Gracias a los consejos de los sabios lectores y un poco de inventiva propia, pude resolver el ya proverbial acertijo de "El caniche, el padre abnegado, el boulevard y la gente que lo mira como si fuera un puto paseando un caniche por el boulevard".
La solución era casi trivial, aunque el pánico ante la situación me obnubilaba la croqueta.
Fíjense que sencillito era.
Fui a buscar al cánido a la hora señalada.
Me hicieron pasar, subí al octavo piso.
Tomé al perro, con cuidado de no hacerlo por las orejas, ya que estaba en presencia de amantes de los caniches.
Saludé, chuic, chuic, nos vemos, que lindos los perritos, si yo también los amo, claro, claro, bueno, me voy, ajá, ajá, por supuesto, son repuchulos, bueno, no, no quiero tomar nada, me voy porque la verdad es que no sportamos la extrañancia perruna en casa, mejor me voy, si, chuic, chuic, bye, me voy, no te lo repito más, si, chau, chau, salí, llamé el ascensor y me lo tomé.
Acá viene la genialidad: durante el viaje en ascensor.
Tuve ocho pisos de tiempo para meter a la perra en cuestión dentro de una bolsa de papel madera, de esas que te dan cuando comprás camisas o un par de zapatillas.
Y ya está.
Créanlo o no, con el zarandeo de la bolsa la perra no dijo ni mu durante las varias cuadras del trayecto hasta el auto.
Ni uno sólo me miró con cara fea, me gritó "¡trolazo!" o me hizo ojitos.
Lo único que me quedaba por hacer -y que hice- fue desembarazarme de la bolsa una vez fuera de la vista del público peatonal.
Y yo que me había hecho problemas...
Y al que haya entrado acá para dejar un comentario explicando que "cómo la perra va a decir mú si es un perro, no una vaca, ajajajaja" le voy aclarando que eso no lo puse por obvio y por malo.
ResponderEliminarMás que malo.
Malíiiiiisimo.
Bug, si usted cree que de ese modo puede recuperar su honor, está equivocado.
ResponderEliminarTodo lo que hizo fue ocultar su mariconería.
Salga del clóset o, en su caso, de la bolsa de papel.
Se equivoca de cabo a rabo, Mux.
ResponderEliminarYo soy de los que piensan que este tipo de honor no se pierde, a menos que te vean.
Si no pensara así, ¿cómo cree que sobreviría al oprobio de usarle las medias can-can de lana a mi señora esposa durante las frías jornadas invernales?
ResponderEliminar¿usted también usa can can de lana? Ya no me siento tan extravagante. Ahora, ¿quien le dijo que un caniche es un perro. Fijese que si lo ata a un palo de escoba sirve para pasarle cera al parquet.
ResponderEliminarslds
A
jajja Bug qué prejuicioso che uno de los actores que más me hace reir, el alto de Little Britain tiene varios. "Bue", me vas a decir vos y yo te voy a decir ¿y ?.
ResponderEliminarSobre esto tengo que escribir un día.Sobre ¿y?
:)
Ay es tan lindo cuando uno tiene el honor intacto, así como Okm no?
ResponderEliminarAjenjo, no me de ideas que sólo me falta el parquet.
ResponderEliminarApalabrada, tal vez ese actor tenga varios caniches, pero, bue.
Tiburina, de fábrica, mire.
Jajaaa Exelente resolución... preo tenga en cuenta para la próxima que se podría encontrar alguna persona o una viejecita , en el ascensor o al esperar para cruzar una esquina y percatarse del "contenido" de la bolsa y quedar Ud. como un desalmado.
ResponderEliminarPara salir del paso, si me permite en consejo, debería decirle:
- No se alarme abuela, es de peluche a pilas, lo compré en calle San Luis.
y si se encuentra con los chochamus de la obra puede decir:
- No, fiera, es la cena para mi dogo.
¿Y por que no cuentas que la bolsa era de Victoria's Secret y en tonalidades que iban de rosado a melon? A pesar de todo no dudo de su hombria, los maricastañuelas suelen ser mas aseados
ResponderEliminarNo sé de qué era la bolsa.
ResponderEliminar¿Ve? Ya me hizo preocupar nuevamente...