domingo, 30 de noviembre de 2008

Operaciones de inteligencia

Supongo que nosotros -los que trabajamos en el restaurante- no somos los únicos que se dan cuenta que el negocio viene en franca decadencia.
Cada uno está en lo suyo y la atención a cada una de las partes -es decir, nuestras cuestiones individuales- hacen que la suma de ellas hagan un todo descuidado.
Yo estoy con la cabeza puesta en mis ensayos y en prepararme sicológicamente para el momento en que me suba al escenario y me olvide la letra o entre a destiempo, el Rata volvió a su viejo amor (vender almanaques viejos en los colectivos), Toni está con el asunto de las fiestas y el negocio de catering en forma particular y Joselo dice que la venta de estéreos robados sigue en aumento y parece no tener techo.
El tema es que así no va la cosa.
Sabemos que es una etapa ineludible en la vida de cualquier grupo esta cuestión de alejamiento (le pasó a los Beatles, mirá si no nos va a pasar a nosotros) y posteriores encuentros, pero es cierto que si perdemos la clientela en forma definitiva no remontamos más el restaurante.
Así que decidimos (tantas manchas tiene el tigre) jugarnos una vez más por la publicidad.
Y tratándose de publicidad, ¿qué publicidad es más redituable que la aniquila a la competencia?
Así que salimos por el barrio a hacer una investigación de mercado.
Es sabido que quien más se está llevando nuestra clientela es el comedor "Los ruleros de la abuela", que está a la vuelta del nuestro.
Fuimos a comer ahí, disfrazados para que no nos reconozcan.
Yo me puse un gabán largo, lentes oscuros y bigotes postizos. Joselo se vistió de oscuro y pasamontañas, o sea con su uniforme del negocio de los pasacassettes y el Rata se pintó la cara de blanco y fue vestido de mimo. Joselo no pudo ir porque ese día tenía que preparar un locro para un cumpleaños de quince.
La verdad es que la comida estaba buena, por ahí no teníamos donde pegarle.
Sin embargo, pingüino de tinto de la casa de por medio, se nos ocurrió una fantástica idea a partir de un detalle menor: en el comedor tienen todo el tiempo sintonizada "Cumbia al Palo", una estación radial del barrio que es muy popular en la zona porque de chisme en chisme te va enterando de lo que les pasa a los vecinos.
Se nos ocurrió un plan maquiavélico.
¡Teníamos que hacer publicidad en dicha radio!
Así que pautamos una serie de avisos en la emisora y lo pusimos en práctica algunos días.
Sabemos que no se puede hablar mal de la competencia en forma directa, pero le encontramos la vuelta para hacerlo.
Los primeros días, salieron los siguientes avisos:

"¿Está comiendo en un lugar donde el menú del día es puchero a la española y los vasos son de vidrio celeste?, si, si, ahí mismo, donde están los mozos con cara de estupefacción escuchando este aviso, bueno, queremos que sepa que en este momento el cocinero se está rascando el culo en la cocina... tal como oyó, señora, señor. Levántese inmediatamente y venga a nuestro restaurante, Polenta con Pajaritos, donde los cocineros no se rascan el culo y si lo hicieran usarían guantes descartables."

El aviso fue una bomba.
A los tres días, en Los Ruleros de la Abuela dejaron de sintonizar la radio y se pasaron a otra estación.
Obviamente, también pautamos allí.

"Fíjese a su alrededor. ¿Ve una chopera vieja, de adorno en el mostrador?, ¿si?, ¿uno de los mozos tiene bigotito y otro un peluquín amarillo?, ¡ajá!, entonces está comiendo la mejor carne de perro del mundo. No sea pelandrún, salga corriendo y venga a Polenta con Parajitos, donde no tendremos la mejor carne pero le garantizamos que es de vaca."

Anímicamente, destrozamos a la competencia.
Se hizo más complejo continuar el juego, porque empezaron a rotar las radios y sintonizaban distintas emisoras en distintos momentos.
Si bien se nos hizo casi imposible seguirles el ritmo (Joselo decía que seguirlos era como soñar un número y jugarlo en todas las quinielas en todos los horario y en todos los países) el pandemonium auditivo al que sometían a sus clientes les hizo perder parroquianos e identidad.
Polenta empezó a repuntar rápidamente.
Esperemos que en envión anímico nos ayude a seguir despegando.
Ahora estamos preparando unas publicidades muy lindas para destrozar a McDonald's, a la cadena Il Gatto y a los fastfood con que nos atosigan algunos supermercados.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Colmo

Hace escasos días terminamos en casa una engorrosa reforma que incluía la instalación de gas natural, cosa que venía postergando desde hace más de una década.

Ayer me entregaron, como premio obtenido en una fiesta, un horno eléctrico.

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Ven que no era una locura?

Hace unos días, me preguntaba a mi mismo en un brevísimo post la causa de que a nadie se le hubiera ocurrido vestir a los presos con prendas ridiculizantes, para bajar algunos escalones su autoestima e intentar aplacar la presencia avasallante de los cabecillas.
Mire usted: a alguien sí se le ocurrió, y parece que funciona.
Me llegó por parte de un amigo una cadena (si, ya se que las palabras "amigo" y "me mandó una cadena" no van combinadas en la misma frase, pero bueno) que contaba que un sheriff yanqui había puesto la idea en marcha y con buenos resultados.
Además había de otra serie de controvertidas medidas de dudosa aceptación por parte de los lectores con un mínimo de respeto por la condición humana -respeto al cual a adhiero- así que no le daremos difusión a ver si encima prende la idea acá, que es lo último que falta.


Esto me pone a pensar en algunas cosas:
  1. No importa que tan grande sea la boludez en la que pienses, algún otro ya lo pensó antes.
  2. ¡Y lo habrá puesto en práctica!
  3. Aún las ideas más descabelladas son superadas por la triste realidad.
  4. Y no era una idiotez, ¡eh! Lo puso en práctica un sheriff del primer mundo, loco.
En función a los puntos 3 y 4, me envalentono nuevamente y les arrojo en la cara el siguiente planteo que me atormenta:

¿Por que a los departamentos de edificios se los llama propiedad horizontal si precisamente se ubican de manera vertical, o sea al revés?

A ver, un arquitecto a la derecha, por favor...

sábado, 22 de noviembre de 2008

La parábola de la satisfacción

Si bien intuitivamente ya lo sabía, hoy racionalicé que la satisfacción tiene forma de parábola invertida.
La sensación de satisfacción crece, crece, crece, se estanca un ratito y empieza a decrecer hasta llegar a valores mínimos.
Fundamentalmente me refiero a la satisfacción consumista.
Como pueden apreciar en el gráfico siguiente -donde la satisfacción está representada por la línea roja, el tiempo en el eje horizontal y el nivel de satisfacción en el vertical- el crecimiento, la meseta y posterior decrecimiento de la satisfacción en función del tiempo son suficientemente claros.


Debo reiterar que me refiero a la satisfacción de consumo, de acceso a las nuevas tecnologías y todo eso.
Las fases básicas serían: "novedad", "descubrimiento", "acostumbramiento", "buscando el pelo en la leche", "cotidianidad" y "¿ah, ésto? lo tengo hace un montón de tiempo"
Aclaro que no estoy hablando de satisfacción sexual, sobre todo a quienes insisten en ver una teta en lugar de la parábola invertida.
Bien, lo mejor será graficar con un ejemplo el tema.
Dejo a ustedes el ejercicio de determinar cuales son los puntos de inflexión que marcan los cambios de rumbo de la parábola.

1- Mi esposa me regaló un celular. Al rato descubrí que podía acceder con él a internet de una manera cómoda.
2 - Pude entrar a este blog y leerlo razonablemente bien.
3 - ¡Puedo leer los comentarios y sugerencias aún desde un colectivo!
4 - Incluso puedo leer el que es a mi modesto entender el mejor de los blogs humorísticos argentinos.
5 - ¿Cómo?, ¿tenía GPS?, ahora sí sabré con exactitud en qué barrio estoy perdido.
6 - Y sí, está bueno, pero cada vez que miro donde estoy, o es en mi casa, o en el trabajo o en el club. Y para eso no necesito GPS.
7 - Nadie me aclaró que no era gratis el acceso, ¿dónde lo decía?
8 - La semana que viene ayunamos para purgar las tripas y ahorrar plata para pagar la próxima boleta de telefonía.
9 - Che, al final esto es más lento que la compu.
10 - Si no tenés tiempo para acceder al blog desde la PC, ¿lo vas a hacer desde el teléfono?
11 - ¡Ah! ¿Te hacés el gracioso escribiendo boludeces sobre mi regalo en el blog? Listo, no te hagas problemas, de ahora en más no te compro ni un calzoncillo.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Para ir picando

Cómo hoy mi esposa se va a una cena, he reorganizado mi agenda para -sin presiones- actualizar todos los blogs a la noche.
Al menos creo que eso es lo que hacen los "padres solteros", actualizar blogs mientras su hija mira la televisión con cara de culo porque "quería ir al shopping, a tomar un helado o hacer cualquier cosa menos verte perdido adentro del monitor de la computadora" o algo parecido.
Por lo pronto, a modo de vermucito, les dejo algunas frases y/o/u aforismos para que puedan alimentar sus abnegadas almas:
"Para quien tiene metas claras, los problemas no son más que los granitos de pimienta en esta gran mortadela que es la vida"

"Dime con quien andas y ya verás"

"No es tan importante el dinero sino el tener en que gastarlo"

"Un trabajo muy bien pago no es trabajo"

lunes, 17 de noviembre de 2008

Algo que le pasó a otra persona que no soy yo, por supuesto que no soy yo, ¿queda claro, no?

Ayer le pasó algo estúpido a una persona conocida de un amigo del que le vende el diario los domingos a la chica que prepara milanesas en la carnicería donde compra huesos para el perro el asistente del peluquero que le arregla el cabello al tipo que los sábados le corta el pasto a la vecina del dueño del taller donde llevo a arreglar el auto.
O sea, no me pasó a mi, ¡cómo iba a pasarme a mi, si les digo le pasó a otra persona!
Ayer volvía -la otra persona- de jugar un partido de paddle con mi hermano -que casualmente conoce al individuo en cuestión, vaya a saber uno por qué no dije directamente "un conocido de mi hermano" en vez de explicarles por el camino largo las vueltas que da la vida y el mundo es un pañuelo y etcétera etcétera- la cuestión que el individuo volvía de jugar el partido y se tenía que tomar un colectivo
Tenía en su billetera una legión de monedas de 10 y 5 centavos que se le fueron acumulando porque ¿en qué gasta uno monedas de 5 centavos? y además un billete de 10 pesos.
El problema es que el colectivo sale 1,75 pesos y sólo acepta monedas o cospeles que en ese barrio son imposibles de conseguir.
Es vox populi que si uno pretende completar el importe del boleto con monedas de 10 y 5, antes de terminar seguro que se dislocan hombro, codo y muñeca de tanto probar que la máquina te tome las monedas porque los monederos de los colectivos te las rechazan, como que les da diarrea de cambio chico.
Entonces, la persona que nos ocupa pensó: "necesito conseguir 1 con 75 con monedas grandes". Pongamos: una de 1 peso, una de 50 centavos y otra de 25 o alguna combinación asó. Aunque sea, 7 monedas de 25 centavos venían bárbaro.
Pensó un poco más: "tengo sed, me compro una gaseosa en un kiosco y cambio algo, de última después entro en otro lado y compro otra cosa porque también tengo hambre".
Entró a un salón de ventas y vio una Coca Cola grande que salía 4,25, que no se la iba a terminar pero lo que le sobraba se lo llevaba en el bolso.
"¡Fantastico!", pensó, "pago con 10 pesos y me dan de vuelto como mínimo 75 centavos en monedas. Problema solucionado, a lo sumo después consigo un pesito más y listo".
Pagó con 10 pesos y el vendedor dijo: "¿no tenés los 25 centavos?".
El pibe dijo: "buenísimo, le doy los 25 centavos en monedas chicas y me saco algunas de todas estas que no las puedo usar en el colectivo y me terminan rompiendo los bolsillos".
Después de entregar los 25 centavos se dio cuenta del error: el vendedor le agradeció mucho mucho mucho y le dio de vuelto 3 billetes de 2 pesos.
El amigo de... hasta llegar al mecánico, salió puteándose por lo bajo, diciéndose que era un boludo (menos mal que se trataba de otra persona que sino yo estaría coloradísimo de la vergüenza).
Dijo: "la próxima no me joden, ya van a ver".
Entró a otro kiosco, unas cuadras después y vio un alfajor de 1,60.
Entonces calculó: "le doy 2 pesos y una moneda de 10 centavos, que seguro le sirve al kioskero, y me tiene que dar 50 ventavos de vuelto. Por lo menos me arrimo un poco". Ah, el alfajor era un Fantoche blanco triple, que estaba un poco húmedo, según me contaron.
El kioskero dijo: "Fantástico, dame los 10 centavos que me vienen bárbaro... eh... no, no, mejor tomá, no tengo monedas de 50." y le devolvió al cusifai su moneda de 10 centavos más cuatro idénticas de vuelto.
Conclusión: el anécdotario (es decir, el otario de la anécdota) salió del segundo kiosco comido y bebido, con más monedas chiquitas que las que tenía antes de empezar y en vez del billete de 10 pesos le quedaban dos de 2 pesos. Una ganga.
Cambiar esos dos billetes por monedas grandes y completar los 1,75 indispensables era poco menos que una tarea imposible.
Además, no es de hombres entrar a un kiosco, negocio o mercería a llorar e implorar que te den por favor cambio sin comprar nada a cambio, porque sabemos que los comerciantes te entregan a la vieja, a la novia y a la hermana pero jamás cambio en monedas.
Por suerte a este conocido de mis conocidos le quedaba su celular.
Llamó a su esposa.
Luego de exponer extraños argumentos, explicaciones y metáforas le dijo: "che, ¿no me pasarías a buscar con el auto?".

jueves, 13 de noviembre de 2008

¡Lo que nos faltaba!, ¡discriminado por futurista!

Estoy indignado.
No puedo menos que solidarizarme con Ismael Delponte, un arquitecto discriminado por su hiperrealista visión futurista de la arquitectura.
Sus pares no se cansan de agredirlo y ridiculizarlo, de tratar de bloquear sus proyectos, de frenar su ímpetu creador. No faltan los ingenieros, paisajistas y profesionales de la construcción que lo reconozcan por la calle y lo persigan cuadras y cuadras arrojándole piedras, salivazos, excrementos de perro u objetos personales, como monedas, llaves, celulares, maletines, zapatos o bicicletas.
Precisamente en esta situación nos encontrábamos mientras corríamos hace instantes, tapándonos la cabeza para no recibir en forma directa el impacto de algún objeto contundente. "Algunos se exceden con la violencia, se ensañan," -confiesa- "otros son más moderados: si ven sangre se detienen".
Conocí a Ismael en el restorán, gracias a un amigo en común.
Hoy accedí a acompañarlo porque quería mostrarme algo, para que entendiera su arte. Ya en camino, confesó que también me había invitado porque cuando va con otra persona la gente se confunde y a veces no sabe a cual de los dos apuntarle y se gana tiempo para huir.
"¿Por qué tanto odio a Ismael?", pregunta.
Él mismo se encarga de responderse: "porque soy popular, mi arquitectura es del pueblo. Sé qué es lo que se necesita y que va a necesitarse en el futuro. Es un don particular que sé aprovechar, pero los hipócritas de mis contemporáneos no lo ven así. Ellos prefieren el lujo, la tendencia, lo que les da dinero. Por eso los perjudica mi obra".
"Mis construcciones no son ni cara ni baratas," -continúa- "salen lo que tienen que salir. No son superfluas, y ahí está la diferencia. Yo pongo una luz cuando va una luz, no cuando quiero vender una lámpara de diseño. Soy anti-negocio y eso es malo para los que viven de eso, es decir, mis colegas".
Cuando me doy cuenta llegamos a una villa miseria. Al menos acá no hay
riesgos de arquitectos que puedan molestarlos y por eso se da el lujo de bajar la guardia.
Mientras se saca la pechera de kevlar me alcanza unas fotografías.
Parecen ser tomadas en este mismo asentamiento. Se lo comento.
"No, no es así. Por eso vinimos aquí, para que veas. Esas fotos fueron tomadas en 1962, en una instalación que efectué en un campo de La Pampa. La villa en donde estamos ahora no tiene más de un año", aclara.
Le dije que no entendía.
"Es obvio," -me dice sorprendido- " las villas miseria, tal cual las conocemos hoy en día, fueron conceptualmente diseñadas por mí hace más de 40 años. En aquel entonces, mi profundo conocimiento de la condición humana me hizo ver que estos asentamientos, dolorosos y hacinadores, no iban a tardar en llegar. Yo vi la evolución, pero mis colegas no lo quisieron ver así".
Le pregunté que fue lo que sucedió con la instalación de 1962.
"El gobierno la destrozó por la presión del Colegio de Arquitectos y jamás se le prestó difusión. Fui encarcelado, luego liberado para que las hordas de profesionales me cascoteara a gusto y luego vuelta a encerrar", relata conmovido.
"Me discriminan. Por ser un adelantado en el tiempo. Si te fijas bien" -me señala una foto- "pueden verse ahí antenas satelitales de televisión. Nadie en ese momento se preguntaba siquiera si era posible transmitir televisión satelitalmente y yo ya había previsto las antenas."
Ahí comprendí su pesar, su impotencia y su comprensible resentimiento.
"El año pasado presenté un proyecto de barrio. Muchos dicen que es abominable, que parece Europa en la postguerra. ¡Y sí! Así es como vamos a estar en unos veinte años más. Me gustaría encontrarlos entonces para reirme es sus caras, pero temo que mi edad actual no me permitirá vivir hasta esos años. Jamás veré mi visión cumplida."
Según sus propias palabras, también le negaron la posibilidad de exponer su obra y extraños accidentes se sucedieron hasta que la construcción se vio reducida a escombros, si bien el diseño original estaba constituido prácticamente por escombros.
"No hay un proyecto que me acepten, ni las viviendas intracloacales ni los extensos baldíos radiactivos, nada... pero llegarán, yo lo sé, el futuro llegará."
Odio es lo que me da, odio porque oscuros intereses no dejan fluir el espíritu innovador de este amigo de mi amigo.
Y nos fuimos, cabizbajos, molestos y disimulando, porque por la otra cuadra venía alguien que parecía ser arquitecto.

martes, 11 de noviembre de 2008

¿Cómo, el título del post no lo ponían ustedes?

-Hola, Nilda, bienvenida a nuestra casa. ¿Querés que vaya guardando las cosas?
-¿Qué cosas?
-¿Cómo?, ¿no trajiste nada?
-No, ¿por qué?
-Esteeee... ¿no trajiste la carne?
-No. ¿Había que traer carne?
-Y... sí. ¿Bebidas tampoco?
-No, no traje nada. Pensé que lo ponían ustedes.
-No, es que somos varias parejas y cada uno traía lo suyo. Pero no te preocupes, Nilda, igual va a alcanzar, creo. Andá yendo para el quincho así vas poniendo tus platos y cubiertos en el lugar que más te guste.
-Es que no traje vajilla. Pensé que acá había para todos.
-Eeeeeh... no, no, pero esperá. Ya lo arreglamos. Por algún lado debe haber algunos vasos y platos de plásticos. Pero pasá, querida, no te quedes ahí parada, che, pasá... ¿viniste sola o trajiste a alguien que te acompañe?
-¿Cómo?, ¿el acompañante no lo ponían ustedes?

(clic en la imagen para acceder a la nota completa en Perfil.com)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Máximas empíricas sobre la paternidad

El jueves envié un mail a un gran amigo, que en pocos días más va a estar en la misma situación en la que me encuentro yo: casado y con una hija.
No es que tenga una hija y vaya a casarse, sino que está casado y va a tener a su primer hijo, que en este caso será hija.
Una simple cuestión de distancias hace que me sea imposible regalarle por ahora algo más que no sea una ínfima parte de mi sabiduría empírica resultante de más de una década de experiencia como padre en una familia donde el 66% de sus componentes no tiene pito.
Vayan entonces estas simples pero infalibles máximas para él:
  1. La diferencia entre convivir con una sola mujer y pasar a hacerlo con el doble -como será tu caso- es tan amplia como pasar, cuando un accidente, de tener un 50% de posibilidades de fallecer a tener exactamente el doble de dicha posibilidad.
  2. Pasear a la bebé te brinda un extraño y reconfortante magnetismo con las mujeres. ¡Bien!
  3. Las esposas suelen detectar cuales son los motivos por los cuales uno pasea a la bebé. ¡Mal!
  4. "No podemos, la bebé está con fiebre/cólicos/ronchitas" será la frase de cabecera a la que siempre podrán apelar cuando con tu esposa quieran zafar de ir a ese lugar al que no tenían ganas de ir.
  5. Misteriosas fuerzas físicas harán que la cama matrimonial sea ahora más pequeña.
  6. Dormir parado con un bebé en brazos no sólo es posible, hallarás que las más de las veces puede ser la mejor opción.
  7. Nunca permitas que tu hija se acostumbre a dormir en tu cama. Al permitirlo estarías ganando algunas horas adicionales de sueño durante los primeros meses pero también dormirás incómodo durante varios años. Dejar que los bebés duerman en tu cama es como sacar un préstamo de $1000 a devolver en 500 cómodas cuotas de $200 cada una.
  8. Al principio quizás ocurra que la niña prefiera a su madre antes que a vos y eso te haga sentir disminuido, pero antes de la década de vida entrará a confrontar con la madre y a medida que se acerque la adolescencia se volverán -madre e hija- rivales virtuales. ¡Ellas comprarán tu apoyo a cualquier precio! La revancha llegará muy lentamente, pero es muy dulce. No sólo es esto experiencia propia, tambien lo dijeron en un documental sobre leones en el National Geographic.
  9. Nunca, pero nunca, cuando la nena sea grande y esté entre amigos, le cuentes a éstos sobre las épócas en que ella era capaz de arrancar las sujeciones de los pañales de un solo pedo cuando la lactancia materna le provocaba gases.
  10. Empezarás a entender a tus padres de una manera que asusta.
  11. Toda tu ropa, tarde o temprano, empezará a mancharse de rosa luego de alguno de los lavados.
  12. Descubrirás que no importa cuanto perfumes uses: por lo menos durante el próximo año tus hombros siempre olerán a leche cuajada.
  13. Inscribirse como voluntario del ejército para una misión humanitaria en Zimbawe es una mejor alternativa que hacerse cargo de los preparativos de los cumpleaños infantiles.
  14. Acostúmbrate a Barbie. No importa lo que hagas para evitarlo, ella estará al acecho como la prima fashion de Chucky.
  15. Nunca intentes ser el modelo de persona ideal para tu hija. Sólo lograrás que ella escoja -algún día- un novio basado en ese modelo. Piénsalo seriamente: ¿quién querría dos personas como vos en casa?
Espero que te sean de provecho.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Dos chiquitas

Uno: ¿cómo fue que me perdí de escribir algo sobre esta noticia en su momento?

Dos: siendo la historia de su vida alimento para el tan mentado "sueño americano", según la cual sin importar quien seas puedes llegar muy lejos, ¿cuánto piensan que tardará en aparecer en cartelera "Obama: la película"?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Y si no cumplo, que Dios y la Patria me lo demanden

Vamos a poner un poco de orden por acá.
No me hago ilusiones: no puedo volver esta semana. Fíjense la sutileza: es una aclaración que me hago a mi mismo.
A cambio me prometo postear el sábado -a última hora- y al menos tres posteos la semana que viene. De paso actualizaría los otros blogs.
Y además contestaré los comentarios atrasados (desde los dejados el 21 de octubre hasta los que pueda haber el sábado).
Trataremos de que el blog no parezca la sucia entrada de una casa abandonada en la cual tras la puerta se van juntando la tierra, los volantes de oferta y los sobres con impuestos.
¿Estás contento, Bug?
¿Ahora sí me vas a dejar terminar la semana tranquilo sin remordimientos tales como "que la responsabilidad bla bla bla" y la "obligación pe pe pe pe"?
¿Si?
Bueno, más te vale.
Esto de la doble personalidad no es moco de pavo.

Comentario descolocado: no creo que cambien mucho las cosas, pero el triunfo de Obama me ha alegrado un poco la mañana.