domingo, 26 de agosto de 2007

Más rápido que una tortuga

Hay días en los que andás con la chispa encendida.
Días en los que tenés las respuestas a flor de piel.
El otro día, en el trabajo, me dieron ganas de tomar un mate cocido.
Cuando fui a ponerle azúcar, vi que estaba la azucarera vacía.
Agarré una bolsita cerrada de azúcar, la abrí por una punta y llené la azucarera.
En eso llega uno de mis compañeros y me distraje conversando.
Cuando le estaba agregando azúcar a la taza directamente desde la bolsa, noté no salía nada y mi compañero me dice:
-Che, boludo, no sale porque el agujero está del otro lado.
Seriamente, sin dudarlo, repliqué sin demoras:
-Si, ya sé. Lo que pasa es que a mi me gusta amargo.

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