrés en las grandes sociedades,"-nos cuenta Iñaki Igarzabal, director del Centro de Estudios Humanísticos, dependiente de la Universidad Complutense de Madrid- " y lo peor es que tiende a un crecimiento acelerado. Si ya nos afecta un problema en crecimiento podéis imaginaros lo que será el problema ya de adulto".
Este vertiginoso ritmo de vida -según sostiene el informe- provoca una insensibilidad progresiva en los individuos.
"El hombre está dejando de involucrarse emocionalmente en las tareas que efectúa", explica Igarzabal, " porque el cúmulo de responsabilidades que acarrea lo obliga a crear una barrera protectora que actúe a modo de coraza. Esto, llevado a niveles extremos, puede provocar una insensibilidad de tal magnitud que para el individuo pase desapercibido la pérdida de una parte de su cuerpo a raiz de un traumatismo severo."
El caso del japonés parece encuadrarse en esta sintomatología. Sólo percibió la pérdida de su pierna al detenerse en un semáforo y notar que no tenía que apoyar en el piso para mantener la moto en pie.
Pero el fenómeno no es nuevo y los sociólogos tomaron un caso que tienen muy a mano: el encierro de toros en Pamplona, donde el estrés y el ritmo se potencian con altas dosis de adrenalina.
Es conocido el caso de un participante de la corrida que tuvo por el lapso de diez días un cuerno de toro clavado entre las nalgas, advirtiéndolo sólo cuando sus amigos insistieron demasiado con que algo le abultaba el pantalón.
¿Qué pasa por la cabeza de una persona que se insensibiliza a tal grado de no advertir la pérdida de un miembro?
Básicamente, afirman los investigadores, la primer reacción es de indiferencia. Debido a esto es que pueden verse en las ciudades gente arrastrándose sin brazos o piernas, o directamente sólo de la cintura para arriba, sin siquiera darse cuenta del hecho hasta que algún bromista les pregunta por la hora o les informan que tienen los cordones desatados.
Luego, reniegan de la pérdida, transfiriendo al miembro extraviado toda la responsabilidad. Frases como "es que la pierna venía medio como lenta", "mi brazo no me acompañaba" o "igual no se integraba al grupo" son comunes.
Y no sólo estamos hablando de porciones corporales.
El estrés urbanístico puede ocasionar insensibilidad a otro tipo de pérdidas.
Una joven afectada por este flagelo, perdió la virginidad y se enteró recién a los ocho meses, un mes después de dar a luz a una pareja de gemelos sietemesinos.
Tal fue su grado de insensibilidad que al consultarla por la pérdida de su condición expresó: "que te frieguen, ¡mamón!".
Las conclusiones son claras: es necesario bajar el ritmo de vida, a riesgo de perder la cabeza y que ni siquiera eso importe.
Más rápido que una tortuga
Hay días en los que andás con la chispa encendida.
Días en los que tenés las respuestas a flor de piel.
El otro día, en el trabajo, me dieron ganas de tomar un mate cocido.
Cuando fui a ponerle azúcar, vi que estaba la azucarera vacía.
Agarré una bolsita cerrada de azúcar, la abrí por una punta y llené la azucarera.
En eso llega uno de mis compañeros y me distraje conversando.
Cuando le estaba agregando azúcar a la taza directamente desde la bolsa, noté no salía nada y mi compañero me dice:
-Che, boludo, no sale porque el agujero está del otro lado.
Seriamente, sin dudarlo, repliqué sin demoras:
-Si, ya sé. Lo que pasa es que a mi me gusta amargo.
Días en los que tenés las respuestas a flor de piel.
El otro día, en el trabajo, me dieron ganas de tomar un mate cocido.
Cuando fui a ponerle azúcar, vi que estaba la azucarera vacía.
Agarré una bolsita cerrada de azúcar, la abrí por una punta y llené la azucarera.
En eso llega uno de mis compañeros y me distraje conversando.
Cuando le estaba agregando azúcar a la taza directamente desde la bolsa, noté no salía nada y mi compañero me dice:
-Che, boludo, no sale porque el agujero está del otro lado.
Seriamente, sin dudarlo, repliqué sin demoras:
-Si, ya sé. Lo que pasa es que a mi me gusta amargo.
miércoles, 22 de agosto de 2007
¿Soy sólo yo o...
... también piensan que usar un cucurulo -o cómo se llame- para impedir que la tapa de una caja de pizza no se pegotee con la pizza misma no requiere que el cucurulo se distrubuya junto con un manual instructivo o un tutorial en DVD?
¿Tan difícil es?, ¿tan complejo parece?
Yo no sé que tiene de extraño el cucurulo pero el otro día compré una pizza y me vino así:
¡Y no es la primera vez!
Se ve que acá en Rosario llegó tarde la distribución de neuronas en las pizzerías.
A ver, querido, mirá, fijate bien, el cucurulo se pone así, ¿ves?:
¡Eso, así!, entonces no te tenés que enchastrar los dedos con el queso para poder sacarlo, ¿entendés?
Claaaaaro, al señorito no se lo habían explicado. Y si, seguro, es que es taaaaaan difícil deducirlo.
Por eso me tomé el trabajo de ponerlo como corresponde y sacarle una fotito, porque sino capaz que no te entra en esa cabecita pétrea que tenés.
Las patitas van para abajo, querido. Si, las patitas son esas larguitas, la otra punta de lo redondito.
La próxima te va a salir bien, campeón.
Por Dios, a esta gente hay que explicarle todo, caramba...
¿Tan difícil es?, ¿tan complejo parece?
Yo no sé que tiene de extraño el cucurulo pero el otro día compré una pizza y me vino así:
¡Y no es la primera vez!
Se ve que acá en Rosario llegó tarde la distribución de neuronas en las pizzerías.
A ver, querido, mirá, fijate bien, el cucurulo se pone así, ¿ves?:
¡Eso, así!, entonces no te tenés que enchastrar los dedos con el queso para poder sacarlo, ¿entendés?
Claaaaaro, al señorito no se lo habían explicado. Y si, seguro, es que es taaaaaan difícil deducirlo.
Por eso me tomé el trabajo de ponerlo como corresponde y sacarle una fotito, porque sino capaz que no te entra en esa cabecita pétrea que tenés.
Las patitas van para abajo, querido. Si, las patitas son esas larguitas, la otra punta de lo redondito.
La próxima te va a salir bien, campeón.
Por Dios, a esta gente hay que explicarle todo, caramba...
lunes, 20 de agosto de 2007
Ahora los escucho... en orden, sin apurarse... a ver, vos primero
Han transcurrido los 15 días reglamentarios (porque adivino que esto vana leerlo mañana, con el temita este del feriado largo) y es hora que cumplan su promesa y preserven la vida aquellos a quienes le he leído el futuro mediante mis dotes de chorimante.
Acá en el restaurante ya han corrido las más diversas apuestas y tengo opiniones a favor y en contra (los incrédulos de siempre).
Quiero que nos cuenten a todos que tal les ha ido con el horóscopo.
Y no olviden los halagos. Gracias.
Acá en el restaurante ya han corrido las más diversas apuestas y tengo opiniones a favor y en contra (los incrédulos de siempre).
Quiero que nos cuenten a todos que tal les ha ido con el horóscopo.
Y no olviden los halagos. Gracias.
domingo, 19 de agosto de 2007
¡Darwin go home!
¿Qué el hombre desciende del mono?
Minga.
Y si todavía son excepticos escuchen y vean lo que sigue, robado con permiso del blog de Yerbanohay .
Los padres del chico predicador, que le han enseñado que la evolución de las especies no existe, son la prueba más fehaciente de que el hombre no desciende del mono: todavía se siguen comportando como verdaderos primates, sin haber evolucionado ni un poquito.
Nota:
Reedición de este fin de semana: este precioso post.
Minga.
Y si todavía son excepticos escuchen y vean lo que sigue, robado con permiso del blog de Yerbanohay .
Los padres del chico predicador, que le han enseñado que la evolución de las especies no existe, son la prueba más fehaciente de que el hombre no desciende del mono: todavía se siguen comportando como verdaderos primates, sin haber evolucionado ni un poquito.
Nota:
Reedición de este fin de semana: este precioso post.
¡Ayer debuté!
Esta vez desaparecí del restaurante sin avisar porque tuve mis razones.
¡Es que ayer por la noche tuve mi debut teatral!
No es la obra de la que ya les he hablado sino de un trabajo más pequeñito, en el marco del taller al que asisto.
Bueno, tal vez sea pequeñito para un actor de verdad, pero para mí fue enorme.
¡Y no me tocó hacer de árbol! No señor. Hice un monólogo de comedia de unos 15 a 20 minutos, solita mi alma frente al público.
La cuestión es que los días previos anduve de corrida de casa al trabajo, al ensayo, al baño (este último punto del recorrido lo fui visitando cada vez con mayor frecuencia) y de ahí un breve paso por la cama y nuevamente al trabajo.
Espero que comprendan las razones de mi ausencia, y si no, bueno, yo tampoco les ando preguntando por qué a veces transcurren varios días que no pasan por acá a leer, ¡caramba!
La cuestión es que estuvo todo muy lindo, la gente se rió mucho y creo que dejé una buena impresión.
La verdad es que quedé muy conforme y hambriento de más.
Fue una sensación muy extraña, pasar del cagazo a olvidarte la letra al cagazo absoluto, de la ansiedad a la tranquilidad, del silencio expectante del público a la risa cómplice, de estar solo cara a cara frente a gente desconocida y que luego esos mismos desconocidos vengan a saludarte y felicitarte (sea un saludo sincero o por compromiso créanme que luego de tanta tensión reconforta lo mismo). ¡Guau!
El monólogo fue escrito por mí -esa era la premisa del trabajo práctico- y habla sobre una de mis abuelas.
Consta de dos partes: en la primera, -yo, como Fernando- cuento quién y cómo es mi abuela mientras me voy cambiando en escena; en la segunda -ya caracterizado como ella- doy su propia visión de las cosas. Esta última parte me costó sudor y lágrimas representar.
Como no sabía que iba a pasar conmigo apenas se encendieran las luces y tuviera que empezar a actuar en esta primer incursión (en ningún momento descarté el enmudecimiento repentino), solamente invité a la función a las tres personas de las que estaba seguro que comprenderían si pasaba lo que no tenía que pasar: mi hija, mi esposa y mi vieja.
A todos los demás, les dejo debajo un ícono desde donde pueden acceder al texto del monólogo, por si les interesa leerlo.
La actuación pueden imaginarla como una mezcla de stand-up de Seinfeld y una personificación de abuela hecha por Dustin Hoffman, sólo que actuadas por Matias Ale y Caramelito.
Y bueno, ¡déjenme la ilusión de que puedo mejorar!
He aquí el monólogo (clic en las mascaritas y luego usen la opción "DownLoad File [74KB]" que aparece en el segundo renglón de la ventana; si tienen problemas me avisan):
¡Es que ayer por la noche tuve mi debut teatral!
No es la obra de la que ya les he hablado sino de un trabajo más pequeñito, en el marco del taller al que asisto.
Bueno, tal vez sea pequeñito para un actor de verdad, pero para mí fue enorme.
¡Y no me tocó hacer de árbol! No señor. Hice un monólogo de comedia de unos 15 a 20 minutos, solita mi alma frente al público.
La cuestión es que los días previos anduve de corrida de casa al trabajo, al ensayo, al baño (este último punto del recorrido lo fui visitando cada vez con mayor frecuencia) y de ahí un breve paso por la cama y nuevamente al trabajo.
Espero que comprendan las razones de mi ausencia, y si no, bueno, yo tampoco les ando preguntando por qué a veces transcurren varios días que no pasan por acá a leer, ¡caramba!
La cuestión es que estuvo todo muy lindo, la gente se rió mucho y creo que dejé una buena impresión.
La verdad es que quedé muy conforme y hambriento de más.
Fue una sensación muy extraña, pasar del cagazo a olvidarte la letra al cagazo absoluto, de la ansiedad a la tranquilidad, del silencio expectante del público a la risa cómplice, de estar solo cara a cara frente a gente desconocida y que luego esos mismos desconocidos vengan a saludarte y felicitarte (sea un saludo sincero o por compromiso créanme que luego de tanta tensión reconforta lo mismo). ¡Guau!
El monólogo fue escrito por mí -esa era la premisa del trabajo práctico- y habla sobre una de mis abuelas.
Consta de dos partes: en la primera, -yo, como Fernando- cuento quién y cómo es mi abuela mientras me voy cambiando en escena; en la segunda -ya caracterizado como ella- doy su propia visión de las cosas. Esta última parte me costó sudor y lágrimas representar.
Como no sabía que iba a pasar conmigo apenas se encendieran las luces y tuviera que empezar a actuar en esta primer incursión (en ningún momento descarté el enmudecimiento repentino), solamente invité a la función a las tres personas de las que estaba seguro que comprenderían si pasaba lo que no tenía que pasar: mi hija, mi esposa y mi vieja.
A todos los demás, les dejo debajo un ícono desde donde pueden acceder al texto del monólogo, por si les interesa leerlo.
La actuación pueden imaginarla como una mezcla de stand-up de Seinfeld y una personificación de abuela hecha por Dustin Hoffman, sólo que actuadas por Matias Ale y Caramelito.
Y bueno, ¡déjenme la ilusión de que puedo mejorar!
He aquí el monólogo (clic en las mascaritas y luego usen la opción "DownLoad File [74KB]" que aparece en el segundo renglón de la ventana; si tienen problemas me avisan):
miércoles, 15 de agosto de 2007
Cuando escucho hablar de la hamaca que se mueve sola en Firmat, ciudad cercana a Rosario, no puedo salir de mi asombro.
¡Cómo puede alguien creer en estas manifestaciones paranormales!
Yo, que no creo en las microondas, en el magnetismo (y díganme que no hay algún truco cuando una pieza metálica hace mover a otra sin tocarla), en el hombre sobre la luna, ¿voy a creer en que un niño fallecido hace 20 años se sigue hamacando en esa plaza, como si nada hubiera pasado?
Señores, sépanlo: en Rosario y sus zonas de influencias, pongámosle hasta Venado Tuerto, San Nicolás o Carcarañá, estamos plagados de este tipo de minucias extrasensoriales.
Miren si no el caso del barrio de Pichincha, donde por las noches se dice que un fantasma femenino de ruleros, batón y chancletas sigue buscando a su marido, extraviado en una noche de lujuria en uno de las tantas tanguerías ya inexistentes.
O el de la virgen de Villa Gobernador Galvez, que parece ser que no era virgen de puro fulera sino porque un fantasma guardabosques le pegaba un soplamocos a cualquier miope que intentara acercarse a la hasta ahora doncella.
¿Y ahora me vienen con una hamaca?
Si se van a asustar asústense con el vagón de tren fantasma que azota la zona sur de Pueblo Esther, recorriendo las calles de tierra mientras tañe una campana y espantando a las gallinas.
¡Por favor!
¿Una hamaca?
Si me dijeras, no se, una calesita o un tobogán por ahí te la creo, porque son juegos como más desubicados, pero, ¿una hamaca?
Además, con todas las cosas que se pueden hacer siendo fantasma, como bien he explicado anteriormente, ¿justo se te va a dar por dale-que-dale con la hamaquita?.
Amigos de Firmat, lo de ustedes no es muy serio.
Digan de una vez la verdad. Sea cual sea.
Así sea que hayan instalado pistones hidráulicos debajo de la plaza y accionando unos controles ubicados en la municipalidad columpien el predio completo haciendo que se muevan las hamacas.
O lo que sea. Pero que sea lógico.
Y apúrense, que ya me están asustando.
PD: hacía mucho que no remasterizaba los viejos posts. Hoy le tocó a éste.
¡Cómo puede alguien creer en estas manifestaciones paranormales!
Yo, que no creo en las microondas, en el magnetismo (y díganme que no hay algún truco cuando una pieza metálica hace mover a otra sin tocarla), en el hombre sobre la luna, ¿voy a creer en que un niño fallecido hace 20 años se sigue hamacando en esa plaza, como si nada hubiera pasado?
Señores, sépanlo: en Rosario y sus zonas de influencias, pongámosle hasta Venado Tuerto, San Nicolás o Carcarañá, estamos plagados de este tipo de minucias extrasensoriales.
Miren si no el caso del barrio de Pichincha, donde por las noches se dice que un fantasma femenino de ruleros, batón y chancletas sigue buscando a su marido, extraviado en una noche de lujuria en uno de las tantas tanguerías ya inexistentes.
O el de la virgen de Villa Gobernador Galvez, que parece ser que no era virgen de puro fulera sino porque un fantasma guardabosques le pegaba un soplamocos a cualquier miope que intentara acercarse a la hasta ahora doncella.
¿Y ahora me vienen con una hamaca?
Si se van a asustar asústense con el vagón de tren fantasma que azota la zona sur de Pueblo Esther, recorriendo las calles de tierra mientras tañe una campana y espantando a las gallinas.
¡Por favor!
¿Una hamaca?
Si me dijeras, no se, una calesita o un tobogán por ahí te la creo, porque son juegos como más desubicados, pero, ¿una hamaca?
Además, con todas las cosas que se pueden hacer siendo fantasma, como bien he explicado anteriormente, ¿justo se te va a dar por dale-que-dale con la hamaquita?.
Amigos de Firmat, lo de ustedes no es muy serio.
Digan de una vez la verdad. Sea cual sea.
Así sea que hayan instalado pistones hidráulicos debajo de la plaza y accionando unos controles ubicados en la municipalidad columpien el predio completo haciendo que se muevan las hamacas.
O lo que sea. Pero que sea lógico.
Y apúrense, que ya me están asustando.
PD: hacía mucho que no remasterizaba los viejos posts. Hoy le tocó a éste.
domingo, 12 de agosto de 2007
Relato conmemorativo a la carta
El jueves por la noche llegó un contingente de turistas japoneses al restaurante motivados por mi promoción de fetuccinis alla príncipe de Napoles (enmanteco una fuente y caliento en horno a fuego fuerte mientras en una olla pongo manteca a fuego bajo para no quemarla y le agrego una mezcla homogenea de harina y leche, revolviendo con paciencia hasta que rompa el hervor y la mezcla tome consistencia de crema, añado crema de leche, caldo de carne y champiñones sin dejar de revolver, luego incorporo jamón y de vuelta a hervir, salpimento y toidavía caliente añado los fetuccinis y muzzarella, hasta que se derrita, entonces pongo todo en la fuente y lo dejo gratinar hasta un dorado intenso) que están para chuparse los dedos.
Estos japoneses caracúlicos llegaron a las diez de la noche y para las diez y veinte esperaban tener la comida lista. Tan eficientes, tan formales, ¿cómo les hacía entender que tenían que esperar?
De nada valía que les dijera que salgan afuera a ver las estrellas -aunque en la ciudad es más fácil ver en el cielo a un extraterrestre que a las estrellas, cosa que me enfurece mucho- porque estos tipos saben lo que quieren.
Intenté de todo, empezando con la clásica de todo restaurante: para la espera nada mejor que porotos en escabeche con pancitos artesanales.
No le dieron ni bola, y eso que los panes estaban elaborados según mi técnica (asados en un horno de barro con el calor natural de la leña, para que sea impregnado con el aroma del humo y tome un sabor muy especial).
Mientras yo me deshacía en apuros junto a Tony en la cocina para sacar cuanto antes los fetuccinis, lo mandé al zapallito de Joselo a entretenerlos un rato.
Por lo que pude oir, les estaba entonando un tanguito para mostrarles algo típico de nuestro país, pero a juzgar por los gritos de protesta tampoco dio resultado, los ponjas querían morfar.
"¡Caracoles!", pensé. ¿cómo no se me ocurrió antes?
Le alcancé a Joselo un colador para que use a modo de casco, un par de ollas y un lápiz labial que me prestó una chica de la mesa cuatro para que dibuje en el colador una cara enojada. Con todo eso le pedí que se disfrace de Transformer.
"Con ustedes... ¡el Optimus Prime criollo!", anuncié con bombos y platillos.
¡Menos mal que le di el colador para usar de casco! Los orientales le tiraron con todo: desde los servilleteros hasta los saleritos que hay en las mesas.
Perseguidos por una turba que gritaba "¡quelemos fileos! ¡quelemos fileos!" tuvimos que parapetarnos detrás de la puerta vaivén de la cocina.
"¡Salga, cobayo!", me gritó un japonés.
"No se dice cobayo, se dice cobarde", corrigió alguien del grupo en perfecto castellano.
¡Tienen traductor!, ¡un guía los acompañaba!, pensé aliviado mientras me aplicaba un ungüento con caléndula en el tobillo, zona que había sido alcanzada por una bombita de humo ninja que me habían arrojado justo antes de que me resguardara detrás de la puerta. Por las quemaduras, la pierna parecía haber padecido un sesión diabólicamente exagerada de moxibustión.
"Yo no puedo salir a negociar con el guía con el pie como lo tengo -le dije a Joselo-, por favor andá a hablar vos que tenés casco".
¡Para qué! Le pegaron tantas piñas y patadas como si lo hubiera agarrado Boxitracio.
Cuando volvió Joselo con el traductor en calidad de vocero oficial, estaba hecho un estropajo.
Le pedí una vez más que saliera a calmar las aguas, pero se escondió debajo de la masada, llorando y gritándome "¿qué pretende de mí, canalla!". El terror sicológico se había cobrado una presa más.
El guía me dijo que la única forma de apaciguar las fieras era precisamente apurando los fetuccinis, que más vale fideos duros como garrocha que ojos blandos como compota.
Lo miré a Tony y asintió con la cabeza. Eso significaba una sola cosa: la pasta ya estaba al dente.
Sólo me faltaba anunciar la cena, pero para ello debía asegurarme que me dejaran hablar, cosa que no iba a ser fácil.
Recurrí a mi prana interno para afrontar la situación de salir a encontrarme con la turba y a pesar de la quemadura que me hacía volver al presente los problemas en mi pie izquierdo que traigo desde la adolescencia (en mis años mozos, durante una de mis estancias en el campo, me mordió el pie izquierdo un chancho cuando le quise robar una fruta de un patadón a pesar que mi padre me advirtió que tenga cuidado porque "ese cerdo araña y muerde") traté de caminar con la mayor prestancia posible.
Grité: "¡Yá están los fid..."
Un triangulito Adler que me arrojó un ponja impactó con su hipotenusa de lleno en mi frente, impidiéndome terminar la frase. En ese instante envidié el casco de Joselo.
Una andanada de golpes cayó sobre mi cuerpo.
Cuando creí que me mataban, Tony salió de la cocina con dos fuentes cargadas de pasta.
Verlo para mí fue como ver salir el sol después de una tormenta, formando un arco iris de esperanza en el cielo.
Los ponjas se sentaron, empezaron a servirse los fideos y la cosa se fue encauzando.
Como si nada hubiera pasado, luego de cenar los japoneses se fueron dejando una jugosa propina y con efusivas muestras de agradecimiento.
El guía también nos saludó y cuando quiso cobrarnos una comisión por el contingente que nos había traído le dimos tantas patadas en el culo que yo creo que todavía no debe poder sentarse.
A último momento se nos puso malo y amenazó con volver a traer a los ponjas de nuevo si no le pagábamos, pero cuando Joselo -asustado por la posibilidad de que vuelvan- le dijo que si no se retiraba iba a llamar a la comisería (siempre usa este mutónimo en vez del término correcto) se dio por vencido y resignó su comisión.
Parece mentira, 25000 platos servidos y es la primera vez que nos pasa algo así.
Y bueno, la cultura oriental no es para cualquiera.
Estos japoneses caracúlicos llegaron a las diez de la noche y para las diez y veinte esperaban tener la comida lista. Tan eficientes, tan formales, ¿cómo les hacía entender que tenían que esperar?
De nada valía que les dijera que salgan afuera a ver las estrellas -aunque en la ciudad es más fácil ver en el cielo a un extraterrestre que a las estrellas, cosa que me enfurece mucho- porque estos tipos saben lo que quieren.
Intenté de todo, empezando con la clásica de todo restaurante: para la espera nada mejor que porotos en escabeche con pancitos artesanales.
No le dieron ni bola, y eso que los panes estaban elaborados según mi técnica (asados en un horno de barro con el calor natural de la leña, para que sea impregnado con el aroma del humo y tome un sabor muy especial).
Mientras yo me deshacía en apuros junto a Tony en la cocina para sacar cuanto antes los fetuccinis, lo mandé al zapallito de Joselo a entretenerlos un rato.
Por lo que pude oir, les estaba entonando un tanguito para mostrarles algo típico de nuestro país, pero a juzgar por los gritos de protesta tampoco dio resultado, los ponjas querían morfar.
"¡Caracoles!", pensé. ¿cómo no se me ocurrió antes?
Le alcancé a Joselo un colador para que use a modo de casco, un par de ollas y un lápiz labial que me prestó una chica de la mesa cuatro para que dibuje en el colador una cara enojada. Con todo eso le pedí que se disfrace de Transformer.
"Con ustedes... ¡el Optimus Prime criollo!", anuncié con bombos y platillos.
¡Menos mal que le di el colador para usar de casco! Los orientales le tiraron con todo: desde los servilleteros hasta los saleritos que hay en las mesas.
Perseguidos por una turba que gritaba "¡quelemos fileos! ¡quelemos fileos!" tuvimos que parapetarnos detrás de la puerta vaivén de la cocina.
"¡Salga, cobayo!", me gritó un japonés.
"No se dice cobayo, se dice cobarde", corrigió alguien del grupo en perfecto castellano.
¡Tienen traductor!, ¡un guía los acompañaba!, pensé aliviado mientras me aplicaba un ungüento con caléndula en el tobillo, zona que había sido alcanzada por una bombita de humo ninja que me habían arrojado justo antes de que me resguardara detrás de la puerta. Por las quemaduras, la pierna parecía haber padecido un sesión diabólicamente exagerada de moxibustión.
"Yo no puedo salir a negociar con el guía con el pie como lo tengo -le dije a Joselo-, por favor andá a hablar vos que tenés casco".
¡Para qué! Le pegaron tantas piñas y patadas como si lo hubiera agarrado Boxitracio.
Cuando volvió Joselo con el traductor en calidad de vocero oficial, estaba hecho un estropajo.
Le pedí una vez más que saliera a calmar las aguas, pero se escondió debajo de la masada, llorando y gritándome "¿qué pretende de mí, canalla!". El terror sicológico se había cobrado una presa más.
El guía me dijo que la única forma de apaciguar las fieras era precisamente apurando los fetuccinis, que más vale fideos duros como garrocha que ojos blandos como compota.
Lo miré a Tony y asintió con la cabeza. Eso significaba una sola cosa: la pasta ya estaba al dente.
Sólo me faltaba anunciar la cena, pero para ello debía asegurarme que me dejaran hablar, cosa que no iba a ser fácil.
Recurrí a mi prana interno para afrontar la situación de salir a encontrarme con la turba y a pesar de la quemadura que me hacía volver al presente los problemas en mi pie izquierdo que traigo desde la adolescencia (en mis años mozos, durante una de mis estancias en el campo, me mordió el pie izquierdo un chancho cuando le quise robar una fruta de un patadón a pesar que mi padre me advirtió que tenga cuidado porque "ese cerdo araña y muerde") traté de caminar con la mayor prestancia posible.
Grité: "¡Yá están los fid..."
Un triangulito Adler que me arrojó un ponja impactó con su hipotenusa de lleno en mi frente, impidiéndome terminar la frase. En ese instante envidié el casco de Joselo.
Una andanada de golpes cayó sobre mi cuerpo.
Cuando creí que me mataban, Tony salió de la cocina con dos fuentes cargadas de pasta.
Verlo para mí fue como ver salir el sol después de una tormenta, formando un arco iris de esperanza en el cielo.
Los ponjas se sentaron, empezaron a servirse los fideos y la cosa se fue encauzando.
Como si nada hubiera pasado, luego de cenar los japoneses se fueron dejando una jugosa propina y con efusivas muestras de agradecimiento.
El guía también nos saludó y cuando quiso cobrarnos una comisión por el contingente que nos había traído le dimos tantas patadas en el culo que yo creo que todavía no debe poder sentarse.
A último momento se nos puso malo y amenazó con volver a traer a los ponjas de nuevo si no le pagábamos, pero cuando Joselo -asustado por la posibilidad de que vuelvan- le dijo que si no se retiraba iba a llamar a la comisería (siempre usa este mutónimo en vez del término correcto) se dio por vencido y resignó su comisión.
Parece mentira, 25000 platos servidos y es la primera vez que nos pasa algo así.
Y bueno, la cultura oriental no es para cualquiera.
viernes, 10 de agosto de 2007
¿Soy sólo yo o...
... realmente Polenta con Pajaritos superó las 25000 visitas?
Mi esposa me venía diciendo: "¿qué vas a hacer para (festejar) las 25000?"
Yo le decía que no sabía, que algo iba a surgir.
Al final, lo que pasó es que entre ayer y hoy llegó el día y yo papando moscas.
Lo que decidí es lo siguiente: el fin de semana voy a colgar un post conmemorativo.
Pero para que todos los que hacemos y leemos (sí, yo soy uno de mis principales lectores) Polenta con Pajaritos tengamos participación en el texto se me ocurrió armarlo así:
Déjenme en los comentarios a este post distintos temas, frases, palabras y cualquier cosa que se les ocurra que quieran ver dentro de dicho post (lo que sea, por más ridículo que parezca; ya estamos acostumbrados a las ridiculeces por acá).
Con todo eso, les armo como pueda un relato ficcionado.
Tómenlo como un desafío que les planteo, tómenlo como un juego o tomenlo como una ayuda que les pido.
De cualquier modo, les voy a enseñar como se hacen las tortillas y los revueltos en este restaurante cuando se quiere festejar algo...
PD: Y gracias por compartir este espacio conmigo
Mi esposa me venía diciendo: "¿qué vas a hacer para (festejar) las 25000?"
Yo le decía que no sabía, que algo iba a surgir.
Al final, lo que pasó es que entre ayer y hoy llegó el día y yo papando moscas.
Lo que decidí es lo siguiente: el fin de semana voy a colgar un post conmemorativo.
Pero para que todos los que hacemos y leemos (sí, yo soy uno de mis principales lectores) Polenta con Pajaritos tengamos participación en el texto se me ocurrió armarlo así:
Déjenme en los comentarios a este post distintos temas, frases, palabras y cualquier cosa que se les ocurra que quieran ver dentro de dicho post (lo que sea, por más ridículo que parezca; ya estamos acostumbrados a las ridiculeces por acá).
Con todo eso, les armo como pueda un relato ficcionado.
Tómenlo como un desafío que les planteo, tómenlo como un juego o tomenlo como una ayuda que les pido.
De cualquier modo, les voy a enseñar como se hacen las tortillas y los revueltos en este restaurante cuando se quiere festejar algo...
PD: Y gracias por compartir este espacio conmigo
martes, 7 de agosto de 2007
Horóscopo puro cerdo
Como venía largamente anunciando, luego de largas horas de meditación, levitación e hibernación, puedo al fin entregarles mis pronósticos sobre vuestro futuro a corto plazo -sólo conseguí chorizitos copetín, que son de poco alcance temporal- a fin de que puedan organizar mejor sus vidas.
No se olviden que tácitamente han acordado y pactado volver a comentar en 15 días para adularme y dar testimonio de fe sobre mi capacidad precognitiva y falsa humildad.
Si alguno de ustedes osáreis oldidárseis de esta condición, yo voláreis hacia ustedes en alguno de mis próximos viajes astrales y tomáreis vuestro traste a puntapiés.
Por orden de aparición y dejándoles detalle de la materia prima utilizada para la chorimancia para que vean que no he escatimado en gastos, les develo vuestros destinos.
Carolina
Método: chorreado de chorizo de campo sobre individual de arpillera.
Pronóstico: un ser muy cercano cometerá una indiscreción que le hará cambiar de opinión con respecto a algo sobre lo que se sentía muy convencida. Déjese llevar por la situación pero no olvide asegurarse de que puedan traerla de vuelta.
Baterflai
Método: goteado sobre frente de camisa aplicando mordedura de amplia cobertura sobre choripán tirando a crudo.
Pronóstico: no ocurrirá nada asombroso en su vida durante los próximos días. Todo transcurrirá como de costumbre, cosa que llegará a valorar sobre el final del período.
Gabrielaa
Método: interpretación de ampollas supralinguales por masticación sin soplidito para que se enfríe.
Pronóstico: encontrará ese libro tan preciado que no sabía donde estaba. Desafortunadamente, o bien ya no lo necesita o no recordará por qué lo buscaba. Uno de los gatos es gay.
ElTeta
Método: lectura de cicatriz en mejilla izquierda por chorrito de grasa al pinchar los chorizos en la parrilla.
Pronóstico: desperdiciará horas y horas de trabajo para conseguir un producto muy logrado y original, sólo para darse cuenta minutos después que es casi idéntico a otra cosa que vio por ahí. La primer persona que lo vea le recordará el parecido.
Aldana
Método: arrojado de chorizo sobre piso de porcelanato.
Pronóstico: las cosas no son como parecen, nada parece resultar claro y todo tiende a ser engañoso y surrealista. Un buen amigo le recomendará bajar un cachito la dosis de los medicamentos. Recibirá una muy grata noticia, en el momento menos pensado y a la vez en el más indicado.
Jorge Mux
Método: interpretación de moretón en hombro por castañazo de esposa al limpiarme la boca con la manga de la camisa.
Pronóstico: se cumplirá uno de sus más grandes objetivos de su vida. Una vez hecho esto, caerá en un pozo depresivo al darse cuenta que al final era al pedo.
María
Método: análisis de la rigidez del hilito del chorizo al enfriarse.
Pronóstico: nada parecerá ocurrir hasta el momento en que se ponga a pensar qué es lo que ha pasado y que yo debería haber adivinado. En ese instante, descubrirá que se olvidó de pagar una cuenta importante.
Laura
Método: inventiva pura, ya que no me pasó ningún dato.
Pronóstico: cuando suceda el hecho A, la persona B le confesará que a ella le ha ocurrido C, pero usted se dará cuenta que en realidad a B le ha ocurrido A y a usted C, tan mosquita muerta que se hacía.
Ya saben lo que tienen que hacer dentro de 15 días.
No se olviden que tácitamente han acordado y pactado volver a comentar en 15 días para adularme y dar testimonio de fe sobre mi capacidad precognitiva y falsa humildad.
Si alguno de ustedes osáreis oldidárseis de esta condición, yo voláreis hacia ustedes en alguno de mis próximos viajes astrales y tomáreis vuestro traste a puntapiés.
Por orden de aparición y dejándoles detalle de la materia prima utilizada para la chorimancia para que vean que no he escatimado en gastos, les develo vuestros destinos.
Carolina
Método: chorreado de chorizo de campo sobre individual de arpillera.
Pronóstico: un ser muy cercano cometerá una indiscreción que le hará cambiar de opinión con respecto a algo sobre lo que se sentía muy convencida. Déjese llevar por la situación pero no olvide asegurarse de que puedan traerla de vuelta.
Baterflai
Método: goteado sobre frente de camisa aplicando mordedura de amplia cobertura sobre choripán tirando a crudo.
Pronóstico: no ocurrirá nada asombroso en su vida durante los próximos días. Todo transcurrirá como de costumbre, cosa que llegará a valorar sobre el final del período.
Gabrielaa
Método: interpretación de ampollas supralinguales por masticación sin soplidito para que se enfríe.
Pronóstico: encontrará ese libro tan preciado que no sabía donde estaba. Desafortunadamente, o bien ya no lo necesita o no recordará por qué lo buscaba. Uno de los gatos es gay.
ElTeta
Método: lectura de cicatriz en mejilla izquierda por chorrito de grasa al pinchar los chorizos en la parrilla.
Pronóstico: desperdiciará horas y horas de trabajo para conseguir un producto muy logrado y original, sólo para darse cuenta minutos después que es casi idéntico a otra cosa que vio por ahí. La primer persona que lo vea le recordará el parecido.
Aldana
Método: arrojado de chorizo sobre piso de porcelanato.
Pronóstico: las cosas no son como parecen, nada parece resultar claro y todo tiende a ser engañoso y surrealista. Un buen amigo le recomendará bajar un cachito la dosis de los medicamentos. Recibirá una muy grata noticia, en el momento menos pensado y a la vez en el más indicado.
Jorge Mux
Método: interpretación de moretón en hombro por castañazo de esposa al limpiarme la boca con la manga de la camisa.
Pronóstico: se cumplirá uno de sus más grandes objetivos de su vida. Una vez hecho esto, caerá en un pozo depresivo al darse cuenta que al final era al pedo.
María
Método: análisis de la rigidez del hilito del chorizo al enfriarse.
Pronóstico: nada parecerá ocurrir hasta el momento en que se ponga a pensar qué es lo que ha pasado y que yo debería haber adivinado. En ese instante, descubrirá que se olvidó de pagar una cuenta importante.
Laura
Método: inventiva pura, ya que no me pasó ningún dato.
Pronóstico: cuando suceda el hecho A, la persona B le confesará que a ella le ha ocurrido C, pero usted se dará cuenta que en realidad a B le ha ocurrido A y a usted C, tan mosquita muerta que se hacía.
Ya saben lo que tienen que hacer dentro de 15 días.
lunes, 6 de agosto de 2007
Desayunando con Lindsay Gutierrez: hoy, la señorita Baterflai
Luego de dos entrevistas donde frente a Lindsay estuvieron una comentarista y una moderadora de blogs respectivamente, era hora de entrevistar a una webloguera hecha y derecha.
Después de arduas negociaciones (si, tuve que mandar dos mails, caramba) logramos que la señorita Baterflai, monarca absolutista de Mantantirulandia, accediera a desnudar su vida privada ante las cámaras de un improvisado set de filmación instalado en el restaurante. Los costos del lobby del hotel han subido considerablemente por lo que esta vez optamos por uno de los cálidos rincones de nuestro comedor.
El desayuno que adornó la entrevista consistió en un café con leche (sin espuma para Lindsay), acompañado de dos medialunas saladas y dos rulitos de manteca por cabeza. Eso si, como uno de los auspiciantes del ciclo es Garmendia Zapatos, acompañamos la decoración de la mesa con dos finísimos taco aguja del 34.
Lamentablemente la charla no duró más de dos minutos, porque Lindsay consideró que la entrevistada estaba siendo demasiado irónica y evasiva queriendo llamar la atención haciéndose la chistosa. Luego dijo que la única que en su programa llamaba la atención era ella, se ofendió y se fue, al grito de "hagan lo que quieran, si no alcanza con esas diez preguntas de mierda rellenen otra vez con un capítulo de Mr. Bean".
He aquí el ping pong de preguntas y respuestas entre Lindsay y Bater, sin cortes ni censuras (porque si cortamos y censuramos, no nos queda nada).
Lindsay: ¿Por qué Mantantirulirulá?
Bater: Alguien solía saludarme con un "buenos días su señoría", y yo prolijamente contestaba "mantantirulirulá". Una vez que ví la palabra escrita, me gustó tanto que la adopté para blog.
Bueno, eso en parte, en realidad era una cuenta de correo que tenía por ahí, debido a lo primero. Se lo puse al blog porque al principio era nomás para los amigos, para que asociaran fácil, y para que los no-amigos se sacaran la cresta (trasandinos dixit) intentando escribir semejante trabadedos. Fue al completo cuete, hay gente que aún se anima a escribir la dire de mi blog.
Lindsay: ¿Cuándo fue la última vez que te tropezaste?
Bater: ¿Con quién?
Lindsay: Si tuvieras que elegir entre el mar o las montañas, ¿con quién irías?
Bater: Inevitablemente, conmigo.
Lindsay: ¿Cuántas horas al día le dedicás a los blogs?, ¿aparte vivís?
Bater: Adiviná.
Lindsay: ¿Qué tema no volverías a tocar en uno de tus blogs, ¿por qué, eh?
Bater: "Over the rainbow". Me sale horrible.
Lindsay: ¿Qué me queda mejor, ahora que me tenés enfrente, el rojo o el amarillo?
Bater: El amarillo y negro del caño.
Lindsay: ¿Qué es lo que más vergüenza te da?
Bater: Toda mi vergüenza es ajena.
Lindsay: ¿Para qué sirve la vida?
Bater: Para perderla, en algún momento.
Lindsay: ¿Tu receta de cabecera?
Bater: Las berenjenas en escabeche.
Lindsay: ¿A quién dejarías dormir en un colectivo sin avisarle que se está pasando como cuarenta cuadras?
Bater: A todos mis ex. Y le pondría varios ladrillos sobre el pie del acelerador al chofer el bondi.
Sinceramente lamentamos lo breve del encuentro. Nos vemos en la próxima entrevista.
Es que hay días en que no se pueda aguantar a nuestra diva.
Después de arduas negociaciones (si, tuve que mandar dos mails, caramba) logramos que la señorita Baterflai, monarca absolutista de Mantantirulandia, accediera a desnudar su vida privada ante las cámaras de un improvisado set de filmación instalado en el restaurante. Los costos del lobby del hotel han subido considerablemente por lo que esta vez optamos por uno de los cálidos rincones de nuestro comedor.
El desayuno que adornó la entrevista consistió en un café con leche (sin espuma para Lindsay), acompañado de dos medialunas saladas y dos rulitos de manteca por cabeza. Eso si, como uno de los auspiciantes del ciclo es Garmendia Zapatos, acompañamos la decoración de la mesa con dos finísimos taco aguja del 34.
Lamentablemente la charla no duró más de dos minutos, porque Lindsay consideró que la entrevistada estaba siendo demasiado irónica y evasiva queriendo llamar la atención haciéndose la chistosa. Luego dijo que la única que en su programa llamaba la atención era ella, se ofendió y se fue, al grito de "hagan lo que quieran, si no alcanza con esas diez preguntas de mierda rellenen otra vez con un capítulo de Mr. Bean".
He aquí el ping pong de preguntas y respuestas entre Lindsay y Bater, sin cortes ni censuras (porque si cortamos y censuramos, no nos queda nada).
Lindsay: ¿Por qué Mantantirulirulá?
Bater: Alguien solía saludarme con un "buenos días su señoría", y yo prolijamente contestaba "mantantirulirulá". Una vez que ví la palabra escrita, me gustó tanto que la adopté para blog.
Bueno, eso en parte, en realidad era una cuenta de correo que tenía por ahí, debido a lo primero. Se lo puse al blog porque al principio era nomás para los amigos, para que asociaran fácil, y para que los no-amigos se sacaran la cresta (trasandinos dixit) intentando escribir semejante trabadedos. Fue al completo cuete, hay gente que aún se anima a escribir la dire de mi blog.
Lindsay: ¿Cuándo fue la última vez que te tropezaste?
Bater: ¿Con quién?
Lindsay: Si tuvieras que elegir entre el mar o las montañas, ¿con quién irías?
Bater: Inevitablemente, conmigo.
Lindsay: ¿Cuántas horas al día le dedicás a los blogs?, ¿aparte vivís?
Bater: Adiviná.
Lindsay: ¿Qué tema no volverías a tocar en uno de tus blogs, ¿por qué, eh?
Bater: "Over the rainbow". Me sale horrible.
Lindsay: ¿Qué me queda mejor, ahora que me tenés enfrente, el rojo o el amarillo?
Bater: El amarillo y negro del caño.
Lindsay: ¿Qué es lo que más vergüenza te da?
Bater: Toda mi vergüenza es ajena.
Lindsay: ¿Para qué sirve la vida?
Bater: Para perderla, en algún momento.
Lindsay: ¿Tu receta de cabecera?
Bater: Las berenjenas en escabeche.
Lindsay: ¿A quién dejarías dormir en un colectivo sin avisarle que se está pasando como cuarenta cuadras?
Bater: A todos mis ex. Y le pondría varios ladrillos sobre el pie del acelerador al chofer el bondi.
Sinceramente lamentamos lo breve del encuentro. Nos vemos en la próxima entrevista.
Es que hay días en que no se pueda aguantar a nuestra diva.
Cocinado por
The Bug
Y seguimos aportando a la lengua castellana...
El Exonario se hizo eco de una nueva palabra surgida en el restaurante: atrolondrado.
Ahora que la citada recopilación ha salido de su clandestinidad y tiene prensa (¡internacional, señores, in-ter-na-cio-nal!) lo nuestro no es moco de pavo.
A los de la R.A.E. les digo: sigan participando.
Ahora que la citada recopilación ha salido de su clandestinidad y tiene prensa (¡internacional, señores, in-ter-na-cio-nal!) lo nuestro no es moco de pavo.
A los de la R.A.E. les digo: sigan participando.
viernes, 3 de agosto de 2007
Juro que quiero, pero Blogger me la hace difícil
Así no se puede.
Les prometí que iba contestar cada uno de sus comentarios.
Esto podía garantizarlo porque Blogger me enviaba un mail informándome que me llegaba algún comentario en cualquiera de los posts.
Pero hace una semana que no me llegan más los avisos.
Entonces, ¿cómo puedo saber si alguien me hizo un comentario en posts de -por poner un ejemplo- dos meses de antigüedad?
Esto me obliga a deslindar responsabilidades legales por comentarios no contestados, así que pueden ir quemando las cartas documento que ya hayan escrito.
Escenas del próximo capítulo
Para que se vayan desayunando, les comento qué es lo que se viene en Polenta:
Les prometí que iba contestar cada uno de sus comentarios.
Esto podía garantizarlo porque Blogger me enviaba un mail informándome que me llegaba algún comentario en cualquiera de los posts.
Pero hace una semana que no me llegan más los avisos.
Entonces, ¿cómo puedo saber si alguien me hizo un comentario en posts de -por poner un ejemplo- dos meses de antigüedad?
Esto me obliga a deslindar responsabilidades legales por comentarios no contestados, así que pueden ir quemando las cartas documento que ya hayan escrito.
Escenas del próximo capítulo
Para que se vayan desayunando, les comento qué es lo que se viene en Polenta:
- Un exquisito reportaje que nuestra diva Lindsay Gutierrez le hizo a la Srta. Baterflai
- La brutal y exacta demostración de chorimancia a cargo de un servidor, gratuita para aquellos lectores que si vale la pena tener en cuenta y comentaron. Al resto, cuando vengan a pedirme que les adivine el futuro, les digo que no se gasten, que se los adivino ya: un conocido mentalista y chef les hará un corte de manga a la brevedad.
miércoles, 1 de agosto de 2007
¿Soy sólo yo o...
... también pensás que el de hecho estar incluido el bowling entre los deportes que se disputaron en los Panamericanos le quitó seriedad al evento?
Bah, digo, ¿no?, tal vez podamos hacer lobby para que en los próximos incluyan algún otro como el elástico, dígalo con mímica o el juego de la botella.
Bah, digo, ¿no?, tal vez podamos hacer lobby para que en los próximos incluyan algún otro como el elástico, dígalo con mímica o el juego de la botella.
Oido al pasar...
-Che, ayer operaron a mi perra.
-¿Sí?, ¿qué era lo que tenía?
-Nada, la hice esterilizar.
-¡Ah! Te había entendido que tenía no se qué en el hocico.
-No, lo que te dije es que le iban a ligar las trompas.
-¿Sí?, ¿qué era lo que tenía?
-Nada, la hice esterilizar.
-¡Ah! Te había entendido que tenía no se qué en el hocico.
-No, lo que te dije es que le iban a ligar las trompas.
Promoción hasta agotar stock: sesiones de chorimancia
Cómo últimamente estoy bastante al cuete en el trabajo, recorté un cupón de unos cursos de capacitación profesional que encontré leyendo una Patoruzito de Oro -en mi horario laboral- y decidí inscribirme.
Entre todas las opciones disponibles, opté por un curso de chorimancia, es decir, el arte de la adivinación del futuro a partir de las figuras que se forman cuando al comer un choripán chorrea la grasita. Lo de adivinar el futuro es algo que se necesita aclarar ya que la adivinación del pasado es algo que se hace en otras disciplinas y no quiero que empiecen a enviarme consultas para que les diga cuando y donde perdieron el celular o si puedo averiguar en que parte de la casa escondió sus ahorros en euros la tía recientemente difunta.
Después de recibir el kit correspondiente de aprendizaje y tragarme todos los instructivos, manuales y choripanes, estoy en condiciones de poner en práctica mis conocimientos.
Eso sí, no soy como esos adivinos truchos que te piden hacer la carta astral, te preguntan cosas medio estúpidas como fecha de nacimiento y esas cosas como si un adivino no pudiera averiguarlas solo. No señor.
Así que tengo una oferta para hacerles: a los primeros diez -o cinco, no sé, no me animo a presumir que habrá tantos comentarios- que me lo pidan a través de los comentarios les adivino el futuro gratis para los próximos quince días . Lo único que tienen que decirme -porque soy chorimante, no Dios- es: actividad a la que se dedican, edad aproximada y un dato indeterminado (el más irrelevante sobre ustedes que se les ocurra) que me servirá como inspiración para descifrar vuestro destino.
Obviamente la adivinación será según método simple ya que la chorimancia con provenzal o ají quitucho todavía no se me da bien, aparte que ese es otro precio.
La apuesta tiene un costado interesante: exactamente en quince días deberán volver a comentar para que den su testimonio de la veracidad de mis premoniciones para que todos los lectores se enteren de mi extraordinaria capacidad extrasensorial y así, de una vez por todas, pueda empezar a vivir de esto (actividad que podría desarrollar muy bien dentro de mi horario laboral).
Entre todas las opciones disponibles, opté por un curso de chorimancia, es decir, el arte de la adivinación del futuro a partir de las figuras que se forman cuando al comer un choripán chorrea la grasita. Lo de adivinar el futuro es algo que se necesita aclarar ya que la adivinación del pasado es algo que se hace en otras disciplinas y no quiero que empiecen a enviarme consultas para que les diga cuando y donde perdieron el celular o si puedo averiguar en que parte de la casa escondió sus ahorros en euros la tía recientemente difunta.
Después de recibir el kit correspondiente de aprendizaje y tragarme todos los instructivos, manuales y choripanes, estoy en condiciones de poner en práctica mis conocimientos.
Eso sí, no soy como esos adivinos truchos que te piden hacer la carta astral, te preguntan cosas medio estúpidas como fecha de nacimiento y esas cosas como si un adivino no pudiera averiguarlas solo. No señor.
Así que tengo una oferta para hacerles: a los primeros diez -o cinco, no sé, no me animo a presumir que habrá tantos comentarios- que me lo pidan a través de los comentarios les adivino el futuro gratis para los próximos quince días . Lo único que tienen que decirme -porque soy chorimante, no Dios- es: actividad a la que se dedican, edad aproximada y un dato indeterminado (el más irrelevante sobre ustedes que se les ocurra) que me servirá como inspiración para descifrar vuestro destino.
Obviamente la adivinación será según método simple ya que la chorimancia con provenzal o ají quitucho todavía no se me da bien, aparte que ese es otro precio.
La apuesta tiene un costado interesante: exactamente en quince días deberán volver a comentar para que den su testimonio de la veracidad de mis premoniciones para que todos los lectores se enteren de mi extraordinaria capacidad extrasensorial y así, de una vez por todas, pueda empezar a vivir de esto (actividad que podría desarrollar muy bien dentro de mi horario laboral).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)