sábado, 30 de octubre de 2010

Esos raros peinados nuevos

¡Mierda!
La verdad es que es feo que sea esa la primera palabra al volver, pero así es.
¡Blogger está cambiado!
Ni difícil, ni complicado, ni nada: sólo raro y cambiado.
Cada vez que aprieto Enter en vez de pasar el renglón siguiente el cursor pasa al principio de la línea actual.
¿Es eso normal?
¿O es que la tecnología me pasó de largo?
Vaya uno a saber, pero lo cierto es que cada vez resisto menos los cambios.
Hablando de resistir, de cosas que pasan de largo y todas esas naftalinanimosidades, les cuento que el fin de semana pasado tuve la suerte de poder presenciar el concierto que brindó Green Day en Costanera Sur, en la lejanidad de Buenos Aires (oh, Dios, por favor castiga a mi tecla Enter que me está volviendo loco).
El recital, buenísimo.
Los temas, geniales.
El pulmotor, alucinante.
La realidad es que ya no estoy para esos trotes.
Lo más cerca que estoy del pogo, actualmente, es agarrar un bache con la silla de ruedas.
Y así, de golpe -o mejor dicho: a los golpes- me encontré rodeado de adolescentes y jóvenes.
¡Qué digo! No rodeado: sitiado es la palabra.
Así fue que hombro con hombro, pechito con pechito, ombligo con ombligo, cagado de calor, luego de una espera de cinco horas paradito sin chistar en el campo del concierto, vejado por los años, raptado por el desasosiego, desmantalado por la adrenalina ajena, semi muerto de frío al principio y tiernizado a fuerza de empujonos, disfruté de un espectáculo muy muy muy muy lindo.
Pero lindo en serio.
Con picos de 180 o 200 pulsaciones por minuto, como cuando a esos hijos de puta de la banda se les ocurrió hacer estallar no se cuantos megatones de pirotecnia que hicieron que deseara pedirle a Papá Noel un electrocardiógrafo.
Ya no estoy para esos trotes.
Ni para esos trotes, ni para esa ropa, ni para nada de eso.
La próxima saco para el VIP.
Para el VIP de la Cruz Roja.


Nota: este relato continuará, si el Enter quiere. No es cuestión de perder el aliento al primer post de retorno escribiendo todo de corrido. Háganme acordar que les cuente de mis pantalones recitaleros, modelito exclusivo que bien están para registrar en la oficina de patentamientos.

viernes, 29 de octubre de 2010

Charla con patu

(Patu con amigas en casa)
Yo -Ofrecele algo a tus amigas.
Patu -¿Algo de qué?
Yo -Algo de comer. Ofreceles de esas galletitas.
Patu -Lo que pasa es que están feas y húmedas.
Yo -No importa, aunque estén feas y húmedas igual son tus amigas. Ofreceles algo.