martes, 14 de octubre de 2008

Cuiqui

Como un inútil intento de compensar la falta de tiempo que tengo para dedicarle al blog posteando algo más corto, les dejo una pequeña lista de cosas que me causan auténtico pavor.
(Nota necesaria: si, ya sé, estoy corriendo el riesgo de que esto se vuelva medio intimista, que me pase de rosca confesando estupideces y que cuando me vean por la calle me señalen con el dedo y me griten "¡mirá!, ahí va el boludo que le pasó tal o cual cosa". Pero igual ya estoy jugado. Actualmente ya me señalan por la calle y me gritan cosas, sólo faltaba una excusa para atenuar los cargos de conciencia de los señaladores)
Cuando hablo de cosas que me provocan auténtico pavor, me refiero a situaciones en donde sabés que pueden venir, sabés que van a venir, te podés preparar, te sentís listo y ¡zas! te pasan y te cagás en las patas. Es así.
Y todas son bien sencillitas, pero... qué le vamos a hacer.
Las principales son:
  • "Estrenar" un sifón de soda es terrible. Cuando sale el primer chorro, salpicando todo y amenazando con arrancarte el vaso de la mano se me hiela la sangre.
  • Cuando estás en el baño y sabés que la puerta está trabada o cerrada con llave sabés que no puede entrar nadie. No obstante, si alguien hace el intento de abrir la puerta generalmente dejo la marca de las uñas en los azulejos.
  • Los instantes previos a reventar un globo con los dientes son una tortura digna del Vietcong.
  • La descarga de estática que me da el auto cada vez que bajo me inmoviliza por un microinstante, como si estuvieran por caerme 36.000 voltios encima.
  • Poner las empanadas en el aceite hirviendo me da la sensación de que todo está por entrar en erupción dentro de la sartén. Basta con que una gotita de aceite salte y diga "Buuuuuuu" para que continúe controlando la cocción desde la vereda de enfrente. Y eso que no les cuento nada de los globitos que se hacen en la clara de los huevos fritos.
  • Que me corra un grone bien grandote, a las puteadas, blandiendo una barreta de hierro en una mano reclamándome que le pague no se que cosa (cual es la cosa es irrelevante; lo relevante es ver que la barreta tiene manchas de sangre seca) también me da como un poco de cuiqui.
Huy, al final escribí bastante, che. Bueno, pero no cuenta: esto es terapia.

¿Cuántas de éstos miedos casi ancestrales comparto con ustedes?
¿Dé cuales me estoy olvidando?

6 comentarios:

  1. Todavía no sé cómo los directores de películas de terror no incorporan lo del chorro inicial de un sifón de soda.

    A mí particularmente me hace c--- en las patas escuchar algún ruidito de la cocina a la noche. Por más que depués te digas: "Debo haber puesto medio en el aire la cacerola sobre el escurridor".

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  2. Desde que el profesor termina de decir tu apellido hasta que se digna a decir la nota, sea buena o mala, son siglos que no terminan nunca, y que te terminan por bañar en sudor frío que es proporcionalmente tan frío como la dificultad de la materia en cuestión y la cantidad de horas dedicadas. Un suplicio.

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  3. Sin duda la de la estática del auto la comparto. Sobre todo porque sólo me pasa a mí, pues ninguno de mis familiares lo experimenta nunca; así que encima me lo tomo como algo personal.

    Y si es cuestión de confesar y hacer terapia... bueno... acá voy:

    -a haberme olvidado la llave adentro del auto cada vez que me bajo del mismo
    - a que se me borre algo que voy escribiendo, por más que esté pendiente todo el tiempo de darle "guardar"
    - a enchufar la tele del living, que siempre hace chispita
    -mientras voy en el taxi, a que no me alcance la plata para pagar el viaje, por más que siempre hago el mismo camino y ya sé cuanto me va a costar
    - a haberme fijado mal la hora en que entro a laburar y estar llegando tarde (aclaro que siempre tengo un horario de entrada diferente, según el espectáculo que haya)
    - a haberme confundido de día y estar llevando todos mis objetos para clown por ejemplo, cuando en realidad quizás tengo arte escénico

    - Bueno,,, verá que la lista es interminable y que se me va a hacer más largo que su post, así que voy terminando la sesión. Gracias por el diván.
    Saludos!

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  4. El 1, el 2 y el 5. La estática la sané atando una colita rutera, que existen pero no las hay.

    Agrego: desde que salgo del Banco hasta que entré a casa (sin extraños). Sobre todo porque sólo hice una consulta o retiré 20 pesos y temo defraudar al caco.

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  5. Me pasa cuando subo al colectivo con la cantidad de monedas justa (y todas de 10 centavos), temo que alguna se caiga, no pueda encontrarla o sea falsa, ésto haga enojar al colectivero y termine propinándome golpes hasta hacerme sangra.

    Con los ruidos soy re valiente.
    Incluso el Rober me manda a mí cuando siente algo raro...

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  6. Concuerdo mucho con ALE...

    También me da miedo cuando todo está tan calmo y me suena el teléfono.
    Por el ruido y poque casi siempre que todo está calmo son malas noticias.

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