Vengo con una semana bien agitadita, así que dudo mucho que el cuerpo me aguante el ponerme a escribir después de más de doce horas fuera de casa.
Por ejemplo, hoy, mientras iba en el auto a buscar a mi esposa, se me ocurrió una hermosa y divertida historia sobre el gato que Mariano Mores tiene en la cabeza.
En realidad, la historia giraba en torno a que -por la edad del peluquín primigenio- el bisoñé de Mariano Mores ¡tenía también su propio gato arriba, tapando las rendijas!
El gato del gato de Mariano Mores nos contaba su historia de vida como suplemento pelandroso en esa estructura jerárquica que es el arduo escalafón de tapar peladas.
Gato conectado si los hay (más de una partuza y canita al aire se tiró junto al también famoso gato de Silvio Soldán), nido arrabalero de pasiones tangueriles... ¡imagínense por Dios que relato!.
Sí, imagínense nomás; el cansancio me puede. Tal vez algún día tome coraje y lo escriba.
Update: una lectora, a quien no voy a nombrar porque aún no decido si debo decirle Gab o Gabrielaa, acota con precisión suiza que donde decía "cañita al aire" debería haber dicho desde un principio "canita al aire".
Efectivamente, donde decía eso ahora dice otra cosa más mejormente correcta, así que ni se gasten en buscar la palabra "cañita".
6 comentarios:
Y tal vez, también, concurrieron juntos al velorio del gato de Socolinsky, mientras escuchaban un aforismo homenaje recitado por el gato de Narosky.
Se dice que cuando se juntaban los cuatro se ponía la cosa peluda.
Eran reuniones muy tiradas de los pelos.
Ahora que veo el dibujo que tiene por avatar, Renegado, ¿por casa como andamos?
Relato que promete eh...
Yo le pongo cinco gatitos!!!
vamos, Maestro, Ud. puede!
(odio que me digan "Gabi". desde chiquita: una vez se lo dije a una directora de escuela. "gab" está bien. pero en fin, ad libitum.)
Gab, gracias por el dato. Ya tomo nota en mi agenda para jamás llamarla por ese sobrenombre.
Publicar un comentario